Sobre el oficio de restaurador

Pe?aranda de Bracamonte ya tiene su reclamo tur¨ªstico: la restauraci¨®n realizada por un vecino de una talla del siglo XVII. Como doctora en Historia del Arte y restauradora, descubrir este tipo de acciones duele en el alma, no solo por los da?os irreversibles que sufren las piezas, sino porque bajo la excusa de la buena voluntad, se est¨¢ perjudicando al patrimonio colectivo y a miles de expertos sin trabajo. Duele a¨²n m¨¢s que las Administraciones locales apoyen este intrusismo laboral justific¨¢ndose en los beneficios econ¨®micos que reportar¨¢n las visitas de los curiosos que, en lugar de indignarse, se har¨¢n un selfiey lo colgar¨¢n en la Red.

El oficio de restaurador de obras de arte es maravilloso, pero parece que nuestro trabajo no se reconoce, o no se respeta. Me gustar¨ªa, humildemente, aclarar que no solo la buena voluntad es necesaria. A la hora de abordar una restauraci¨®n, existen cuatro principios fundamentales que hay que respetar siempre: la durabilidad de la intervenci¨®n, la estabilidad de los materiales nuevos, la legibilidad de lo a?adido y la fidelidad al original. Por favor, si de verdad aman el arte, t¨¦nganos en cuenta.¡ª ?ngeles Parrilla Bou. C¨¢ceres.