Impuestos, el enemigo p¨²blico n¨²mero uno
El pa¨ªs no est¨¢ para bajar tributos; necesita una recaudaci¨®n firme que no est¨¦ ligada a burbujas coyunturales

La martingala ¡°vamos a bajar impuestos¡± es la santer¨ªa de moda en los partidos que se autodenominan centristas y con vocaci¨®n de gobernar. Pocas beater¨ªas son tan perniciosas para la econom¨ªa como esta confianza inmotivada en que la rebaja de tributos va a reactivar la econom¨ªa (se necesita bastante m¨¢s inyecci¨®n de dinero en el bolsillo de los espa?oles que el que puede aportar una rebaja del IRPF). La afirmaci¨®n de que ¡°donde mejor est¨¢ el dinero es en el bolsillo de los espa?oles¡±, inventada por un Aznar convertido en creyente de a pie de la econom¨ªa vud¨², no pasa de chascarrillo de bar. El PP descubri¨® que ¡°bajar impuestos¡± daba r¨¦dito electoral y all¨¢ que se ha encaminado el sedicente centrismo sin mirar antecedentes, consecuentes, beneficiarios o v¨ªctimas. Cualquier disparate puede cambiarse por un voto m¨¢s.
El pa¨ªs no est¨¢ para bajar impuestos, sino para todo lo contrario; necesita una recaudaci¨®n s¨®lida que no est¨¦ miserablemente anclada en la recaudaci¨®n de tributos ligados a las burbujas coyunturales (como la inmobiliaria). Un pol¨ªtico cabal tendr¨ªa al menos la elegancia de argumentar por qu¨¦ y para qu¨¦ quiere bajar los tributos y cuantificar la rebaja; pero aqu¨ª no se ha producido tal explicaci¨®n, salvo las generalidades de rigor (mortis). Porque aunque se relacione una eventual rebaja impositiva con la evoluci¨®n favorable de la econom¨ªa, la condici¨®n inicial para definir la fiscalidad de un pa¨ªs desde el Estado es proponer que per¨ªmetro de gasto (educaci¨®n, sanidad, seguridad, desempleo y, con el tiempo, pensiones) se quiere financiar con dinero p¨²blico. Silencio. Concepci¨®n del Estado, cero. Se prefieren las promesas simples y ciegas, directas al bolsillo del votante. Como para el patriarca del Tea Party, Ron Paul, los impuestos son el enemigo p¨²blico n¨²mero uno.
Divierte en todo caso la majeza de Luis de Guindos. Al gobierno le importa un bledo que Espa?a haya incumplido el objetivo de d¨¦ficit, que est¨¦ en cantares en Bruselas porque baj¨® los impuestos con el d¨¦ficit fuera de control, que ronde una sanci¨®n en el aire del Ecofin o que la credibilidad econ¨®mica del pa¨ªs est¨¦ bajo m¨ªnimos (desprestigio que, por cierto, tambi¨¦n cuesta dinero). Ah¨ª est¨¢ Guindos, por plazas y portales, proclamando que bajar¨¢ los impuestos llueva o truene. Tiene el ministro temple de jugador: When in trouble, double, (¡°cuando tengas dificultades, dobla la apuesta¡±) dice el axioma del inversor en bolsa. Cuanto m¨¢s elevado sea el d¨¦ficit, m¨¢s bajos tienen que ser los impuestos. En Bruselas no salen de su asombro; ni saldr¨¢n.
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