Salvemos a los cerdos iberoamericanos
Los criollos, derivados de las razas llegadas a partir de 1493, est¨¢n en peligro de extinci¨®n. Un gran proyecto internacional identificar¨¢, mediante la gen¨¦tica, cu¨¢les conservar
La llegada de Crist¨®bal Col¨®n a Am¨¦rica en 1492 fue un simulacro. Lo serio empez¨® a partir del segundo viaje, que zarp¨® de C¨¢diz el 25 de septiembre de 1493. Ya no eran tres carabelas con unos pocos marineros desorientados, sino 17 barcos con 1.500 colonizadores que iban a transformar Am¨¦rica para siempre. Viajaban para quedarse. Y llevaban por primera vez animales nunca vistos por los nativos: caballos, vacas, ovejas, cabras y cerdos. La flota era lo m¨¢s parecido que ha existido nunca al Arca de No¨¦ b¨ªblico.
¡°Bestias en tierra no vide ninguna de ninguna manera, salvo papagayos y lagartos. Un mozo me dijo que vido una grande culebra. Ovejas ni cabras ni otra ninguna bestia vide; aunque yo he estado aqu¨ª muy poco, que es medio d¨ªa: mas si las hubiese no pudiera errar de ver alguna¡±, hab¨ªa escrito Col¨®n en su diario el 16 de octubre de 1492. A sus ojos, aquellas tierras estaban yermas. Para invadirlas, hab¨ªa que convertirlas antes en una granja para alimentar a los colonos. Y as¨ª fue. ¡°Llev¨¦ los cavallos, yeguas y mulas y todas las otra vestias, y simoentes de trigo y ?evada y todos los ¨¢rboles y de suerte de frutas, todo esto en muy grande abundan?ia¡±, escribi¨® Col¨®n a los Reyes Cat¨®licos sobre su segundo viaje.
A partir de 1493, Col¨®n llev¨® a Am¨¦rica por primera vez animales nunca vistos por los nativos: caballos, vacas, ovejas, cabras y cerdos
El padre del fraile Bartolom¨¦ de las Casas viajaba en uno de aquellos 17 barcos que cruzaron el Atl¨¢ntico en 1493. La expedici¨®n hizo una parada de dos d¨ªas en la isla canaria de La Gomera. ¡°Se provey¨® a mucha prisa de algunos ganados, que ¨¦l y los que ac¨¢ ven¨ªan compraban y met¨ªan, como becerras y cabras y ovejas. Y entre otros, ciertos de los que ven¨ªan all¨ª compraron ocho puercas, a 70 maraved¨ªs la pieza. Destas ocho puercas se han multiplicado todos los puercos que hasta hoy ha habido en todas estas Indias, que han sido y son infinitos¡±, escribi¨® De las Casas, fallecido en 1566.
El fraile exageraba, pero algo de raz¨®n ten¨ªa. Un equipo de cient¨ªficos est¨¢ analizando las huellas gen¨¦ticas de aquellas ¡°ocho puercas¡± de Col¨®n, en realidad un ej¨¦rcito de caballos, vacas, ovejas, cabras y cerdos llegados desde la pen¨ªnsula Ib¨¦rica y Canarias a partir de 1493. ¡°Todav¨ªa hay mucha huella gen¨¦tica ib¨¦rica en las razas criollas¡±, explica el genetista ?scar Cort¨¦s, de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid.
Cort¨¦s pertenece a la Red Conbiand, una asociaci¨®n surgida en la Universidad de C¨®rdoba y dedicada a la conservaci¨®n de la biodiversidad de los animales dom¨¦sticos en Iberoam¨¦rica. Sus miembros, procedentes de multitud de centros de investigaci¨®n a ambos lados del Atl¨¢ntico, han creado una gigantesca base de datos gen¨¦tica de razas criollas, espa?olas y portuguesas. Son animales como el cerdo pel¨®n mexicano, derivado de las razas espa?olas llevadas hace 500 a?os. Esta raza ha sido protagonista durante siglos de la cocina local, como ingrediente de la cochinita pibil, y de fiestas populares, como el baile de la cabeza de cochino.
Pero el cerdo pel¨®n mexicano, como multitud de razas criollas, ha sido empujado al borde de la extinci¨®n por la llegada de otras razas industriales, que producen m¨¢s carne en menos tiempo. El pel¨®n, un aut¨¦ntico s¨ªmbolo cultural de Yucat¨¢n, desaparece, pese a su resistencia natural a las enfermedades y su adaptaci¨®n al clima tropical. Y con ¨¦l desaparecen sus poderosos genes.
La Red Conbiand, organizada en consorcios por especies (BioPig para cerdos, BioBovis para vacas¡) est¨¢ destapando las relaciones gen¨¦ticas entre las diferentes razas, una informaci¨®n clave para su protecci¨®n. Un equipo encabezado por Cort¨¦s acaba de publicar un estudio cient¨ªfico que establece las ¡°prioridades para la conservaci¨®n¡± de las razas porcinas iberoamericanas.
¡°Vemos qu¨¦ razas habr¨ªa que conservar desde el punto de vista gen¨¦tico, en el caso hipot¨¦tico de que hubiese que priorizar unas sobre otras¡±, se?ala Cort¨¦s. Los animales se?alados para su protecci¨®n var¨ªan en funci¨®n de la metodolog¨ªa, seg¨²n muestra su estudio, publicado en la revista cient¨ªfica Heredity. Si se priorizan las razas alejadas entre s¨ª, para mantener una mayor diversidad gen¨¦tica, habr¨ªa que conservar por ejemplo la estadounidense mulefoot, llamada as¨ª porque los cerdos tienen pezu?as que recuerdan a cascos de mula; o la variedad manchado de Jabugo, oficialmente en peligro de extinci¨®n en Espa?a.
"Las razas criollas llevan 500 a?os adapt¨¢ndose al medio. Se pueden perder siglos de adaptaci¨®n", alerta el genetista ?scar Cort¨¦s
Si lo que se busca es salvaguardar la mayor diversidad gen¨¦tica dentro de una misma raza, habr¨ªa que conservar cerdos como el caracolero de la regi¨®n h¨²meda de Argentina y el criollo del Pac¨ªfico colombiano, tambi¨¦n en peligro de extinci¨®n.
¡°Cada vez hay m¨¢s conciencia de la importancia de estas razas en cuanto a sus rasgos de adaptaci¨®n a entornos espec¨ªficos y a menudo con condiciones extremas, adem¨¢s de como reservorios gen¨¦ticos y por sus valores hist¨®ricos o culturales¡±, se?alan en el estudio sus autores, que incluyen a Amparo Mart¨ªnez y Juan Vicente Delgado, de la Universidad de C¨®rdoba. ¡°Es necesario implementar pol¨ªticas centradas en la conservaci¨®n de la diversidad gen¨¦tica, sobre todo en los casos en los que la viabilidad de la raza est¨¢ amenazada por la endogamia¡±, advierten.
El desaf¨ªo parece imposible. Las razas industriales de cerdo blanco ¡ªcomo la Duroc de EE UU y la Large White brit¨¢nica¡ª est¨¢n desplazando o diluyendo con cruces a las razas aut¨®ctonas en todo el mundo. ¡°Las razas criollas llevan 500 a?os adapt¨¢ndose al medio. Si se siguen cruzando, pueden terminar desapareciendo. Se pueden perder siglos de adaptaci¨®n¡±, alerta Cort¨¦s. ¡°Ahora hay razas muy industriales, muy aisladas del medio. Pero como todo cambie, por ejemplo como consecuencia del cambio clim¨¢tico, ?qu¨¦ raza va a producir?¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.