17.000 desaparecidos buscan sepultura definitiva en L¨ªbano

Condenados por la historia, decenas de miles de espa?oles y libaneses comparten en vida el lastre de no poder enterrar a sus muertos. Transcurridos 26 a?os desde que finalizara la guerra civil libanesa (1975-1990), la primera propuesta de ley que permitir¨ªa exhumar las fosas comunes en el pa¨ªs reposa hoy sobre la mesa del Parlamento. Se estiman en 17.000 los desaparecidos durante tres lustros de guerra fratricida y confesional.

Sus familiares han emprendido el mismo tortuoso camino que recorren los allegados de los entre 130.000 y 200.000 desaparecidos de la guerra civil espa?ola. Y en ¨¦l se topan con desaf¨ªos similares, siendo la reticencia de las autoridades el principal escollo. Abrir las fosas es abrir la caja de Pandora que remueva el cercano pasado y, por ende, exija responsabilidades. En L¨ªbano el pasado dicta el presente, donde las 18 confesiones que alberga fueron redistribuidas geogr¨¢ficamente por los frentes. Sin embargo, los libaneses son conscientes de que sentar a los culpables en el banquillo es tarea tan improbable como imposible. Los mismos l¨ªderes de las milicias que masacraron a miles de conciudadanos est¨¢n hoy apoltronados en las sillas que rigen al pa¨ªs, o en su defecto, sus hijos.

Al igual que sucediera en Espa?a con la Asociaci¨®n para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica, es en una organizaci¨®n, y no en el Gobierno, donde los civiles han depositado sus esperanzas. El Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja lleva cuatro a?os engrosando con entrevistas y pruebas los expedientes de 2.500 familias para, llegado el momento, transferirlos a las autoridades libanesas. La pelota queda as¨ª en el campo de un Gobierno interino y hu¨¦rfano de presidente tras dos a?os de par¨¢lisis pol¨ªtica, para el que el terrorismo, la vecina guerra siria y las sanciones econ¨®micas priman sobre la agenda nacional.

De aprobarse, la propuesta de ley permitir¨¢ que las Fuerzas Internas de Seguridad archiven muestras biol¨®gicas de los familiares de los desaparecidos para una futura exhumaci¨®n. Una lucha contra reloj.