Por qu¨¦ el pr¨ªncipe Harry puede enamorar al mundo entero
Los motivos van desde hacerse la prueba del VIH para concienciar a la sociedad hasta verlo jugar al Strip poker, como no iba a ser de otra manera, desnudo
No hay nada m¨¢s pasado de moda que un 'royal'. Ahora lo que se llevan son los youtubers, los millennials y los influencers. Y claro, ah¨ª casa poco la monarqu¨ªa, una instituci¨®n m¨¢s propia de otros tiempos que poco entiende de modernidades. Pero incluso dentro de esta vor¨¢gine de t¨ªtulos nobiliarios, reverencias y f¨¦rreos protocolos, tambi¨¦n encontramos nuestras peque?as debilidades. Esos miembros de las Familias Reales europeas que han conseguido conquistarnos gracias a su espontaneidad, su desparpajo delante de las c¨¢maras y s¨ª, su poca disposici¨®n a ce?irse a las normas de comportamiento que se presumen en tan elevadas alturas. Son las ovejas negras, esos 'royals' que tantos quebraderos de cabeza causan a los jefes de Estados pero que, tantas alegr¨ªas nos proporcionan al com¨²n de los mortales.
Estefan¨ªa de M¨®naco y su pasado como cantante -?y su afici¨®n al circo!-, los d¨ªscolos hijos de su hermana Carolina o la Familia Real sueca, con un entrenador personal y una ex stripper entre sus filas, son algunos de nuestros favoritos. Pero si tenemos que quedarnos con un nombre, uno que ha protagonizado alg¨²n que otro sue?o veraniego, ese es el pr¨ªncipe Enrique de Gales. Ay, Harry, nuestro Harry. La pesadilla de la Reina Isabel II, el soltero m¨¢s codiciado de la Casa Windsor, el pelirrojo m¨¢s famosos de Reino Unido. Cada una de sus apariciones -la ¨²ltima practic¨¢ndose la prueba del VIH para concienciar a la sociedad sobre la necesidad del diagn¨®stico y de la lucha contra la enfermedad-, nos cautiva m¨¢s que la anterior. Le adoramos, ?qu¨¦ le vamos a hacer?
Eso s¨ª, no se asusten. Si todav¨ªa no han ca¨ªdo en la 'harryman¨ªa', aqu¨ª estamos para contagi¨¢rsela. ?Que por qu¨¦ nos gusta tanto? Pues por motivos tan de peso como estos:
Nos tiene cautivados con su compromiso social Que un miembro de la Casa Real retransmita la realizaci¨®n de una prueba de VIH es un gran paso para la sociedad. Contribuye a desterrar el estigma de la enfermedad y normaliza un gesto que deber¨ªa ser mucho m¨¢s habitual. Supone, adem¨¢s, poner el foco, de nuevo, en la necesidad de continuar luchando contra el sida, sobre todo teniendo en cuenta el repunte de casos que detectan las organizaciones especializadas y la relajaci¨®n en cuanto a su prevenci¨®n. Solo por eso, ya hay que quererle.
Tiene un pasado de lo m¨¢s salvajeAl pr¨ªncipe Harry le hemos visto en mil y una situaciones. Desde sus andanzas en el ejercito brit¨¢nico,? pasado por su ayuda a las personas que viven en lugares desfavorecidos, hasta jugando al strip poker en Las Vegas -con fotograf¨ªas sin ropa incluidas-. Puede que esto causase un gran revuelo en palacio, pero le convirti¨® directamente en un icono pop. ?A cu¨¢ntos pr¨ªncipes hemos visto en este tipo de situaciones? Solo a Harry.
Desprende amor fraternal por los cuatro costados Para los que estamos acostumbrados a una cordialidad un tanto artificial entre los miembros de la Familia Real -no miramos a nadie-, observar la compenetraci¨®n existente entre los pr¨ªncipes Enrique y Guillermo nos sorprende. Tanto amor fraternal nos ablanda el coraz¨®n. ?Somos as¨ª de sensibles!?
Es la mejor barba de Reino Unido
Puede que Guillermo -s¨ª, ya le tuteamos y todo- haya heredado la alopecia de su padre, cosa que le puede pasar al m¨¢s pintado, pero Enrique no ha corrido la misma -mala- suerte. Nadie luce la barba como el benjam¨ªn de Carlos de Inglaterra. Es toda una instituci¨®n. Deber¨ªa tener su propio t¨ªtulo nobiliario. ?Qu¨¦ barba! ?Qu¨¦ poder¨ªo!
Quiere ser un adulto responsable pero no le sale
Nada que no cure el paso del tiempo. Sin duda, haber superado la treintena debe haber sosegado un poco el legendario car¨¢cter del pr¨ªncipe -uno no est¨¢ igual a los 23 que a los 33-,pero Harry contin¨²a teniendo ese poso de picard¨ªa en la mirada. Quiere ser un adulto responsable, asume su obligaci¨®n y se rinde al peso de la instituci¨®n, aunque, a la vez, le cuesta tomarse en serio. Vamos, lo que le pasa a cualquier joven que se da cuenta de que ya ha dejado de ser un adolescente.
No tiene suerte en el amor.
Las historias de cuento ya no se llevan ni siquiera entre los pr¨ªncipes. ?Y ya era hora! Demasiados finales felices nos han vendido a lo largo de la historia. El pr¨ªncipe Enrique no ha tenido suerte en el amor hasta ahora. O bueno, al menos no ha encontrado una pareja estable -que puede que tampoco la est¨¦ buscando-. Tener una puerta abierta a su coraz¨®n nos da esperanzas. Somos as¨ª de ilusos.
Le hemos visto sin camiseta y ?ay, madre!
No somos de piedra. Y tampoco somos insensibles a la belleza f¨ªsica. Que el pr¨ªncipe Harry es un sex symbol no lo decimos nosotros, es un clamor que reina en la calle -echen un vistazo en las redes sociales y ver¨¢n-. Ahora, ?c¨®mo no va a serlo vi¨¦ndole sin camiseta en la playa! Im¨¢genes no recomendables si se encuentran en plena ola de calor. Lo advertimos.
Es hijo de Lady Di. Respect ?Qu¨¦ diferente era todo hace pocas d¨¦cadas! No pasaba un d¨ªa sin que la cr¨®nica social recogiera las andanzas de Diana de Gales. Sus viajes, sus obras sociales, sus amor¨ªos, sus pretendientes, su relaci¨®n con la monarqu¨ªa brit¨¢nica. Era la aut¨¦ntica reina. Una como no hemos vuelto a ver. El mundo llor¨® su muerte. Todos nos sentimos identificados en aquellos dos ni?os que acompa?aban el f¨¦retro de su madre. Un respeto.?
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