Ya no hay disculpas... ni tiempo
Se ha dicho que Reino Unido era el obst¨¢culo para avanzar en la construcci¨®n europea; ya no existe. Ahora es urgente culminar la integraci¨®n econ¨®mica, mediante la creaci¨®n de un Tesoro europeo, y caminar hacia una Uni¨®n Pol¨ªtica
Uno. El triunfo del Brexit, en el referendo brit¨¢nico, nos coloca a los ciudadanos europeos ante una disyuntiva decisiva. O avanzamos hacia una uni¨®n m¨¢s profunda ¡ªecon¨®mica, social y pol¨ªtica¡ª capaz de afrontar los serios problemas que tenemos o el peligro de retroceder, e incluso diluir el proyecto inclusivo europeo, es cierto e inminente. La confluencia de grave crisis econ¨®mica con mareas migratorias/refugiados, ambas mal resueltas, junto al proceso de globalizaci¨®n y la falta de un proyecto de como dirigirlo, y construir la Uni¨®n, ha conducido a la explosi¨®n de nacionalismos y ¡°patriotismos¡± de diferente pelaje que, de no ponerles freno, pueden arrasar con todo. Nacionalismos exacerbados estuvieron el origen de la Primera y Segunda Guerra Mundial, as¨ª como en el de las m¨²ltiples guerras balc¨¢nicas. Los cr¨¦ditos de guerra o las decisiones m¨¢s insolidarias siempre se aprueban al son de c¨¢nticos patri¨®ticos y tremolar de banderas, al tiempo que se incita a la animadversi¨®n o al odio hacia el extranjero.
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No nos equivoquemos, el fen¨®meno no es solo brit¨¢nico. En Francia, el Frente Nacional ¡ªmayoritario en las encuestas¡ª exige un referendo para salir de la UE que, de ganar, ser¨ªa el final de ¨¦sta. Procesos parecidos aparecen en Holanda, Dinamarca, Austria y, en otra direcci¨®n no menos destructiva, en gobiernos de ultra derecha en Polonia y Hungr¨ªa. Y no conviene olvidar el fen¨®meno m¨¢s peligroso de todos ellos, el ascenso de Donald Trump al liderazgo del partido republicano americano. El riesgo radica no tanto en lo que sostiene este personaje atrabiliario, que probablemente perder¨¢ las elecciones, sino en que millones de norteamericanos apoyen sus posturas racistas, de supremac¨ªa blanca, que nos recuerdan ¨¦pocas tr¨¢gicas de un pasado no tan lejano. La ¡°primavera de las patrias¡± suele terminar en el helado invierno de los cementerios.
Dos. Ya sabemos que las relaciones entre Reino Unido y Europa nunca fueron f¨¢ciles. Se qued¨® al margen del Tratado de Par¨ªs que cre¨® la Comunidad del Carb¨®n y del Acero; tampoco suscribi¨® el Tratado de Roma del 57 que estableci¨® la CEE. Mas tarde, en Estocolmo, los ingleses crearon la EFTA, con Austria, Suiza, Dinamarca, Noruega, Suecia, Portugal y luego Islandia, Irlanda y Finlandia. Una zona de libre comercio, que es lo que siempre han querido, en competencia con la CEE, concebida para una mayor integraci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica. Por insistencia norteamericana solicitaron el ingreso en ¨¦sta ¨²ltima en 1963 y 1967, top¨¢ndose en ambas ocasiones con el veto de De Gaulle que consideraba a GB un ¡°submarino¡± de los americanos en Europa. No fue hasta 1973 cuando ingres¨® en la CEE, junto a Dinamarca e Irlanda. Luego se ir¨ªan sumando los dem¨¢s hasta 28. Pero siempre con un pi¨¦ dentro y otro fuera, pues ni adopt¨® la moneda ¨²nica del Tratado de Maastrich, ni suscribi¨® el acerbo Schengen y si bien acept¨® el Tratado de Lisboa lo hizo con multitud de reservas en protocolos y declaraciones.
Que tomen nota los que venden referendos ¡°no vinculantes¡± como si eso existiera en pol¨ªtica
En una palabra, Rino Unido nunca se ha sentido plenamente integrada en el proyecto europeo y ha supuesto un freno continuo al desarrollo del mismo. Lleg¨® tarde y a rastras, con la intenci¨®n de que mediante sucesivas ampliaciones ¡ªfue la l¨ªder de la extensi¨®n al Este, cuyos emigrantes ahora rechaza¡ª se fuera diluyendo en un mero mercado, espantada ante la idea de una uni¨®n pol¨ªtica. Uni¨®n que ha visto siempre como un asunto franco-alem¨¢n, presa de las enso?aciones de un Imperio que ya no existe y de unas ¡°relaciones especiales¡± con unos EE.UU que ya tiene otros intereses ¡° especiales¡±.
Tres. No obstante, siempre he sostenido que no es nada bueno que Reino Unido abandone la Uni¨®n. Es un factor de equilibrio y contrapeso al exceso de hegemon¨ªa alemana; es imprescindible para una pol¨ªtica de Seguridad europea; es la segunda econom¨ªa m¨¢s importante de la Uni¨®n; ejerce notable influencia en otros pa¨ªses de Europa y del mundo, aporta valores culturales y democr¨¢ticos no despreciables y por lo menos la mitad de sus ciudadanos desea seguir en la UE. Por eso, pienso, con muchos otros, que lo m¨¢s realista es ir a una Europa de varias velocidades como ya plante¨® Delors hace tiempo, pues el Reino Unido nunca aceptar¨¢ una uni¨®n pol¨ªtica y no todos los pa¨ªses pueden avanzar al mismo ritmo.
Ahora bien, los brit¨¢nicos han votado irse y esa decisi¨®n, de momento, parece irreversible. No es vinculante jur¨ªdicamente pero si lo es pol¨ªticamente. Que tomen nota los que intentan vendernos referendos ¡°no vinculantes¡± como si eso existiera en pol¨ªtica. La desconexi¨®n debe hacerse cuanto antes sin dilaciones indebidas, ni trucos ni trampas. No se puede pretender no estar en la Uni¨®n y disfrutar de las ventajas de ¨¦sta ¡ªlibre mercado etc¡ª y soslayar las cargas ¡ªlibertad de circulaci¨®n de personas, contribuci¨®n al presupuesto etc. Todo el mundo debe saber que si te vas es con todas las consecuencias, incluida la posibilidad en este caso de que Escocia y/o Irlanda del Norte escojan el camino de la independencia, lo que supondr¨ªa, de consumarse, lo que ha titulado un diario ingl¨¦s: From Great Britain to small England (De la Gran Breta?a a la peque?a Inglaterra). La nueva l¨ªder del partido Conservador, su anti europeo ministro de Asuntos Exteriores y otros nombramientos del mismo cariz no dejan mucho margen para la sorpresa. Aunque en pol¨ªtica todo es reversible, intentar¨¢n negociar las mejores condiciones al m¨ªnimo coste.
No se puede pretender no estar en la Uni¨®n, disfrutar de sus ventajas y soslayar las cargas
En el bien entendido que si Escocia desea pertenecer a la UE, primero tiene que ser independiente; luego ser reconocido como Estado en la ONU, m¨¢s tarde pedir el ingreso y que no haya vetos.
Cuatro. Siempre se ha dicho que el obst¨¢culo para avanzar en la construcci¨®n europea era la oposici¨®n de Reino Unido. Pues bien, ya no existe ese obst¨¢culo as¨ª que veremos si era cierto lo que se dec¨ªa. S¨®lo profundizando en la Uni¨®n evitaremos nuevas huidas y, a la postre, podremos establecer mejores relaciones con la propia Reino Unido y quien sabe si alg¨²n d¨ªa decida volver a la gran familia europea. Ahora es urgente culminar la uni¨®n econ¨®mica mediante la uni¨®n bancaria y fiscal, con un Presupuesto y un gobierno econ¨®mico del euro, mediante la creaci¨®n de Tesoro europeo que pueda emitir eurobonos; avances en la Europa de la seguridad y la defensa y caminemos sin vacilaciones hacia una Uni¨®n Pol¨ªtica por medio de un proceso constituyente en alguna de sus formas. Y tengamos claro que no puede haber uni¨®n econ¨®mica y social sin uni¨®n pol¨ªtica, si queremos evitar que quede da?ada la naturaleza democr¨¢tica de la Uni¨®n.
Una ¨²ltima sugerencia: enzarzados como estamos en las tribulaciones del corral patrio evitemos el riesgo de perder la perspectiva. No hay salud a nuestras dolencias si no avanzamos en una UE cada vez m¨¢s estrecha. De Europa no pueden seguir viniendo, en especial, recortes de d¨¦ficit y amenazas de multas.
Nicol¨¢s Sartorius es vicepresidente de la Fundaci¨®n Alternativas.
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