El astr¨®nomo cazavampiros
'Materia' desaf¨ªa a sus lectores a resolver este cuarto desaf¨ªo cient¨ªfico, que acompa?a a la biblioteca 'Descubrir la ciencia'.
A una apartada aldea de los C¨¢rpatos lleg¨® una noche de luna llena un viajero, cargando a su espalda con un voluminoso y pesado estuche cil¨ªndrico de cuero con remaches met¨¢licos. Despu¨¦s de inquirir a un par de lugare?os, que lo miraron con recelo, se instal¨® en la taberna, donde se dispuso a dar cuenta de un guiso de caza, un vaso de vino y media hogaza de pan.
Mientras el extranjero cenaba en silencio, escuch¨® casualmente los cuchicheos de un grupo de parroquianos que beb¨ªan cerveza detr¨¢s de su espalda. No acertaba a distinguir su conversaci¨®n, pero supo que hablaban de ¨¦l. S¨®lo pudo reconocer una palabra que los aldeanos pronunciaban con especial sonoridad, casi de una g¨¢rgara: strigoi. S¨²bitamente, el viajero comprendi¨® a qu¨¦ se deb¨ªa la extra?a decoraci¨®n de las ventanas y las paredes, exageradamente recargadas de crucifijos.
Aprovechando que el tabernero se acercaba a rellenarle el vaso de vino, el forastero le interrog¨® sobre la calamidad que asolaba a aquellas gentes. Al tabernero apenas le cost¨® unos segundos vencer su resistencia para informarle de que un vampiro, residente en un castillo cercano, reclamaba para s¨ª peri¨®dicamente la vida de alg¨²n habitante del pueblo.
El viajero experiment¨® una familiar sensaci¨®n de d¨¦j¨¤ vu: no en vano, pens¨® para s¨ª, deben de contarse por cientos los relatos de terror g¨®tico que comienzan exactamente del mismo modo: aldea de los C¨¢rpatos, viajero que llega, lugare?os recelosos y grupo que cuchichea sobre el fastidio que supone protagonizar cientos de relatos id¨¦nticos donde nunca falta el pelmazo del forastero que llega inopinadamente haciendo preguntas idiotas.
Resuelto, el viajero se alz¨® de su silla y anunci¨® a todos los presentes que ¨¦l les librar¨ªa de aquella temible lacra. ?Pero c¨®mo?, preguntaron los lugare?os. Por all¨ª hab¨ªan pasado los cazadores de vampiros m¨¢s c¨¦lebres, incluido el mism¨ªsimo Van Helsing, y todos ellos hab¨ªan fracasado. Pero yo no soy un cazador de vampiros, les revel¨® el viajero, alzando su estuche cil¨ªndrico. ?Qu¨¦ llevar¨ªa all¨ª?, se preguntaron todos. ?Estacas? ?Un lanzador de estacas? ?Un kit para fabricar estacas y lanzadores de estacas?
No soy un cazavampiros, sino un cient¨ªfico, anunci¨® el forastero; astr¨®nomo, para m¨¢s se?as, concret¨® mientras extra¨ªa del estuche un brillante telescopio. Ante lo cual, los lugare?os, lejos de quedar impresionados, bufaron de hast¨ªo y regresaron a sus cosas.
¡ªPero hombre, ni ciencia ni ciencia ¡ªdijo uno de ellos, poni¨¦ndose en pie e identific¨¢ndose como el m¨¦dico de la aldea¨C. Aqu¨ª hasta el m¨¢s tonto del pueblo tiene un m¨¢ster por el Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts. Sin ir m¨¢s lejos, yo estoy doctorado cum laude por la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard. Pero el problema es que est¨¢ en nuestra naturaleza el ser supersticiosos. No podemos evitarlo, y el vampiro aprovecha esta debilidad.
¡ªY d¨ªgame, doctor ¡ªse interes¨® el astr¨®nomo¡ª. Ese vampiro, ?cu¨¢les son sus puntos flacos?
¡ª?Ha le¨ªdo usted Dr¨¢cula? ¡ªreplic¨® el m¨¦dico¡ª. O al menos, ?ha visto la pel¨ªcula de Francis Ford Coppola?
¡ªEn efecto.
¡ªPues todo el pack, tal cual. El nuestro es un vampiro cl¨¢sico de libro, sin fantas¨ªas. Ya sabe: crucifijos, estacas, la luz del sol... Todo eso.
¡ªInteresante. ?Ajos? No veo ristras colgadas, como suele ser habitual en todos los relatos g¨®ticos de localidades acechadas por vampiros.
¡ªNo, no, los ajos no. Ver¨¢, somos supersticiosos, pero como le he dicho, tambi¨¦n somos gente de ciencia. Un estudio publicado en 1994 en la revista British Medical Journal por dos investigadores de la Universidad noruega de Bergen descubri¨® que las sanguijuelas, que los cient¨ªficos empleaban como modelo a falta de vampiro, en efecto fenec¨ªan a causa del ajo, pero al mismo tiempo ¨¦ste las atra¨ªa en lugar de repelerlas. Y no queremos atraer al vampiro.
¡ª?Aj¨¢! ?Sabe? Me est¨¢ dando usted una idea. No se trata del ajo, sino de otra de sus debilidades. Creo que con un poco de l¨®gica cient¨ªfica podemos vencer al vampiro. O al menos, darle una lecci¨®n para que no pueda salir por las noches impunemente a molestarlos.
¡ª?A qu¨¦ se refiere?
¡ªLa superstici¨®n ignora un hecho cient¨ªfico,?relativo a la luz del sol, que convierte en absurda dicha debilidad. Ya ver¨¢, d¨¦jelo de mi cuenta.
Ya sabemos que los vampiros no existen. O para ser m¨¢s rigurosos, hasta ahora no hemos tenido constancia fehaciente de ninguno. Pero salvando este detalle sin importancia, ?en qu¨¦ estaba pensando el astr¨®nomo?
?Cu¨¢l es la debilidad de los vampiros que no tiene ning¨²n sentido desde el punto de vista cient¨ªfico? ?Por qu¨¦ ser¨ªa un arma infalible para los cazavampiros?
Con esta pregunta en mente, te recomendamos que vuelvas a leer el texto. Escribe tu respuesta y explica su base cient¨ªfica. El plazo para responder a este desaf¨ªo finaliza el domingo 7 de agosto a las 12:00 (hora peninsular espa?ola).
Respuesta correcta:?Recordemos la tradici¨®n: los vampiros salen de noche porque la luz del sol los mata. Pero, de noche, la Luna puede reflejar alrededor del 14% de la luz solar que incide sobre ella. Por lo que, el astr¨®nomo se tendr¨ªa que limitar a exponer al vampiro a la luna llena, confiando en que esto ser¨ªa suficiente para matarlo o, al menos, quitarle las ganas de volver a incordiar. El mito de los vampiros es tan ancestral, tan anterior a los conocimientos m¨¢s b¨¢sicos de astronom¨ªa, que por entonces a¨²n ni siquiera se relacionaba el brillo de la luna con la luz solar.
Ganador:?Rut Berges P¨¦rez (Zaragoza).
Finalizado
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