La madura maternidad

A una bi¨®loga prejubilada de 60 a?os su jefe le espeta el d¨ªa de su marcha: "?Te vas de la empresa despu¨¦s de 30 a?os aqu¨ª y no has hecho ni una amistad?". A lo que la mujer responde: "?Pero esto qu¨¦ es, Facebook?". La brecha generacional, laboral, social y moral es tan evidente en apenas un di¨¢logo que da para una pel¨ªcula. Y ah¨ª se acerca la alemana Mi vida a los sesenta, comedia en la l¨ªnea (algo pesada ya) de identificaci¨®n y estereotipo que domina el cine comercial europeo, pero que, aun con sus desajustes y desvar¨ªos, que son bastantes, contiene una saludable reivindicaci¨®n de la mujer madura que en un determinado momento de su vida busca nuevas sorpresas, entre ellas la maternidad a (des) tiempo.

De estructura cl¨¢sica (o convencional), con canciones pop (de buen gusto) en las transiciones entre secuencias, y una puesta en escena con notables detalles (la b¨²squeda de la simetr¨ªa en el encuadre, la huida del plano-contraplano con escorzo), Mi vida a los sesenta abusa del extendido recurso a la casualidad, y cuanto m¨¢s loca se pone con el humor f¨ªsico, peor resulta. Sin embargo, cuando se calma y, entre la dudosa jocosidad de sus relaciones sentimentales a dos bandas, expone serias reflexiones acerca del machismo, la soledad y el ocaso f¨ªsico de hombres y mujeres, la visi¨®n que se tiene, lamentablemente distante, entre buena parte de la sociedad de cada uno de ellos, la pel¨ªcula se eleva. Quiz¨¢ no sea mucho en una producci¨®n cuyo objetivo principal es la risa, pero al menos te ayuda a llegar hasta el final.