Reforma o revoluci¨®n
La crisis de las pensiones no es de modelo sino de incompetencia en la gesti¨®n
La magnitud del problema del d¨¦ficit de la Seguridad Social, que crece por primera vez en la historia cuando tambi¨¦n lo hace el empleo, puede hacer pensar a los espa?oles que el propio modelo de reparto ha entrado en crisis. Como en su d¨ªa conseguimos frenar el d¨¦ficit en un contexto de intensa destrucci¨®n de empleo (desde 2008 a 2011), me interesa exponer al menos cu¨¢les podr¨ªan ser otras razones de este desequilibrio creciente desde 2012.
Otros art¨ªculos del autor
Para empezar, las prestaciones, pr¨¢cticamente congeladas (crecimientos del 0,25%), no crecen m¨¢s de lo que antes superaban en t¨¦rminos constantes: un 3%. Bien es cierto que la ausencia de inflaci¨®n no ayuda. El problema est¨¢ en las cotizaciones, porque el Estado ya abona a su cargo todas las prestaciones no contributivas. En 2015 las cuotas han recaudado 4.800 millones menos que en 2011 (100.493 millones frente a 105.312). ?Por qu¨¦ raz¨®n? Porque las cotizaciones de desempleados y las bonificaciones compensadas por el Estado, que hace cinco a?os superaron los 10.350 millones, ahora han supuesto s¨®lo 6.600. Los desempleados cotizan menos a?os (desde los 55, antes los 52), por menores bases (el SMI ahora, antes m¨¢s) y con mayores incompatibilidades. Todas las bonificaciones las abona ahora a su cargo la Seguridad Social (3.700 millones), y antes el Estado corr¨ªa con una parte sustancial. Los desempleados cotizantes bajan en la misma proporci¨®n que pierden prestaciones, y mientras el sistema de pensiones paga su d¨¦ficit con el Fondo de Reserva, el resultado positivo del Servicio P¨²blico de Empleo revierte a Hacienda.
Las nuevas cuotas son inferiores, porque ahora los sueldos son exiguos. Cierto, pero tambi¨¦n que la congelaci¨®n del salario m¨ªnimo se ha trasladado mim¨¦ticamente a todas las bases m¨ªnimas de cotizaci¨®n, que pod¨ªan haber crecido. Y desde luego ser¨ªa necesario un control m¨¢s detallado de los contratos menores de siete d¨ªas, que con frecuencia escapan a los recargos legales preceptivos por festivos y vacaciones. Ni la Tesorer¨ªa General ni la Inspecci¨®n de Trabajo y Seguridad Social han conseguido en los ¨²ltimos a?os frenar la infracotizaci¨®n.
Luego est¨¢n las horas extraordinarias, que se han trasladado a sectores enteros de la econom¨ªa sin control. Las pr¨¢cticas en centros de trabajo de becarios y estudiantes, que no cotizan en ning¨²n caso. Las cuidadoras familiares de personas dependientes o discapacitadas, que despu¨¦s de entregar su vida a sus familias han sido privadas de cotizaci¨®n. Con los bomberos iniciamos, a la hora de establecer su coeficiente de reducci¨®n de la edad de jubilaci¨®n, una pr¨¢ctica de establecer, para estos empleadores y empleados, una cotizaci¨®n recargada, proporcional al anticipo en el cobro de las prestaciones. Esto no ha tenido continuidad, porque cuando desaparece el di¨¢logo social una medida as¨ª ser¨ªa fuertemente contestada.
Las nuevas cuotas son inferiores, porque ahora los sueldos son exiguos
La tarifa por accidentes de trabajo y enfermedades profesionales ten¨ªa m¨¢s de 400 ep¨ªgrafes en 2004, y acab¨® en 2011 con 17 tipos de cotizaci¨®n sin merma de ingresos. En otros pa¨ªses europeos hay tarifas ¨²nicas, tres o cuatro tipos¡ Los sectores exportadores y m¨¢s competitivos suelen pagar un tipo m¨¢s alto del medio. ?Por qu¨¦ no seguir con la convergencia? Como en otros tipos de cotizaci¨®n, antes bonificados, y que ahora deber¨ªan incrementar paulatinamente sus cuotas: empleadas de hogar, sistemas especiales¡
Estas medidas supondr¨¢n mayor esfuerzo fiscal a empleadores y a empleados. O trasvasar super¨¢vits de otros sectores p¨²blicos que minorar¨ªan el d¨¦ficit de la Seguridad Social. No resolver¨ªan el problema, pero probablemente lo redujeran a la mitad. Y en todo caso, no hay soluciones m¨¢gicas: deberemos pagar m¨¢s. Podemos elegir si un recargo que se aplique a la parte del salario que excede la base m¨¢xima de cotizaci¨®n, a los beneficios empresariales sin incidencia del trabajo y a las actividades que ahora no cotizan es una forma adecuada de financiar la Seguridad Social, si preferimos reducir o retrasar las prestaciones, o pagar en la misma forma que ahora m¨¢s impuestos para financiar algunas pensiones.
Todas las alternativas pueden exponer argumentos razonables. Pero tengamos en cuenta que el peso del factor trabajo en el PIB sigue disminuyendo, y que otros pa¨ªses con sistemas de pensiones de reparto ya aplican medidas como las se?aladas. Porque la crisis no es de modelo, ni siquiera ideol¨®gica: todos los Gobiernos anteriores, tambi¨¦n el de Aznar, respetaron la Seguridad Social. No estamos ante el apocalipsis, sino ante un problema de incompetencia en la gesti¨®n.
Octavio Granado fue secretario de Estado de Seguridad Social entre 2004 y 2011.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.