La Europa que muri¨® defendiendo Jo Cox
La diputada brit¨¢nica asesinada el jueves no compart¨ªa la actitud de la UE respecto a los refugiados.
La Europa que muri¨® defendiendo Jo Cox, la diputada brit¨¢nica asesinada el jueves en West Yorkshire, no es probablemente la Europa por la que habr¨ªa votado en el refer¨¦ndum del pr¨®ximo d¨ªa 23. Cox no compart¨ªa la actitud de la UE respecto a los refugiados (fue una decidida activista en favor de los derechos de las personas que huyen de las guerras), ni estaba de acuerdo con que la Uni¨®n autorizara al Gobierno brit¨¢nico a discriminar a los ni?os inmigrantes a la hora de atribuirles beneficios fiscales. Seguramente estar¨ªa en profundo desacuerdo con el neoliberalismo que representa hoy el Consejo Europeo y abogar¨ªa por reglas de gobernanza que permitieran una mayor integraci¨®n, pero con m¨¢s normas de control democr¨¢tico y nuevas pol¨ªticas de convergencia y solidaridad.
Y sin embargo, con todas esas incertidumbres, con todas esas cr¨ªticas y ese profundo malestar, Jo Cox estaba haciendo campa?a, cuando la mataron, a favor de que Reino Unido permanezca en la UE. ?Cre¨ªa simplemente que el Brexit traer¨ªa m¨¢s problemas econ¨®micos a su pa¨ªs, o pensaba que no todo estaba perdido y que a¨²n era posible luchar contra la deriva actual de la Uni¨®n? ?Cre¨ªa que la UE es ya incompatible con pol¨ªticas de ra¨ªz socialista o, mejor dicho, socialdem¨®crata, o pensaba que merec¨ªa la pena luchar, porque ser¨ªa posible recuperar el sentido con el que naci¨® todo el proceso?
El debate ya no se plantea en los mismos t¨¦rminos que antes de las pol¨ªticas elegidas, e impuestas, por un sector ideol¨®gico de la Uni¨®n
La Uni¨®n Europea que Jo Cox ha muerto defendiendo es hoy una organizaci¨®n en grave crisis, a la que muchos europe¨ªstas les cuesta reconocer porque pone en duda el Estado de bienestar y el Estado de derecho. Imposible causar m¨¢s frustraci¨®n ni despertar m¨¢s pesimismo. El m¨¦todo intergubernamental, cada tratado un poco m¨¢s asentado, un poco m¨¢s extenso, un poco m¨¢s invasivo, ha provocado que la crisis econ¨®mica de 2008 se encarara de una manera determinada, inflexible e injusta, por un camino que ha abierto las puertas al renacer del nacionalismo y la xenofobia. El pacto al que se ha llegado con David Cameron para garantizar el fracaso del Brexit supone varios kil¨®metros m¨¢s en esa senda, al eliminar del frontispicio de la Uni¨®n Europea el principio de ¡°una uni¨®n cada vez m¨¢s estrecha¡±. La crisis ya no es s¨®lo econ¨®mica, sino claramente pol¨ªtica.
El debate ya no se plantea en los mismos t¨¦rminos que antes de las pol¨ªticas elegidas, e impuestas, por un sector ideol¨®gico de la Uni¨®n. Ya no basta con decir ¡°la mejor soluci¨®n es Europa¡±. Ahora la pregunta es ¡°?de qu¨¦ Europa hablamos?¡±. La pregunta que se hacen muchos ciudadanos es qu¨¦ sentido tiene todo el proyecto democr¨¢tico y europeo si los Gobiernos no tienen capacidad para hacer frente a los poderes que ponen en peligro la prosperidad de amplias capas de la poblaci¨®n y si no existe una gobernanza econ¨®mica europea que regule la globalizaci¨®n y afronte esos problemas desde la perspectiva del crecimiento, pero tambi¨¦n de la prosperidad solidaria y la convergencia entre pa¨ªses.
Aun as¨ª, insistamos, Jo Cox acababa de salir de un acto defendiendo la necesidad de no renunciar a la Uni¨®n. Los futuros posibles se pueden elegir, escribi¨® Tony Judt. ¡°Hay varios futuros posibles, seg¨²n el tipo de pol¨ªticas y de instituciones que elijamos¡±, insiste Thomas Piketty. Se pueden hacer muchas cosas en Europa para salir de la situaci¨®n actual y para frenar el miedo que se extiende por el continente y que es parte del hocico de la bestia. Existen los datos y los distintos caminos, democr¨¢ticos y factibles. Pero se trata de una pelea. Jo Cox, una diputada laborista, una representante pol¨ªtica, la estaba dando a favor de esa otra Europa que cre¨ªa posible, no la de David Cameron.
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