Las sillas de ruedas cierran la calle durante una hora
Nadie cumple la ley de accesibilidad para los discapacitados en la capital portuguesa
Hartas de estar hartas, siete personas en silla de ruedas se cruzaron en medio de la calle y durante una hora no dejaron pasar a nadie. Sucedi¨® en Lisboa, la peor capital europea en accesibilidad; y no por falta de leyes. Desde hace 20 a?os existe la legislaci¨®n que obliga a que los edificios, p¨²blicos y privados, las calles y los transportes p¨²blicos sean accesibles a todos los ciudadanos, lleven sillas de ruedas o carritos de beb¨¦. Un total de 20 a?os despu¨¦s, la situaci¨®n apenas ha cambiado, pero la sensibilidad ante tal atropello sostenido, s¨ª.
Estas siete personas estaban hartas de esperar en la parada del autob¨²s a que llegara uno con rampa para sus sillas de ruedas. A veces hasta ven pasar cinco autobuses porque una cosa es que sean accesibles ¡ªsolo si el veh¨ªculo es nuevo¡ª, y otra muy distinta que funcione. La autoridad competente exhibe como gran logro que la mitad de los autobuses urbanos tiene ya rampa de accesibilidad y que 33 de las 50 paradas de metro tambi¨¦n tienen acceso para personas con dificultades; y s¨ª, no mienten, aunque callan si esos accesos funcionan.
Muchos de los ascensores del metro se estropean y as¨ª se quedan d¨ªas y d¨ªas. Lo mismo ocurre con los autobuses p¨²blicos adaptados: llevan la rampa pero nadie se puede subir a ella. No es diferente la situaci¨®n en los edificios, viejos o nuevos, que se amparan en sucesivos aplazamientos legales para no cumplir la ley de 1997. El 1 de enero acaba otro aplazamiento y el Movimiento de los Deficientes Indignados se moviliza para que no haya otro.
Ni los mismos que promulgan las leyes las acatan, como se ha demostrado en la Asamblea de la Rep¨²blica, que el pasado octubre tuvo que realizar obras a toda prisa para que el primer diputado en silla de ruedas pudiera entrar en el edificio y votar. Ahora van a hacer un ba?o para discapacitados; en todo el edificio solo hab¨ªa uno y est¨¢ tres plantas m¨¢s abajo.
Los siete manifestantes se mantuvieron firmes en la calle m¨¢s de una hora. Llegaron los polic¨ªas, pero miedo no les daban y arrestarles no pod¨ªan: sus furgones no est¨¢n adaptados para detenidos inv¨¢lidos.
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