Mujeres de ?frica
Por Ken Bugul (*)
En ?frica, muchas de las sociedades tradicionales eran de tipo matriarcal. Con la llegada de las invasiones extranjeras, tales como las religiones monote¨ªstas (en particular el Islam y el Cristianismo), la trata negrera y la colonizaci¨®n, el continente vivi¨® grandes convulsiones. ?frica, sobre todo la zona subsahariana, fue despose¨ªda de sus creencias, vaciada de su potencial humano y, con el periodo colonial, sus recursos naturales fueron explotados. Estos sucesos tr¨¢gicos han desestabilizado culturalmente a los africanos y desestructurado a las sociedades tradicionales de manera violenta, tanto desde el punto de vista f¨ªsico como psicol¨®gico. Estos comportamientos inhumanos se realizaban en gran parte con el pretexto de misiones civilizadoras y salvadoras.
En las sociedades tradicionales, las mujeres eran el pilar de la familia y el impulso de la vida socioecon¨®mica: las encargadas de la educaci¨®n, la comida, la vestimenta as¨ª como de la transmisi¨®n de los valores socioculturales. Fueron tambi¨¦n reinas influyentes, guerreras temibles y feroces resistentes a la esclavitud y a la presencia colonial. La mujer estaba implicada en la toma de decisiones que ten¨ªa que ver con la comunidad en general, y la familia.
Luego, en esa otra ?frica desestabilizada y desestructurada por las distintas invasiones occidentales y orientales, la mujer se convirti¨® en un personaje de segundo plano. Sin embargo, desde los movimientos de resistencia a las invasiones hasta las luchas por las independencias, han jugado un papel importante aunque la historia escrita por los vencedores no las ha mencionado y los vencidos no han hablado de estas hero¨ªnas como es debido.
Hoy en d¨ªa, con el acceso a la educaci¨®n, el desarrollo de los medios de comunicaci¨®n, el fracaso de los pol¨ªticos, las mujeres vuelven a recuperar poco a poco su lugar. En el a?o 1975, con la declaraci¨®n del A?o Internacional de la mujer, la Conferencia de M¨¦xico y m¨¢s tarde la de Pek¨ªn, donde fue notable la fuerte presencia de las mujeres africanas, el desarrollo de las asociaciones femeninas y feministas, la lucha por sus derechos les ofrecieron las oportunidades necesarias para su r¨¢pida emancipaci¨®n socioecon¨®mica, que era su prioridad. No fue el caso de las mujeres de otros pa¨ªses cuyos objetivos de emancipaci¨®n eran distintos. Sin embargo, el fen¨®meno m¨¢s importante que permiti¨® a las mujeres recuperar su lugar en la sociedad fue econ¨®mico. En los a?os ochenta, los problemas econ¨®micos que surgieron a ra¨ªz de la mala gesti¨®n pusieron a muchos pa¨ªses de rodillas, s¨®lo veinte a?os despu¨¦s de las independencias.
Los programas de ajustes estructurales brutales fueron impuestos a ?frica por el FMI y el Banco Mundial. Los hombres ¡°de corbata¡± que ocupaban la mayor¨ªa de los empleos fueron apartados con despidos masivos as¨ª como salidas voluntarias catastr¨®ficas. Las mujeres recobraron instintivamente su papel tradicional de madres nodrizas y de garantes de los valores esenciales. En los despachos, los mercados, los campos, en el comercio, en la emigraci¨®n, las mujeres hicieron frente a los retos por su compromiso y su determinaci¨®n, garantizando la supervivencia. La independencia econ¨®mica permiti¨® a muchas mujeres volver a ser lo que eran en las sociedades tradicionales. Con la educaci¨®n, la evoluci¨®n de las mentalidades, el desarrollo de los medios de comunicaci¨®n, el acervo de las luchas por el acceso al cr¨¦dito, el acceso a la propiedad, el respeto de sus derechos fundamentales, las mujeres africanas, en cualquier nivel que sea, representan el impulso socioecon¨®mico del continente africano.
En los pa¨ªses del Golfo de Guinea, las mujeres comerciantes llamadas Nana Benz en Ghana, Mama Benz en Togo, Alaja en Ben¨ªn, mantienen una gran parte del negocio internacional en esos pa¨ªses. Ellas est¨¢n presentes en el sindicalismo y en la pol¨ªtica. Con los esfuerzos de sensibilizaci¨®n sobre el control de su fecundidad, la mejora de sus condiciones de vida y de trabajo en el medio urbano y rural, toman cada m¨¢s conciencia del papel que tienen que jugar en el desarrollo socioecon¨®mico de sus pa¨ªses.
Queda mucho por hacer en cuanto a la educaci¨®n, que es el arma esencial contra la ignorancia, la explotaci¨®n y las pr¨¢cticas degradantes como los matrimonios precoces, las mutilaciones genitales que a¨²n subsisten a pesar de la lucha de las mujeres mismas as¨ª como todas las disposiciones legales tomadas por la mayor¨ªa de los estados. Aun persisten muchos obst¨¢culos inconscientemente sexistas que les impiden acceder plenamente a los ¨®rganos directivos y de decisi¨®n. Son a menudo manipuladas y utilizadas por los pol¨ªticos para la movilizaci¨®n del electorado como madres, hijas, esposas, hermanas y por su influencia en la comunidad. En cuanto a la creatividad y la creaci¨®n, la artesan¨ªa siempre ha sido su territorio. Hoy en d¨ªa est¨¢n presentes tambi¨¦n en los campos de las artes pl¨¢sticas, la creaci¨®n literaria, el cine, el teatro. Hay muchas escritoras, artistas pl¨¢sticas, directoras de cine. En la m¨²sica son las embajadoras del continente, revalorizan las m¨²sicas tradicionales, adapt¨¢ndolas a los instrumentos contempor¨¢neos. Muchas son conocidas y reconocidas mundialmente. Hay hoy en ?frica jefas de estado, primeras ministras, ministras de asuntos exteriores, ministras de econom¨ªa y finanzas, etc. Hay incluso gobiernos m¨¢s paritarios que en Occidente... Ellas est¨¢n presentes en todos los oficios, aunque no se haya alcanzado la paridad todav¨ªa ?Pero la lucha continua!
Mientras tanto, en Occidente y en otros lugares, las im¨¢genes sobre el ?frica subsahariana y principalmente sobre las mujeres africanas siguen siendo discriminatorias, reducido todo a lo negativo: im¨¢genes de guerras y de refugiados, im¨¢genes de hambrunas y de enfermedades, de inmigraci¨®n clandestina, im¨¢genes degradantes que para nada reflejan toda la realidad del d¨ªa a d¨ªa. Y, esa mala imagen de ?frica suscita, por aqu¨ª y por all¨¢, el desprecio de unos, el paternalismo de otros, la pena de algunos, la compasi¨®n de otros y sobre todo el racismo.
Sin embargo hay esperanza. A pesar de la explotaci¨®n de los recursos por las grandes potencias extranjeras y el control de su econom¨ªa por las multinacionales, ?frica aun posee recursos importantes y de primera necesidad en su subsuelo. Las poblaciones no disfrutan de esas riquezas y todos los conflictos conocidos en el continente s¨®lo ocurren en los pa¨ªses que poseen esas riquezas tan codiciadas. Es inevitable que las relaciones de fuerza cambien en el futuro. Los dirigentes del futuro se est¨¢n formando con el aumento y el poder de los movimientos ciudadanos, en los que las mujeres son numerosas y se implican, luchan por una mejor justicia social, para una democracia real, por un mejor equilibrio en el reparto del poder.
Y, como se suele decir: ladran, luego cabalgamos. Porque mientras los dem¨¢s est¨¢n con los estereotipos, los lugares comunes y las im¨¢genes de archivos, las africanas est¨¢n trastocando los prejuicios, haciendo progresar a ?frica. Y eso hace presagiar un futuro mejor. Mientras esperan de los campos a las puertas del poder, las africanas garantizan la vida y la supervivencia y su papel importante empieza a ser reconocido, aunque falte ponerlo en valor y capitalizarlo.
Hay que se?alar que las sociedades africanas tambi¨¦n padecen los efectos de las mutaciones por las que atraviesan las sociedades contempor¨¢neas, como en cualquier otro lugar. Hay muchos divorcios, hay cada vez m¨¢s madres solteras que lo asumen plenamente, cada vez m¨¢s mujeres cabezas de familia responsables. Ellas se casan cada vez m¨¢s tarde, dando as¨ª prioridad a su carera y emancipaci¨®n tanto econ¨®mica como individual. Ante cada desaf¨ªo humano, una mujer se implica con determinaci¨®n y la africana no se queda atr¨¢s. As¨ª, a pesar de todos los pesares, ??frica se mueve y son las africanas las que la mueven!
(*) Ken Bugul, "la que nadie quiere", es el seud¨®nimo de Mari¨¨tou Mbaye Bil¨¦oma, novelista senegalesa autora de obras como El baobab que enloqueci¨®, en las que usando la autobiograf¨ªa explora los dilemas de las mujeres en la di¨¢spora senegalesa y la herencia colonial. Prol¨ªfica y muy respetada, es considerada una de las grandes escritoras africanas cl¨¢sicas y contempor¨¢neas.
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