C¨®mo limitan a tus hijos los estereotipos de g¨¦nero
Las expectativas, tanto de los padres como sociales, afectan el desarrollo de aspectos clave de la personalidad, los comportamientos y la salud de los ni?os
Las normas de g¨¦nero de una sociedad influyen y determinan a trav¨¦s de la crianza, muchas veces de formas limitantes, el desarrollo de la identidad de los ni?os y ni?as, su crecimiento y oportunidades de vida. En Estados Unidos, la mitad de las ni?as est¨¢n insatisfechas con su cuerpo, el 42% de las alumnas de entre primer y tercer grado desean ser m¨¢s flacas, mientras que a los 10 a?os, el 81% de ellas teme ser gorda, y peor a¨²n: una de cada 10 ni?as sufre de trastornos alimentarios, lo cual perjudica la buena nutrici¨®n que necesitan para pensar y aprender.
Creado en 1959, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) es la principal fuente de financiaci¨®n multilateral de Am¨¦rica Latina y el Caribe. Tiene como miembros a 48 pa¨ªses, 2.000 empleados y su principal misi¨®n es reducir la pobreza en la regi¨®n a trav¨¦s del apoyo de proyectos de desarrollo econ¨®mico, social e institucional, en forma de pr¨¦stamos, donaciones y asistencia t¨¦cnica. Su sede central est¨¢ en Washington.
?Qu¨¦ dicen estas estad¨ªsticas de las expectativas de g¨¦nero y la autoestima infantil?
Desde muy temprana edad, los padres, maestros y medios de comunicaci¨®n ense?an a las ni?as que su valor est¨¢ determinado primordialmente por su rol reproductivo, su belleza, su delgadez y por ser sensibles, cari?osas y obedientes, y no por su inteligencia, asertividad, creatividad y capacidad cr¨ªtica o de liderazgo.
Sorprendentes estad¨ªsticas de un estudio publicado en The New York Times mostraban el alarmante sesgo de g¨¦nero en las preocupaciones parentales por sus hijos. La investigaci¨®n, usando los datos de buscadores como Google, concluye que los padres y las madres estadounidenses realizan con mayor frecuencia consultas referidas a la inteligencia de los hijos varones en comparaci¨®n a las mujeres, y sobre la apariencia de sus hijas mujeres con mucha mayor frecuencia que la de sus hijos varones. Esto sugiere que estas preocupaciones est¨¢n guiadas por importantes prejuicios en las expectativas de los padres respecto a sus hijos e hijas.
Las expectativas, tanto parentales como sociales, afectan el desarrollo de aspectos clave de la personalidad, los comportamientos y la salud de los ni?os y limitan el desarrollo del potencial de ni?os y ni?as relacionado a sus experiencias y oportunidades de vida.
En cuanto a las ni?as, a los seis a?os, suelen haber internalizado los mandatos y mensajes recibidos a trav¨¦s de las pautas de crianza y comprenden claramente que su apariencia f¨ªsica es un aspecto vital de su identidad, y que su cuerpo es su punto de venta ante el mundo que las rodea. El bombardeo medi¨¢tico al que est¨¢n expuestas las ni?as, donde la imagen, vestimenta y marketing manifiestan la falta de respeto y la objetivaci¨®n de las mujeres, afecta el desarrollo de su autoestima, la creencia en su capacidad de lograr lo que se proponen en la vida y la relaci¨®n con su cuerpo.
La autoestima y la autoeficacia (creencia en la propia capacidad de alcanzar las metas que uno se propone) est¨¢n asociadas a la capacidad de tener aspiraciones, de determinar metas que consideramos importantes y de actuar en consecuencia, transformando los recursos y oportunidades a disposici¨®n en resultados deseables. Las expectativas de g¨¦nero tambi¨¦n afectan la predisposici¨®n que tienen las ni?as a aprender habilidades que facilitar¨ªan su inserci¨®n productiva en el futuro. Hay evidencias experimentales provenientes de EE UU sobre la discriminaci¨®n velada que existe en la escuela, basada en la creencia de que son menos competentes que los hombres, incluso comparando logros educativos y habilidades. Entre otras evidencias, diversos estudios identifican como barreras que enfrentan las mujeres para prosperar en las ciencias la persistente desvalorizaci¨®n y la desmotivaci¨®n de continuar en este camino, resultando en el abandono de sus carreras.
En cuanto a los varones, estos tambi¨¦n comprenden temprano, socializados a partir de un modelo limitado de masculinidad, que se los valora por su coraje y fuerza f¨ªsica, no necesariamente por ser respetuosos, sensibles y obedientes. De ellos se espera que controlen sus emociones, si estas son de miedo, inseguridad o debilidad. Sin embargo, se les permite o estimula el uso de la violencia como modo de resolver conflictos, imponer su autoridad, o ser ¡°respetados¡±. Estas expectativas que recaen sobre los varones tambi¨¦n resultan en consecuencias negativas para su desempe?o escolar, salud mental y f¨ªsica. De acuerdo con a estudios realizados en Estados Unidos, en comparaci¨®n con las ni?as, los varones tienen mayores probabilidades de abandonar la escuela, tienen cuatro veces m¨¢s probabilidad de ser expulsados, de cometer suicidio, y de sufrir violencia interpersonal. El documental The Mask we live in producido por The Representation Project nos muestra c¨®mo, presionados por los medios, sus pares y hasta los adultos en sus vidas, los varones j¨®venes se encuentran ante mensajes constantes que los incentivan a desconectarse de sus emociones, a objetivar a las mujeres y a resolver los conflictos a trav¨¦s de la violencia.
Pr¨¢cticas para fortalecer la confianza de cada ni?o y ni?a
Ante este panorama, ?c¨®mo podemos crear entornos de aprendizaje, familiares y sociales, que fortalezcan la confianza de cada ni?o o ni?a? ?C¨®mo podemos estimular la creatividad, la innovaci¨®n, y el desarrollo de sus talentos sin cercenar su potencial?
Es importante sensibilizar a educadores y padres sobre el rol que juega el g¨¦nero en el desarrollo de los ni?os. Trabajar proactivamente para que nuestra cultura sea inclusiva y permita, independientemente del g¨¦nero, la edad, el nivel socio-econ¨®mico, la raza o la etnia del ni?o, que este pueda desarrollar su potencial, deber¨ªa ser una dimensi¨®n central de la calidad que buscan los programas de desarrollo infantil temprano. Algunas pr¨¢cticas pueden contribuir a este prop¨®sito:
? Valoremos ante todo c¨®mo es una ni?a (sus ideas, decisiones), su coraje para expresar lo que piensa, su manera de resolver un problema) y no c¨®mo luce o cu¨¢nto pesa.
? Alentemos a los ni?os a perseguir una pasi¨®n. Esto fortalecer¨¢ su autoestima y, desarrollar¨¢ habilidades intr¨ªnsecas.
? Promovamos la toma de decisiones constructivas sobre aspectos de sus vidas as¨ª como a resolver problemas a su manera, en vez de hacerlo nosotros por ellos
? Promovamos en las ni?as la toma de riesgos (dentro de lo razonable) y la prueba de actividades fuera de su zona de comodidad, y en los varones, asegur¨¦monos de alentar la expresi¨®n de sus emociones, la manifestaci¨®n de sus inseguridades y que puedan pedir ayuda si lo necesitan sin ser desacreditados.
? Permitamos el disenso con los adultos, as¨ª las ni?as aprender¨¢n a defender sus convicciones y a no resignarlas por mantener una relaci¨®n o un trabajo, y a ser escuchadas (aunque les digan que esto no es sexy) por sus futuros pares, jefes y novios.
? Limitemos su exposici¨®n a los medios masivos de comunicaci¨®n, preservando el espacio para que desarrollen sus propias ideas, creatividad e imaginaci¨®n basadas en su experiencia directa.
En definitiva, como adultos, tenemos un rol fundamental en apoyar modelos saludables de masculinidad y femineidad, que no opaquen el desarrollo socio-emocional de las ni?as y los ni?os, y que permitan a unos y otras moldear su identidad libres de estereotipos, sin mascaras.
Esto contribuir¨¢ a avanzar hacia comunidades en las que ni?os y ni?as desarrollen su capacidad de pensar en el mundo que los rodea cr¨ªticamente, de perseguir metas que tengan sentido para ellos y de tomar decisiones que los lleven en esa direcci¨®n.
*Clara Alemann es especialista en el dise?o y gesti¨®n de programas de desarrollo social con una perspectiva de g¨¦nero en la Divisi¨®n de Protecci¨®n Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo.
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