Disparar al mensajero no es la soluci¨®n
Dejar de publicar en los peri¨®dicos las fotos de los terroristas no evitar¨¢ los atentados
Dice Rafael S¨¢nchez Ferlosio que las muertes provocadas por los terroristas son muertes firmadas: ¡°Lo que le importa al terrorista, a diferencia del soldado, no es el que su v¨ªctima muera (est¨¦ muerta)¡±, sino ¡°poner (tener) en su haber nominal el haberla matado¡±. Este tipo de asesinos necesitan que todo el mundo sepa qui¨¦nes son, que sus criminales acciones aparezcan en las primeras p¨¢ginas de los peri¨®dicos, abran los telediarios y recorran a toda velocidad las redes sociales. Ning¨²n atracador de bancos llama a la polic¨ªa para reivindicar su delito, pero los terroristas se aprestan a atribuirse los tiroteos, los coches bomba, los atropellos masivos y los degollamientos. Filman el terror para exhibirlo como si fuera un trofeo.
?C¨®mo deben actuar los medios de comunicaci¨®n ante un fen¨®meno como el de la exaltaci¨®n de la autor¨ªa? ?Publicar las fotograf¨ªas de los asesinos contribuye a glorificarlos? ?Da la televisi¨®n ox¨ªgeno al terrorismo? Tras la masacre de Niza y el estremecedor ataque en una iglesia de Normand¨ªa, Francia ha abierto un debate plagado de aristas. Los medios han adoptado distintas posturas. Por un lado, los que abogan por no publicar im¨¢genes de los verdugos para no satisfacer sus aspiraciones de notoriedad y heroicidad p¨®stuma. Por otro, quienes sostienen que censurar las fotos no frenar¨¢ la violencia salvaje ni acabar¨¢ con los atentados ni eclipsar¨¢ el miedo.
Intelectuales franceses han propuesto un gran pacto para acotar los par¨¢metros informativos ¡ªuna especie de c¨®digo deontol¨®gico o libro de estilo¡ª a la hora de abordar la cobertura de los atentados yihadistas. Sobre la mesa est¨¢ la vieja cuesti¨®n de si el mensajero es el responsable del mensaje o si es un mero testigo de los hechos. Hay quienes sostienen, como el director de Le Monde, que la batalla contra el terrorismo no es solo asunto de la polic¨ªa, los pol¨ªticos o los servicios de inteligencia. En consecuencia, el vespertino parisiense ¡ªque decidi¨® no difundir im¨¢genes propagand¨ªsticas del ISIS¡ª ha optado por no publicar fotograf¨ªas de los autores de los cr¨ªmenes.
Otros medios mantienen una postura diferente. Piensan que la autocensura no es la soluci¨®n, defienden el firme compromiso de la prensa en la defensa de los valores democr¨¢ticos y apelan a utilizar las armas a su alcance ¡ªla informaci¨®n rigurosa, cr¨ªtica, independiente, de calidad y contextualizada¡ª para combatir la barbarie. Ocultar o enmascarar las noticias tiene poco recorrido. El ISIS utiliza eficaces herramientas propagand¨ªsticas en el universo de Internet. Y sabe manejar con extraordinaria habilidad las redes sociales. El ciberespacio est¨¢ plagado de v¨ªdeos espectaculares que siembran apolog¨ªa de la violencia.
Algunos te¨®ricos sostienen que cuanto m¨¢s horribles son los atentados mayores ser¨¢n los titulares y que si no hubiera medios de comunicaci¨®n masivos, como la televisi¨®n, no se producir¨ªan. Pero, como se vio el 11-S, los terroristas saben c¨®mo conseguir que las c¨¢maras retransmitan en directo sus masacres.
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