Bombardeos
Las tres guerras mundiales tienen un factor com¨²n: las tres apestan a carne humana inocente abrasada
Por si alguien no se hab¨ªa enterado, debe saber que estamos viviendo la III Guerra Mundial. En la primera los frentes se defin¨ªan por trincheras, que hab¨ªa que asaltar a bayoneta calada buscando el cuerpo a cuerpo para descerrajar directamente las tripas del enemigo. En la retaguardia se bailaba el charlest¨®n. La segunda se caracteriz¨® por bombardeos masivos de ciudades abiertas, por el genocidio ominoso del Holocausto y por un par de bombas at¨®micas como fin de fiesta. En la retaguardia sonaba la orquesta de Glenn Miller y la garganta de ?dith Piaf. El cierre en falso de la primera dio paso a la segunda y la segunda, a medias entre el capitalismo salvaje y el fanatismo religioso, ha generado la tercera, que sucede hoy en cualquier parte del mundo, aunque sus batallas m¨¢s decisivas se realizan en el interior de nuestra conciencia. Las tres guerras mundiales tienen un factor com¨²n: las tres apestan a carne humana inocente abrasada. M¨¢s all¨¢ de cualquier clase de culpa, esta III Guerra Mundial se caracteriza por una doble estrategia: los ej¨¦rcitos regulares bombardean, los terroristas ponen bombas; mientras unos lo hacen cada vez de m¨¢s lejos sobre el mapa, los otros lo hacen cada vez de m¨¢s cerca en mercados, estaciones de tren, aeropuertos, estadios, salas de fiestas, restaurantes, playas de Niza o de Bali. La dial¨¦ctica b¨¦lica ha generado una escalada armament¨ªstica coronada hoy por el fan¨¢tico suicida forrado de dinamita, contra el cual ya no hay defensa posible. Esta III Guerra Mundial no tiene retaguardia, pero unos bailan el rock y otros rezan a Al¨¢ y aunque en los controles de momento solo te exigen que te quites la chupa, el cintur¨®n y los zapatos, a medida que esta guerra de civilizaciones avance, el esc¨¢ner ser¨¢ el verdugo inapelable y los aeropuertos repletos de pasajeros desnudos nos devolver¨¢n la imagen de Auschwitz.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.