Bohemia
'La Boh¨¨me' no habla del Par¨ªs del siglo XIX, sino de nosotros. De los que ¨¦ramos en la edad pre-facturas. Alguna vez, para todos, la vida fue un Par¨ªs de buhardillas
Un d¨ªa, sin darnos cuenta, lleg¨® el dinero. Y nuestra existencia se convirti¨® en una larga factura por pagar. Cada mes, la hipoteca le da un mordisco de tibur¨®n a nuestra cuenta de ahorros. Luego viene la ropa de los hijos, que cambian de talla cada dos d¨ªas. Por no hablar del seguro m¨¦dico, que no cubre los aparatos dentales del ni?o. ?Y todav¨ªa no hemos comido! Pero alguna vez, la vida fue diferente.
La semana pasada se estren¨® en el Liceo de Barcelona La Boh¨¨me de Puccini. Sus personajes son artistas muertos de hambre que ocupan una buhardilla en el Par¨ªs del siglo XIX. La historia es su d¨ªa a d¨ªa. El fr¨ªo que pasan. Los bares que frecuentan. Las novias que se echan (que siempre son las equivocadas, porque las correctas no estar¨ªan con ellos).
La Boh¨¨me, sin embargo, no habla del Par¨ªs del siglo XIX, sino de nosotros. De los que ¨¦ramos en la edad pre-facturas. Porque alguna vez, para todos, la vida fue un Par¨ªs de buhardillas. Y pasamos los d¨ªas escribiendo libros que nadie leer¨ªa y pintando cuadros que nadie ver¨ªa, seguros de que eran maravillosos y cambiar¨ªan el mundo. Y pasamos las noches enamor¨¢ndonos hasta la m¨¦dula de gente que olvidar¨ªamos al d¨ªa siguiente. No nos hac¨ªa falta pagar los pr¨¦stamos: nadie en su sano juicio nos prestaba nada.
La cumbre dram¨¢tica de La Boh¨¨me es la tisis de la costurera Mim¨ª. Cuando Rodolfo llora la agon¨ªa de su amada, lloramos nosotros con ¨¦l. No queremos que Mim¨ª muera, porque con ella se ir¨ªa un pedazo de nosotros que a¨²n, a pesar de los n¨²meros de cuenta y los recibos por pagar, sigue vivo.
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