El futuro

Nunca hemos vivido una campa?a tan larga. A lo largo de 2016, d¨ªa a d¨ªa se ha ido haciendo evidente que todo lo que ocurr¨ªa en la pol¨ªtica espa?ola iba dirigido a preparar la repetici¨®n de las elecciones. Sin embargo, en v¨ªsperas del 26-J, nadie parece interesado en mirar hacia adelante, ni en analizar las consecuencias del tan inesperado como abultado beneficio que la escalada de Unidos Podemos ha deparado al PP. Mientras medios, partidos y candidatos cargan con una agresividad pr¨¢cticamente un¨¢nime contra Iglesias, Rajoy parece un candidato de consenso. Cualquiera pensar¨ªa que de verdad hemos salido de la crisis, que en este pa¨ªs nadie sufre ya las consecuencias de los recortes y la austeridad, que las cifras de creaci¨®n de empleo de las que alardea el Gobierno son ciertas. El refr¨¢n que alaba lo malo conocido se ha convertido en el verdadero motor de una campa?a en la que nadie parece dispuesto a pararse a pensar qu¨¦ ocurrir¨¢ si, como parece casi inevitable, Rajoy repite en la Moncloa. Da la sensaci¨®n de que, en ese instante, los ca?ones que apuntan hoy hacia Iglesias se volver¨¢n contra ¨¦l. Despu¨¦s de haber facilitado su investidura, por activa o por pasiva, como ¨²ltimo remedio para impedir unas terceras elecciones, una oposici¨®n mayoritaria bloquear¨¢ al Gobierno para acortar la legislatura a un par de a?os, quiz¨¢s uno y medio. Las elecciones que vendr¨¢n despu¨¦s, aunque est¨¦n a la vuelta de la esquina, son las que ahora no le importan a nadie excepto a Unidos Podemos, una coalici¨®n muy joven, con candidatos muy j¨®venes, que tienen toda la vida por delante. Me pregunto si la hostilidad que padecen hoy ser¨¢ suficiente para evitar su ascenso al poder cuando caiga el futuro Gobierno de Rajoy. La verdad es que no lo creo.