El pensamiento es una energ¨ªa cara
La filosof¨ªa nos muestra el suelo sobre el que navegamos
La pol¨¦mica de la filosof¨ªa
?Por qu¨¦ sobra la filosof¨ªa? Por Fernando Savater y Jos¨¦ Luis Pardo
Como se lee a Plat¨®n Por C¨¦sar Rendueles
Nadie quiere a los fil¨®sofos Por Yordi Llovet
Las humanidades fabrican in¨²tiles Por Alejandro Prada V¨¢zquez
A favor de la filosof¨ªa Por Carlos Andradas
Filosof¨ªa imprescindible Por Adela Cortina
El pensamiento es la energ¨ªa m¨¢s sutil y necesaria de cuantas existen. Es una energ¨ªa cara. Para producir personas capaces de generarla necesitamos todo el completo sistema educativo, que cuesta mucho, y una sociedad que, con confianza, lo pague. En los largos a?os en que nos educamos aprendemos una larga cantidad de cosas que traen de suyo el sernos en apariencia in¨²tiles. Cosas que probablemente usemos muy pocas veces. Nociones de casi todo, de matem¨¢ticas, de gram¨¢tica, de geograf¨ªa, de f¨ªsica, de historia, de cristalograf¨ªa¡ que nos gusta saber que se quedan ah¨ª. Son como escalones que nos permitir¨¢n acceder despu¨¦s a otros saberes m¨¢s complejos.
La filosof¨ªa es la m¨¢s extra?a. Es un saber del que muchas sociedades han prescindido y prescinden. Es fascinante. Nace con Grecia y nos acompa?a desde entonces, cambiando y modul¨¢ndose sin descanso, con unas teor¨ªas trepando sobre otras hasta componer un edificio asombroso al que conocemos por el nombre de Historia del Pensamiento. Porque no es cierto que la filosof¨ªa ense?e a pensar. A pensar nos entrena, sin duda, pero nos ense?a lo que ha sido pensado y su porqu¨¦. Nos muestra el suelo sobre el que navegamos. El enorme flujo de ideas y argumentaciones que nos ha tra¨ªdo hasta nuestro presente.
A veces lo peculiar de nuestra tradici¨®n nos sorprende: parece un enorme e insensato derroche de inteligencia. Pero luego nos damos cuenta de que, con toda esa masa, hemos hecho cosas. No son solamente ideas, sino que se han traducido a instituciones, comportamientos, reglas y costumbres. Eso nos sucede porque ese saber est¨¢ intr¨ªnsecamente vinculado a lo que somos, nos ha moldeado en realidad. Somos la primera humanidad producto de un dise?o del cual las ideas filos¨®ficas fueron las principales autoras. Encarnamos el resultado de la imaginaci¨®n ¨¦tica y pol¨ªtica de quienes dieron ese gran salto sobre el mero sucederse. Esa Historia es la nuestra. La historia de la filosof¨ªa es la clave de lo que somos y de por qu¨¦ lo somos. Est¨¢ todo ah¨ª. De Plat¨®n a Descartes, de Spinoza a Darwin; de Hegel a Freud. De Tocqueville a Beauvoir. De Agust¨ªn a Marx. En la filosof¨ªa no hay caminos imposibles. No s¨®lo forma parte del n¨²cleo duro de las Humanidades, sino que es la ra¨ªz misma de aquello en que nuestra civilizaci¨®n consiste. Somos progenie de las ideas. Ellas son nuestros muros firmes. Eso lo tenemos que seguir sabiendo y trasmitiendo.
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