A ver qui¨¦n traduce esto (2): 14 expresiones que solo entendemos los espa?oles
?Qui¨¦nes eran los mangas verdes? ?Cu¨¢nto tiempo pasa entre un higo y una breva? Si conocemos la historia quiz¨¢ se la podamos contar a nuestro amigo guiri
?Por qu¨¦ en casi todas las frases hechas en espa?ol referirse a la izquierda es algo negativo salvo en la expresi¨®n ¡°tener mano izquierda¡±? Esa l¨®gica pregunta se hac¨ªa una de las alumnas francesas de Alberto Buitrago, autor del libro Diccionario de dichos y frases hechas y profesor de espa?ol para extranjeros en la Universidad de Salamanca. A pesar, y precisamente por, el alt¨ªsimo nivel de la estudiante, que conoc¨ªa otros muchos modismos que se?alan la izquierda como la mano mala, se le escapaba la excepci¨®n de esta locuci¨®n que nace del toreo, donde el diestro toma el capote con la zurda.
¡°En el fondo este tipo de expresiones son las que distinguen a un buen hablante de una lengua, el hecho de que sepas utilizarlas y sobre todo que seas capaz de encajarlas en el contexto adecuado¡±, asegura Buitrago que, adem¨¢s de recogerlas en su libro, las ense?a en sus clases por considerarlas fundamentales. Para hacerlo, es imprescindible ponerlas ¡°siempre en contexto y muchas veces jugando con el sentido literal¡±. Las confusiones, cuenta, son muy habituales; no es lo mismo estar hecho polvo que echar un polvo, y es que encajar estas frases correctamente es un verdadero reto que hay que tomarse con paciencia y humor.
Este tipo de expresiones son las que distinguen a un buen hablante de una lengua: el hecho de que sepas utilizarlas y sobre todo que seas capaz de encajarlas en el contexto adecuado Alberto Buitrago, autor de 'Diccionario de dichos y frases hechas'
Estos modismos beben del acervo cultural, se alimentan de la tradici¨®n mar¨ªtima, religiosa o popular. ¡°La fraseolog¨ªa es la demostraci¨®n incuestionable y el reflejo de la idiosincrasia de los espa?oles as¨ª como de sus peculiaridades culturales¡±, define Margarita Koszla-Szymanska, del Instituto de Estudios Ib¨¦ricos e Iberoamericanos de la Universidad de Varsovia, que insiste en la dificultad del estudiante extranjero para discernir, en este tipo de modismos, si son correctos o no sin comprender, no solo la norma ling¨¹¨ªstica, sino primordialmente el contexto.
Sin embargo, ?conocemos nosotros, los espa?oles, todo el contexto? Sabemos usarlas con maestr¨ªa y estamos acostumbrados a incluirlas en todo tipo de conversaciones, pero ?sabemos quienes eran los mangas verdes? ?Y cuanto tiempo pasa entre un higo y una breva? O ?qui¨¦nes cargan al muerto y a d¨®nde le llevan?
Por petici¨®n popular, afrontamos el cap¨ªtulo 2 (pinchar aqu¨ª para leer el primero) sobre la procedencia de expresiones de complicada traducci¨®n que solo entendemos los espa?oles. As¨ª ayudamos a los guiris, y a los no tan guiris.
A buenas horas, mangas verdes
Es una de las expresiones m¨¢s o¨ªdas por los impuntuales, vistan del color que vistan. Se utiliza para decirle a alguien, no solo que llega tarde, sino que lo hace completamente a destiempo, cuando la pel¨ªcula ya ha empezado, el bar ha cerrado o cualquiera que sea el prop¨®sito de la cita ya no tiene ning¨²n sentido. Para averiguar su origen hay que remontarse a tiempos de los Reyes Cat¨®licos y conocer a los cuadrilleros de la Santa Hermandad, considerados uno de los primeros cuerpos policiales organizados de Europa. Su uniforme se compon¨ªa de un chaleco de piel y una camisa verde por lo que se les conoc¨ªa como mangas verdes y su fuerte no era precisamente llegar y pillar a los delincuentes in fraganti.
Cada palo que aguante su vela
Si un extranjero escuchase esta frase de boca de Mar¨ªa Dolores de Cospedal, all¨¢ por 2013, cuando dec¨ªa aquello de que ¡°en el PP, quien la hace la paga y cada uno aguanta su vela¡±, posiblemente no entendiese de qu¨¦ estaba hablando. Y no nos referimos a las declaraciones peregrinas de la secretaria general del PP -intentar explicar a un extranjero qu¨¦ es una "indemnizaci¨®n en diferido" en forma de simulaci¨®n queda completamente fuera de nuestra capacidad- sino a nivel literal. Seg¨²n la definici¨®n de un Diccionario Mar¨ªtimo Espa?ol de 1861, este modismo se refiere a ¡°que cada uno desempe?e su encargo, por grave que sea, sin querer echarlo a hombros ajenos¡±. A eso se refer¨ªa Cospedal, no hay duda. En lenguaje mar¨ªtimo, se?alaba que los distintos palos que hay en una embarcaci¨®n deben sujetar sus correspondientes tipos de vela y no otros.
De higos a brevas
Esta expresi¨®n es la forma frut¨ªcola y un poco enrevesada de decir de tarde en tarde, apuntando al tiempo que pasa entre que una higuera d¨¦ brevas -finales de junio- y que ofrezca higos -finales de agosto-. Porque s¨ª, ambos frutos salen del mismo ¨¢rbol solo que en diferentes cosechas; la breva son higos que no llegaron a madurar la temporada anterior y se mantuvieron aguardando los primeros calores del a?o.
Ir de punta en blanco
Nada tiene que ver con bodas, bautizos o comuniones y la blancura exigida en las vestimentas de los protagonistas sino m¨¢s bien con el porqu¨¦ llamamos a un cuchillo arma blanca. El Diccionario de refranes de Gonzalo Correas recog¨ªa ya en 1627 que cuando los caballeros acud¨ªan a la batalla llevaban sus armas de punta en blanco, que se diferenciaban de las de entrenamiento por la punta afilada y porque el acero pulido brillaba al sol con destellos blancos. El modismo se fue adaptando a la forma actual, que no requiere arma alguna -por el bien de las bodas, bautizos y comuniones- sino m¨¢s bien de una correcta etiqueta.
Cargar con el muerto
La picaresca espa?ola ha dado para libros, pel¨ªculas, canciones, casos de corrupci¨®n en cada provincia y expresiones populares como esta. En la Edad Media, si aparec¨ªa el cad¨¢ver de un hombre -muerto violentamente- dentro de los l¨ªmites de un pueblo y su asesinato no se resolv¨ªa, el pueblo deb¨ªa pagar una multa. As¨ª que, por si acaso llegaba el momento de tener que pagar, los habitantes cargaban con el muerto y lo dejaban en otro pueblo vecino, dej¨¢ndoles a ellos la responsabilidad. La uni¨®n vecinal al servicio del bien com¨²n, no hay duda.
Irse de picos pardos
Aunque con el tiempo el significado se ha dulcificado entendi¨¦ndose como forma gen¨¦rica de irse de fiesta, originariamente se refer¨ªa simple y llanamente a irse de putas. En tiempos de Carlos III, las prostitutas estaban obligadas por ley a vestir unas faldas de color pardo cortadas de tal manera que formasen picos en los bajos. Y de ah¨ª surge la expresi¨®n.
Estar sin blanca
Esta era una expresi¨®n literal, aunque para ello habr¨ªa que remontarse al Antiguo R¨¦gimen. La blanca era una moneda de vell¨®n -aleaci¨®n de plata y cobre- cuyo valor equival¨ªa a medio maraved¨ª. Con el tiempo se fue devaluando tanto que se populariz¨® la frase hecha de estar sin blanca para querer decir que no se ten¨ªa dinero. Si la blanca era el equivalente a nuestra actual moneda de cinco c¨¦ntimos, en tiempos de Felipe III tambi¨¦n hubo el que ser¨ªa similar a nuestros billetes de 500, conocidos solo por unos cuantos elegidos. Se trataba del cent¨¦n -val¨ªa 100 escudos de oro-, una moneda de m¨¢s de 350 gramos de oro cuyo nombre popular era "el tejo", porque su gran tama?o recordaba al disco empleado en el juego del mismo nombre. Esta moneda parece ser el germen de la expresi¨®n "pagar a tocateja" para referirse a abonar una gran cantidad en efectivo.
Quedarse en cuadro
Visual¨ªcese en ese momento en la vida de todo trabajador en el que, por imprevistas razones, se encuentra completa y exclusivamente rodeado de jefes; estar¨ªa completamente en cuadro. Esta expresi¨®n, que bebe del vocabulario militar, se usa para quien se ha quedado solo, sin familia, amigos o compa?eros. En lenguaje castrense el cuadro es el conjunto de oficiales de un batall¨®n. As¨ª pues, cuando se refer¨ªan a que una unidad militar se quedaba en cuadro, quer¨ªa decir que hab¨ªa perdido a todos los soldados, quedando solo los superiores. Y que a ver c¨®mo iba a funcionar aquello, vamos.
Tener muchos humos
Cuando a¨²n no era habitual la hilera de apellidos compuestos que denotasen un alto estatus, la costumbre romana conllevaba que las familias, para mostrar su linaje y el valor de sus ancestros, exhib¨ªan en el atrio -o sala principal- de sus casas los bustos de sus ascendentes. Les honraban con velas encendidas por lo que las efigies se iban oscureciendo con el tiempo; cuanto m¨¢s humo tuviera un busto m¨¢s antiguo era y mayor motivo de orgullo. Por ello, a aquellos que actuaban con altivez y vanidad, haciendo valer de mala manera la nobleza de su alcurnia, se les dec¨ªa que ten¨ªan muchos humos.
Cantar las cuarenta
En esta lista faltaba un modismo que se relacionase con los naipes, afici¨®n tan querida por los espa?oles, y con, concretamente, el tute. En este juego gana quien m¨¢s puntos acumula. Al principio de la partida se elige al azar un palo -oros, copas, espadas o bastos-. Cantar¨ªa las 40 aquel que lograse?el rey y el caballo del palo que pinta (y gane su turno) por lo que la amenaza continua de ¡°a ver si te voy a cantar las 40¡± termin¨® por salir de los tapetes y se convirti¨® en una advertencia mucho m¨¢s universal y m¨¢s referida a que alguien va a decirle un mont¨®n de cosas que seguramente no quiera escuchar.
Mantenerse en sus trece
Ya que hemos sacado la baraja, aprovechemos para hablar de otra locuci¨®n que tiene que ver con las cartas, seg¨²n una de las interpretaciones hecha por algunos autores. Este juego era parecido al de las siete y media, es decir, ganaba el que se quedase m¨¢s cerca, en este caso, de los 15 puntos. Por ello, hab¨ªa muchos jugadores que se quedaban aguantando los 13 puntos por miedo a pasarse. La otra explicaci¨®n que se baraja se refiere a la obstinaci¨®n del antipapa espa?ol Pedro de Luna -tambi¨¦n llamado Papa Luna- que mantuvo su derecho al pontificado bajo el nombre de Benedicto XIII hasta su muerte. Fue el llamado cisma de Occidente en el que hasta tres papas se disputaron el sill¨®n de Pedro.
Se le ve el plumero
M¨¢s que un plumero era un penacho de plumas, el que llevaban en su uniforme los integrantes de la Milicia Nacional que all¨¢ por principios del siglo XIX defend¨ªan las ideas liberales de la Constituci¨®n de C¨¢diz. En aquel entonces, cuando en un debate pol¨ªtico se alud¨ªa a que a alguien "se le ve¨ªa el plumero", se refer¨ªan a que asomaban a sus argumentaciones sus ideas progresistas. Hoy en d¨ªa, en las tertulias pol¨ªticas los plumeros ideol¨®gicos est¨¢n tan aireados que la expresi¨®n se suele referir a otros ¨¢mbitos cotidianos.
Ser m¨¢s chulo que un ocho
Que los madrile?os son unos chulos es uno de esos t¨®picos universales con los que todos tenemos que cargar, sean ciertos o no. As¨ª que esta expresi¨®n ten¨ªa que tener su origen en la capital, concretamente en un lugar lleno de chulos y chulas: los madrile?os ataviados con el vestido t¨ªpico, que tomaban el tranv¨ªa n¨²mero 8 cuyo recorrido iba desde la Puerta del Sol hasta San Antonio de La Florida. All¨ª, cada 13 de junio se celebraba la verbena de San Antonio de La Florida, una tradici¨®n en la que las modistas madrile?as vert¨ªan 13 alfileres -imitando a las arras- en la pila bautismal invocando al santo para buscar marido.
Ser un chaquetero
Aunque hay diversas opiniones con respecto a la ¨¦poca exacta en la que naci¨® esta expresi¨®n, s¨ª es un¨¢nime su significado. En toda guerra, las facciones en lucha sol¨ªan diferenciarse por su vestimenta y era ¨¦sta la que les identificaba, por lo que si alguien quer¨ªa pasarse al bando contrario, ya fuera de forma definitiva o simplemente para salir de un apuro en territorio enemigo, daba la vuelta a su chaqueta. Seg¨²n el Diccionario de frases c¨¦lebres de Vicente Vega, en las guerras que desataron la Reforma, entre papistas y luteranos, a este acto de deserci¨®n tan gr¨¢fico se le llamaba "volver la casaca".
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