Pinche Lilliput
Es normal que los dem¨¢s se pregunten c¨®mo es que en nuestros pa¨ªses convive la peque?a ¡°alta¡± cultura con el enorme desastre pol¨ªtico y social
Durante un vuelo de Roma a R¨ªo de Janeiro me acordaba de un personaje de un cuento de Clarice Lispector que vuela en avi¨®n por primera vez.
Cuando la azafata le pregunta qu¨¦ se le ofrece del carrito, dice: ¡°Lo que sea a lo que tenga yo derecho¡±.
El motivo de mi viaje era la Feria Literaria Internacional de Paraty, donde ¡ªdespu¨¦s de meses de book-tour¡ª particip¨¦ en una mesa en la que por fin me preguntaron sobre la literatura, en vez de sobre la guerra del narco, la violencia y la migraci¨®n. Un amigo brasile?o, tambi¨¦n escritor, me contaba que hacia el final de una presentaci¨®n de su novela en Inglaterra, alguien alz¨® la mano y dijo: ¡°?Y qu¨¦ nos puede decir sobre el virus del zika?¡±.
Estamos acostumbrados a estas cosas. Cuando el escritor austriaco Stefan Zweig dijo ¡°Brasil es el pa¨ªs del futuro¡±, los brasile?os, que saben bajar bien esos balones, a?adieron: ¡°Y siempre lo ser¨¢¡±. Tambi¨¦n en M¨¦xico hay un conocido mantra futbolero, extensible a condici¨®n metaf¨ªsica: ¡°Jugamos como nunca y perdimos como siempre¡±. Brasil y M¨¦xico son gigantes atrapados en el ciclo de su pasado poscolonial, que m¨¢s que fatalidad hist¨®rica es, a estas alturas, una especie de hipocondr¨ªa. Somos dos Gullivers apendejados, atrapados en las redes de sus liliputienses.
Todos los latinoamericanos ¡ªcomo ahora los espa?oles: ?bienvenidos!¡ª vamos por el mundo cargando a cuestas el fardo de pertenecer a pa¨ªses incre¨ªblemente jodidos que, de modo igualmente incre¨ªble, no han desaparecido, a¨²n. As¨ª que es normal que los dem¨¢s se pregunten c¨®mo es que en nuestros pa¨ªses convive la peque?a ¡°alta¡± cultura con el enorme desastre pol¨ªtico y social. Es natural, pues, que, si eres un escritor noruego, la gente quiera saber qu¨¦ cereal desayunas y si te cepillas los dientes con la mano derecha o con la izquierda; y que, si eres latinoamericano, quiera saber c¨®mo es que tu pa¨ªs, adem¨¢s de producir coca¨ªna, favelas, El Chapo, corrupci¨®n, zika, telenovelas y Rajoy, logra producir literatura.
La pregunta es buena y bienintencionada, pero conduce siempre a una sola respuesta, aburrida y circular: s¨ª, se?oras y se?ores, somos m¨¢s complejos, sofisticados y resistentes de lo que se piensa. Con esa respuesta bajo el brazo, todos los intellectuels bien-pensants del primer mundo, todos los gluten-free, twitter-militantes, y neoyoguis pueden decir ¡°Namaste¡± e irse contentos a sus casas. Mientras tanto, en alg¨²n avi¨®n, en alguna parte, habr¨¢ un escritor hispano o lus¨®fono mendig¨¢ndole a una azafata: ¡°Deme lo que sea a lo que tenga yo derecho¡±.
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