¡®Ratatouille¡¯ | El pur¨¦ infinito
Esos meses en los que, m¨ªnimo tres veces al d¨ªa, nos exponemos a mancharnos y a cortarnos mientras pelamos frutas y verduras, cocemos y trituramos
Generalizando a lo bestia, la alimentaci¨®n de nuestras criaturas tiene tres fases: TETA (que en principio no hay que lavar ni hervir, y mi mujer ya se encarga), INTEGRACI?N VITAL (donde el beb¨¦ ya come lo mismo que nosotros, y a veces hasta coles de Bruselas, que ya es tener valor o ser inconsciente) y una etapa intermedia muy laboriosa: EL PUR?.
Todos sabemos que en el s¨²per o en la tienda bio/eco/supersana del barrio, hay potitos de pur¨¦ preparado con todas las vitaminas necesarias. Todas...menos una: el amor paternal. Por mucha esferificaci¨®n y estrella Michel¨ªn que tengan nuestros cocineros m¨¢s exitosos, eso no se puede destilar y envasar. O al menos, eso piensa un primerizo los meses en los que, m¨ªnimo tres veces al d¨ªa (comida, frutita de la tarde y cena), se expone a mancharse y a cortarse mientras pela frutas y verduras, cuece y tritura.
El amor no s¨®lo se demuestra en tiempo, porque cocinar todo eso -y luego lavarlo al momento, que si no, el pur¨¦ se solidifica y se queda en plan okupa- te lleva hora y pico por lo menos. Tambi¨¦n est¨¢ en renunciar a los h¨¢bitos gordacos. Muchos cocinar¨ªamos m¨¢s alegres si tres veces al d¨ªa tuvi¨¦ramos que preparar chistorra, patatas fritas y hamburguesa con queso, y pudi¨¦ramos ir picando mientras lo vamos friendo.
A veces, el entusiasmo decae un poco y buscas atajos. Haces m¨¢s pur¨¦ de golpe y...oh, spoiler, lo metes en la nevera para la noche. Con un poco de microondas est¨¢ calentito y la criatura no se queja. (Da igual que a¨²n no hable, cuando mi hija se enfada por algo se nota).
Y si lo congelas dura para otros d¨ªas.
Y s¨ª, tambi¨¦n le hemos dado potitos, para que ya est¨¦ inmunizada por si nos quedamos encerrados en un ascensor a su hora de comer.
Hay una parte oscura de todo este proceso culinario. ?Qui¨¦n se ocupa del beb¨¦ durante todo este rato, si est¨¢s t¨² solo con ¨¦l? Pelar verduras se puede hacer en el comedor o en el cuarto donde juega, pero no me puedo llevar los fogones a otra habitaci¨®n. As¨ª que me toca llevar la ni?a hasta la puerta de la cocina, para echarle un ojo al tiempo que el otro ojo vigila que no me corte un dedo.
Puede que sea por culpa de Masterchef Junior, pero a mi hija le gusta ayudarme. A su manera. Con su criterio experto, elije los productos del verdulero para hervir... y los tira en la basura.
Despu¨¦s vuelca la basura para d¨¢rmelo, que conste.
O a veces hace un remake de La bella y la Bestia de Disney, porque la vajilla y los cubiertos cobran vida... y acaban desperdigados por media cocina.
Cuando trabajamos juntos, en plan Ratatoiulle (y no estoy llam¨¢ndole rata a mi hija), el pur¨¦ sale buen¨ªsimo, pero la cocina queda peor que una masacre a lo Tarantino.
Al limpiarlo todo, a veces, s¨®lo a veces, pienso que los potitos son una gran idea.
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