Tus fotos de Instagram pueden ser una obra de arte. En serio
La nueva aplicaci¨®n Rtist permite que un artista emergente convierta en cuadro la foto que t¨² quieras de dicha red social
No nos enga?emos: por mucho filtro que le encasquetes a tus fotos de Instagram dif¨ªcilmente, en el caso de que imprimieras la imagen y le colocaras un bonito marco para colgar en esa pared triste que tienes en casa, dar¨ªa el pego como obra de arte. Pero eso ha sido as¨ª hasta ahora. La aplicaci¨®n m¨®vil Rtist,?sin duda, desde hace dos meses se est¨¢ democratizando no s¨®lo el acceso al arte, sino tambi¨¦n su consumo. Su funcionamiento es bien simple. Accedes a la app, una vez ah¨ª tienes un cat¨¢logo de quince artistas emergentes dispuestos a convertir tu foto fetiche de Instagram en un cuadro y, pagando entre 80 y 300 euros, en unos d¨ªas recibes en tu casa una obra a medida inspirada en la fotograf¨ªa que t¨² mismo hiciste. ?Qui¨¦n dijo que el mercadeo art¨ªstico era algo elitista?
¡°Se abren las puertas a un concepto de regalo totalmente novedoso"
El culpable de esta peque?a revoluci¨®n tiene nombre y apellido: Duncan Campbell. Hace seis a?os este brit¨¢nico, tras una larga temporada creando aplicaciones m¨®viles para bancos en la City londinense, decidi¨® abandonar su estresante?vida que apenas le permit¨ªa dormir y rompi¨® de ra¨ªz con el que era su destino. ¡°Estaba muy quemado, hubo un momento en el que por mucho dinero que ganara no me compensaba¡±, recuerda ahora aliviado de aquella carga. Y dicho y hecho.
Duncan hizo las maletas e inici¨® una nueva vida en Barcelona liderando la Start Up Gorilla Arm, que goza de una enorme proyecci¨®n internacional. Sin ir m¨¢s lejos, hace apenas unos d¨ªas gracias a Rtist se alz¨® vencedor de la ¨²ltima edici¨®n del?'AppCircus de Barcelona'. Pero a ¨¦l y a su equipo de programadores tambi¨¦n les debemos juegos como 'Fontagious' (ideal para aquellos que presumen de saberlo todo acerca de las tipograf¨ªas) o 'Enscripted', que ha hecho sudar la gota gorda a m¨¢s de 400.000 usuarios alrededor del mundo.
¡°Rtist es una idea nueva e innovadora que ayuda a la gente. Con ella se abren las puertas a un concepto de regalo totalmente novedoso. Antes, la mayor¨ªa?no pod¨ªa hacer encargos a un artista de t¨² a t¨², pero ahora s¨ª puedes hacerlo tranquilamente y sin necesidad de pagar grandes cantidades¡±, se?ala Duncan al respecto. Pero a todo esto, ?c¨®mo surge una idea as¨ª? ¡°Hace cosa de seis a?os fui a casa de una amiga m¨ªa en Londres y vi un retrato colgado en la pared en el que aparec¨ªan ella y su marido. Le pregunt¨¦ qui¨¦n hab¨ªa pintado aquello, y para sorpresa me dijo que era de el director Michel Gondry. Al parecer Gondry se prest¨® a cambio de unos pocos euros a convertir en cuadros las fotos de todos aquellos que quisieran, y la verdad es que me pareci¨® una idea maravillosa¡±, recuerda.
Desde entonces Duncan estuvo d¨¢ndole vueltas al asunto, obsesion¨¢ndose sanamente con las posibilidades de este nuevo tipo de encargo personalizado. Aunque no fue hasta a?os despu¨¦s, concretamente hasta diciembre de 2015, que en medio de un vuelo a Estocolmo visualiz¨® la g¨¦nesis de Rtist: ¡°Nada m¨¢s volver a casa de aquel viaje me sent¨¦ a crear un prototipo y me pas¨¦ un d¨ªa entero detectando en Instagram qu¨¦ artistas noveles podr¨ªan encajar con la propuesta¡±. De momento, el cat¨¢logo de artistas locales dispuestos a convertir en cuadros tus fotos son quince, pero el n¨²mero ir¨¢ creciendo pr¨®ximamente. Y no s¨®lo eso, sino que adem¨¢s la aplicaci¨®n en septiembre desembarcar¨¢ tambi¨¦n en el Reino Unido, tejiendo de este modo una red de artistas internacionales que se antoja interesant¨ªsima.
A pesar de que nuestro protagonista iba para bi¨®logo, pronto se dio cuenta de que lo suyo era la programaci¨®n. ¡°Con ocho a?os, mientras mis amigos estaban jugando en el parque, cre¨¦ mi primer programa con un viejo ordenador. Siempre digo que los que nos dedicamos a la programaci¨®n, al igual que los artistas pl¨¢sticos o los m¨²sicos, es porque lo llevamos en la sangre. Por mis venas corren c¨®digos todo el rato¡±. Y buenas ideas, claro est¨¢. La revoluci¨®n art¨ªstica (y a medida) no ha hecho m¨¢s que empezar.
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