Aprender de la historia
La 'nomenklatura' formaba una clase social con privilegios que se negaban al resto de la sociedad
Nac¨ª en un pa¨ªs donde cada a?o el 1 de mayo los ni?os por obligaci¨®n sal¨ªamos a la calle y donde form¨¢bamos filas militares y, con pancartas rojas, march¨¢bamos a trav¨¦s de Praga para saludar a las autoridades del r¨¦gimen situadas en lo alto de una tribuna como dioses sombr¨ªos. Una sonrisa obligada y todas las derivaciones de la palabra patria, declamada por multitudes con el brazo en alto, ya fuera para formar un pu?o o una salutaci¨®n militar: ese es para m¨ª el s¨ªmbolo del r¨¦gimen en el que crec¨ª en los a?os sesenta.
En esos a?os, cuando llegu¨¦ a la adolescencia, mis padres juzgaron necesario abandonar nuestro pa¨ªs natal y exiliarse en Occidente porque, como uno de los participantes en la derrotada y liberalizadora Primavera de Praga, mi padre empez¨® a padecer la persecuci¨®n del endurecido r¨¦gimen. No era nada nuevo; ya en los a?os cincuenta, en los albores del r¨¦gimen comunista en la entonces Checoslovaquia, antes de que nacieran sus hijos, a mi padre le ven¨ªan a buscar, de madrugada, los miembros de la polic¨ªa secreta que se lo llevaban a la c¨¢rcel donde lo torturaban en un vano intento de persuadirle para que colaborara con ellos.
Otros art¨ªculos de la autora
El totalitarismo comunista ¡ªel sovi¨¦tico, el de Europa del Este y el cubano¡ª gener¨® olas enteras de exiliados que huyeron de la persecuci¨®n (Nabokov, Kundera, Cabrera Infante) o fueron expulsados de su pa¨ªs donde molestaban (Solzhenitsin). El terror comunista cre¨® innumerables exiliados del interior que intentaron sobrevivir como pod¨ªan dentro de su pa¨ªs (Shostak¨®vich, Nadezhda Mandelstam, Vaclav Havel).
Aunque mi simpat¨ªa tiende hacia los ideales de la justicia social tal como la suele profesar una izquierda moderada, no soy comunista porque en el comunismo, sistema que proclama ante todo la igualdad de todos los miembros de la sociedad, fui testimonio de la desigualdad m¨¢s grave (la nomenklatura formaba una clase social con privilegios feudales) y las m¨¢s crueles muestras de injusticia (especialmente cuando se condenaba a inocentes a a?os y d¨¦cadas en los campos de trabajos forzados, sin motivo o por un mero chiste, como describe Kundera en La broma). Aprend¨ª por experiencia propia y la de mis padres que a los comunistas que estaban en el poder no les importaba el hombre; lo ¨²nico que buscaban era mantenerse en el poder.
Muchas grandes obras del siglo XX son testimonios literarios del totalitarismo comunista. El Doctor Zhivago, de Bor¨ªs Pasternak, es una novela sobre c¨®mo se implant¨® el comunismo: pensando en el poder de los bolcheviques vencedores y dejando al hombre de lado. La obra entera de los premios Nobel Aleksandr Solzhenitsin, Herta M¨¹ller y Svetlana Alexi¨¦vich, adem¨¢s de la de Vasili Grossman, que empez¨® creyendo en la revoluci¨®n rusa, est¨¢ dedicada a retratar las enormes injusticias del comunismo.
Cre¨ª que la sonrisa obligatoria, el brazo en alto y la patria en la boca hab¨ªan quedado en la noche de los tiempos
La sonrisa obligatoria en los labios, el brazo en alto y la palabra ¡°patria¡± en la boca: cre¨ª que esos tres gestos, unidos en un solo s¨ªmbolo, ya hab¨ªan quedado en las tinieblas de la noche de los tiempos. Al ver resurgir en la campa?a de Unidos Podemos los s¨ªmbolos y esl¨®ganes de mi infancia me qued¨¦ preocupada y me pregunt¨¦ qu¨¦ dir¨ªamos si en Espa?a aparecieran s¨ªmbolos de la dictadura fascista. Son s¨ªmbolos, gestos y conceptos que apelan directamente a la parte emotiva del hombre, a la parte m¨¢s irracional de la pol¨ªtica, y lo hacen con objetivos electorales.
Sin embargo, lo que a m¨ª me despert¨® m¨¢s desasosiego fueron las palabras siguientes del catedr¨¢tico de Ciencias Pol¨ªticas de la UNED, Ram¨®n Cotarelo, que fue profesor de Iglesias, Monedero y Errej¨®n: ¡°Los de Podemos censuraron y acallaron a las personas cr¨ªticas o simplemente independientes y dieron p¨¢bulo a los m¨¢s in¨²tiles pero obedientes¡±. Estas particularidades obedecen al comportamiento antidemocr¨¢tico, propio de los reg¨ªmenes autoritarios y totalitarios.
Es de lamentar que un partido que pretende regenerar el escenario pol¨ªtico espa?ol recurra a los s¨ªmbolos y esl¨®ganes m¨¢s trasnochados, utiliz¨¢ndolos para apelar al homo sentimentalis que hay en muchos de nosotros. Unidos Podemos perdi¨® un 21% de votos, o sea que obtuvo un mill¨®n menos que en las elecciones de diciembre. Seguramente son varias las razones de esos resultados, pero una de ellas puede que sea que el ciudadano espa?ol ha desconfiado del retorno de esos s¨ªmbolos, como si el sufrimiento de tantos seres a lo largo del siglo XX hubiera servido de aviso para el d¨ªa de hoy y que el testimonio del horror no ha ca¨ªdo en saco roto.
Monika Zgustova es escritora. Su ¨²ltima novela es Las rosas de Stalin.
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