¡°Los ni?os duermen menos y eso influye en el aumento de la obesidad¡±
Luis Alberto Moreno Aznar, catedr¨¢tico de la Universidad de Zaragoza, es uno de los principales expertos espa?oles en obesidad infantil
Los cambios sociales y econ¨®micos de las ¨²ltimas d¨¦cadas acercaron a Espa?a a los pa¨ªses europeos m¨¢s avanzados y, con esos cambios, los estilos de vida se transformaron. Este progreso tuvo algunos efectos secundarios, y uno de ellos fue el aumento de la obesidad infantil. ¡°Yo empec¨¦ a trabajar en los a?os 80 y en el 84 hice el primer estudio epidemiol¨®gico sobre obesidad infantil. Entonces, alrededor del 5% ten¨ªa obesidad. En el a?o 2000 la sufren m¨¢s del 25%¡±. La explicaci¨®n la da Luis Alberto Moreno Aznar, catedr¨¢tico de la Universidad de Zaragoza que acaba de recibir el premio Fundaci¨®n Lilly de Investigaci¨®n Biom¨¦dica 2016 por su contribuci¨®n al conocimiento de las causas de la obesidad infantil y al dise?o de estrategias para su prevenci¨®n y control.
El investigador lleva d¨¦cadas trabajando para comprender qu¨¦ hay detr¨¢s de este importante problema sanitario. Por un lado, habla de factores gen¨¦ticos. ¡°Se sabe que el 60% del exceso de grasa corporal depende de factores relacionados con la herencia¡±, se?ala. Despu¨¦s, se pueden buscar culpables en una alimentaci¨®n excesiva o en el sedentarismo. Moreno Aznar ha calculado que el nivel de actividad f¨ªsica ¨®ptimo para evitar la acumulaci¨®n de grasa en adolescentes es de 60 minutos al d¨ªa. Y tambi¨¦n se han de tener en cuenta factores menos evidentes, como la falta de sue?o, que tambi¨¦n contribuye en la acumulaci¨®n de grasa.
Pregunta. ?Los ni?os duermen menos que hace a?os?
Respuesta. S¨ª, duermen menos, y eso influye en la obesidad.
Las prote¨ªnas, en los ni?os, son uno de los nutrientes que fomenta la obesidad, pero una dieta ligeramente hiperproteica se recomienda contra la obesidad en adultos
P. ?Hay alg¨²n mecanismo que explique por qu¨¦ la falta de sue?o afecta a la obesidad?
R. Se sabe que algunas hormonas tienen ritmos circadianos. Por ejemplo, sucede con la hormona de crecimiento, que es una hormona anabolizante no necesariamente relacionada con la obesidad, pero podr¨ªa pasar con otras hormonas que s¨ª lo est¨¢n, se produce durante el sue?o y sobre todo durante algunas fases del sue?o. Eso significa que una alteraci¨®n del sue?o puede significar un desequilibrio en los ritmos de las hormonas a lo largo del d¨ªa.
Tambi¨¦n puede suceder que, al dormir poco, el ni?o se va a despertar con poco tiempo para desayunar, va a estar m¨¢s cansado y eso va a condicionar otros comportamientos a lo largo del d¨ªa. Como nuestra l¨ªnea de investigaci¨®n va en la l¨ªnea de incidir en los comportamientos, ah¨ª es donde tenemos que trabajar.
P. ?Hay alguna explicaci¨®n general para este incremento de la obesidad infantil?
R. El incremento se ha producido en paralelo al cambio de la sociedad. Muchos de los cambios sociales fomentan el consumo de alimentos porque hay m¨¢s disponibilidad, y porque muchos tienen una densidad de calor¨ªas muy alta, son baratos y muy apetitosos. Adem¨¢s hay un descenso de la actividad. Antes los ni?os sal¨ªan a la calle, o jugaban en sitios cercanos con los vecinos. Ahora por distintas razones, entre ellas la seguridad, eso no es factible.
P. ?Las calles son ahora menos seguras?
R. No solo es inseguridad por violencia. Hay m¨¢s coches. Y es m¨¢s barato y m¨¢s sencillo ver la televisi¨®n o jugar con una videoconsola.
En M¨¦xico saben que la diabetes de tipo dos asociada a la obesidad es tan frecuente que el sistema sanitario no va a ser capaz de dar respuesta a tantos casos
P. ?Se est¨¢ haciendo algo para solucionarlo?
R. Hasta hace unos a?os la tendencia era la que hemos comentado, pero por el aumento de la obesidad y las reflexiones que estamos haciendo, estamos viendo cambios. Hasta hace una d¨¦cada no hab¨ªa carriles de bicicleta en ninguna ciudad. Ahora depende de ayuntamientos, pero todos tienen una cierta red. A m¨ª me da mucho gusto ver a chavales de 14 o 15 a?os que van con sus bicicletas al colegio. Est¨¢n reproduciendo de otra manera patrones que ten¨ªamos antes, y eso est¨¢ contribuyendo a que la obesidad se haya estabilizado en los ¨²ltimos a?os y, potencialmente, pueda empezar a disminuir. Las estrategias que mejor funcionan son las que se aplican en colaboraci¨®n con los ayuntamientos, localmente.
P. ?Para combatir la obesidad es mejor centrarse en los h¨¢bitos saludables o en comprender la biolog¨ªa?
R. Las dos cosas son complementarias. Hay un 5% de los pacientes que son obesos por cuestiones monog¨¦nicas. Eso habr¨¢ que tratarlo porque, aunque son pocos, es importante. Del resto, se debe a causas multifactoriales. El 60% es el componente gen¨¦tico y somos capaces de entender el 4%. Cuando entendamos todo, c¨®mo se relacionan esas influencias y si eso se relaciona con el medio ambiente -tenemos ya resultados que muestran que s¨ª- va a ser m¨¢s f¨¢cil hacer programas para reducir la obesidad.
Sobre la investigaci¨®n b¨¢sica, hemos observado que el hecho de que un ni?o reciba la leche de su madre, alimentado al pecho los primeros meses, puede influir en que un gen se manifieste despu¨¦s o no. Otro ejemplo es otro polimorfismo de otro gen que causa obesidad y se puede contrarrestar con actividad f¨ªsica.
Yo lo ¨²nico que he cambiado ¨²ltimamente de mi pauta habitual es que he dejado de tomar leche semidesnatada y tomo leche entera
P. ?Qu¨¦ relevancia tiene el control de la industria alimentaria en la reducci¨®n de la obesidad?
R. La industria alimentaria es necesaria, como cualquier otra industria. Y¨¦ndonos al otro lado de la balanza energ¨¦tica, pensando que tenemos que ser m¨¢s activos, podr¨ªamos pensar que es necesario controlar la industria del autom¨®vil para utilizar menos el coche y movernos m¨¢s. Digo eso para relativizar. Dicho esto, lo m¨¢s adecuado es trabajar juntos. Que se informe bien de lo que estamos comiendo, que no se haga ¨¦nfasis en la publicidad de alimentos especialmente energ¨¦ticos en los ni?os, y tambi¨¦n en mejorar las caracter¨ªsticas de los productos que estamos consumiendo. Muchos de los programas los centramos en entornos de menor capacidad econ¨®mica que se ven m¨¢s afectados por estas comidas apetecibles, baratas y poco saludables.
P. Tambi¨¦n hacen an¨¢lisis del coste que tiene no intervenir contra la obesidad
R. Sabemos que los ni?os obesos tienen problemas de autoestima, tendencia a la depresi¨®n, problemas ortop¨¦dicos y endocrinometab¨®licos, desde hipertensi¨®n arterial hasta resistencia a la insulina o intolerancia a la glucosa. Estos problemas llevan a que d¨¦cadas despu¨¦s tengan enfermedades serias como la diabetes de tipo dos. En todos los estudios que hacemos evaluamos el coste de los programas de intervenci¨®n y la eficacia que eso tiene. Utilizando modelos matem¨¢ticos y econ¨®micos se ve que los beneficios que se obtienen cuando se considera el ciclo vital justifica el gasto de la intervenci¨®n. Por poner un ejemplo, en M¨¦xico saben que la diabetes de tipo dos asociada a la obesidad es tan frecuente que el sistema sanitario no va a ser capaz de dar respuesta a tantos casos.
P. ?Est¨¢n bien informados los espa?oles sobre estos temas?
R. En los colegios hay que educar, pero la educaci¨®n de los adolescentes espa?oles es bastante buena. Ellos saben lo que es bueno y menos bueno, pero muchas veces les falta tener esa perspectiva de comer fruta y verdura porque saben que est¨¢n sanos y ven como ciencia ficci¨®n llegar a ser mayor.
En las familias estamos encontrando m¨¢s dificultades. Ahora trabajan padre y madre y cuando intentamos hacer actividades con los padres tenemos muy poco ¨¦xito porque est¨¢n muy ocupados y tienen poco tiempo. Debemos investigar c¨®mo llegar a los padres con mayor intensidad para intentar que mejoren sus h¨¢bitos de vida.
O¨ªmos muchas cosas, pero no hay cambios dram¨¢ticos. Las recomendaciones sobre alimentaci¨®n se mantienen
P. ?Se dedican los recursos econ¨®micos necesarios a los planes para combatir la obesidad?
R. Hay una estrategia desde 2004 muy bien planteada sobre el papel, pero no se le han dedicado los recursos necesarios.
P. La ciencia sobre lo que provoca la obesidad, ?ha cambiado mucho? Antes el gran enemigo era la grasa y ahora parece que es el az¨²car o incluso muchos hidratos de carbono.
R. Yo no cambiar¨ªa mis h¨¢bitos por solo una investigaci¨®n, pero si hay m¨¢s datos que llegan de una l¨ªnea y hay una masa cr¨ªtica de evidencia, puede haber llegado el momento de cambiar.
Hemos visto que la grasa no es tan mala en cuanto al riesgo cardiovascular, aunque un gramo de grasa aporta nueve kilocalor¨ªas y un gramo de az¨²car aporta cuatro. Lo que pasa es que hay distintos tipos de grasas. La grasa de la leche es buena, pero el nutriente que m¨¢s sacia son las prote¨ªnas, que suelen ir unidas a grasas en los alimentos. O¨ªmos muchas cosas, pero no hay cambios dram¨¢ticos. Las recomendaciones se mantienen bastante. Yo lo ¨²nico que he cambiado ¨²ltimamente de mi pauta habitual es que he dejado de tomar leche semidesnatada y tomo leche entera, porque parece que hay grasas en los l¨¢cteos que son positivas. Pero en lo dem¨¢s seguimos muy parecido que hace a?os. Los riesgos del az¨²car ya se conoc¨ªan hace tiempo.
Adem¨¢s, en el caso de las prote¨ªnas, en los ni?os, en los primeros meses de vida, son uno de los nutrientes que fomenta la obesidad, pero una dieta ligeramente hiperproteica es la que ahora se recomienda en el tratamiento de la obesidad en adultos. Lo que vale para una cosa no necesariamente vale para otra.
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