Llega la liberaci¨®n: adi¨®s a preparar la merienda
Calcular las combinaciones saludables de almuerzo-comida-merienda-cena de mis reto?os es m¨¢s complicado que demostrar el teorema de Fermat
Una de las cosas que m¨¢s agradezco de las vacaciones es el fin de la merienda. No es que los ni?os dejen de merendar, que algunas tardes parece que tienen la tenia, sino que se acab¨® la merienda institucionalizada y obligatoria, lo de preparar algo para llevar todas y cada una de las tardes a la salida del colegio. Cuando digo preparar, no me refiero s¨®lo a sacar la rebanada de pan del paquete y meterle la loncha de jam¨®n york o untarla de Nocilla (todo por triplicado), que eso es lo f¨¢cil, sino a pensar.
?Qu¨¦ han llevado para almorzar en el recreo? ?Han comido carne y fruta? ?O pescado y l¨¢cteo? Calcular las combinaciones y permutaciones de almuerzo-comida-merienda-previsi¨®n-de-cena para equilibrar la pir¨¢mide alimenticia de mis reto?os me resulta tan complicado como tratar de resolver el teorema de Fermat. As¨ª que cuando mi cerebro empieza a echar humo, abro la estanter¨ªa y agarro el... shhhhhh, que no me oiga nadie... bollo industrial (ay, entre esto y la confesi¨®n de que les doy fruta como castigo, me van a dar una menci¨®n honor¨ªfica en el Club de Malasmadres).
Esto de las cinco comidas diarias, que cre¨ªa cosa de los nutricionistas modernos, veo, por una peque?a encuesta informal entre varias (dos) compa?eras que ya exist¨ªa en nuestra infancia. Vamos, que ellas crecieron con un bocadill¨ªn a media ma?ana y un bocata de algo salado a media tarde. As¨ª que concluyo que mi madre no me daba de merendar porque no era costumbre en Taiwan. Tambi¨¦n es lo que tiene comer siempre con arroz, que no se puede hacer bocadillos con las sobras. M¨¢s tarde, cuando estaba ya en el antiguo BUP, s¨ª recuerdo que nos compr¨¢bamos unas macropalmeras de chocolate en la cantina del cole durante los recreos. Sano no deb¨ªa ser, pero nos sab¨ªan a gloria.
Lo que s¨ª creo que es m¨¢s de ahora es que en los colegios te den, entre las instrucciones de comienzo de curso, las pautas, y en algunos casos, hasta un calendario, con lo que se debe llevar cada d¨ªa para el recreo. En plan "lunes, fruta; martes, bocadillo; mi¨¦rcoles, l¨¢cteo; jueves, zumo; viernes, boller¨ªa casera", lo que te quita quebraderos de cabeza aunque tambi¨¦n libertad. Otras familias, que son muy organizadas, hacen bocadillos para toda la semana y los congelan, pero yo prefiero la emoci¨®n del d¨ªa a d¨ªa.
As¨ª que el verano y el fin de las clases llegan como una liberaci¨®n, casi m¨¢s que soltarse el sujetador o la faja. ?Que ten¨¦is hambre? Pues coged algo del armario, el frutero o la nevera. ?Que no? Pues cuando os entre. Y no debo ser la ¨²nica, porque por la urbanizaci¨®n abundan los ni?os con bolsas de gusanitos, flashes y helados, mucho m¨¢s que en el resto del a?o.
A cambio, llega la esclavitud de hacer la comida todos los d¨ªas. Lo que pagar¨ªa por tener comedor escolar todo el a?o...
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