Un acuerdo de paz innovador
El Gobierno y las FARC han llegado a una conclusi¨®n sofisticada con la justicia transicional
El acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tiene especial importancia para este pa¨ªs asolado por una guerra que caus¨® alrededor de 8 millones de v¨ªctimas durante cinco d¨¦cadas. El acuerdo se ha negociado aprendiendo de otras experiencias y tiene caracter¨ªsticas innovadoras que servir¨¢n para resolver otros conflictos violentos. Este acuerdo se alcanz¨® gracias a la voluntad de las partes en conflicto y de Cuba y Noruega, los dos pa¨ªses garantes del proceso. M¨¢s de 50 encuentros secretos entre estos actores condujeron al inicio de negociaciones en Oslo en 2012. Desde ah¨ª se continu¨® en La Habana. Noruega aport¨® su prestigio como negociador discreto y no alineado. Cuba proporcion¨® a las FARC el espacio para negociar sin renunciar a sus principios revolucionarios. Chile y Venezuela, proveyeron acompa?amiento continental.
Varios factores contribuyeron al ¨¦xito de la negociaci¨®n. Primero, la voluntad pol¨ªtica. Ambas partes asumieron riesgos para mantener la negociaci¨®n pese a m¨²ltiples obst¨¢culos dado que la guerra continu¨® mientras se negociaba. Sin pactar un cese el fuego, gobierno y FARC combatieron menos a medida que creaban espacios de confianza. Segundo, el proceso de negociaci¨®n se centr¨® en cuatro temas sustantivos: las dos causas del conflicto (acceso a la tierra y exclusi¨®n violenta de la pol¨ªtica); en un aspecto esencial de la financiaci¨®n de la guerra (drogas); y las consecuencias de la guerra (las v¨ªctimas). Al contrario que en otros procesos donde causas y reformas iban juntas, generando expectativas imposibles, aqu¨ª las reformas institucionales y del sector de la seguridad, y el desarrollo econ¨®mico ser¨¢n discutidos en el post-conflicto a trav¨¦s de mecanismos institucionales. Sin embargo, resulta innovador que el gobierno, el poder judicial y el legislativo, las FARC y la sociedad civil han trabajado sobre el post conflicto desde el principio de la negociaci¨®n.
Tercero, el apoyo internacional. De forma discreta una constelaci¨®n de actores respondieron a las necesidades de las partes facilitando asesoramiento en cuestiones como el balance entre justicia y paz o desminado. Estados Unidos y la UE nombraron enviados especiales, sum¨¢ndose a los de otros pa¨ªses. El Consejo de Seguridad de la ONU aprob¨® la misi¨®n de verificaci¨®n de alto el fuego y desarme. La administraci¨®n de Estados Unidos, un actor clave en el conflicto, se mantuvo en segundo plano pero garantizando su apoyo al proceso de paz.
Cuarto, evitar la impunidad frente a las violaciones de derechos humanos. El derecho de las v¨ªctimas a la verdad, la justicia y la reparaci¨®n gui¨® las negociaciones. Este es el primer proceso de paz en el que v¨ªctimas de la guerrilla y del Estado fueron invitadas a presentar sus testimonios antes las dos partes y expresar sus expectativas hacia la negociaci¨®n. Por su parte, la Corte Penal Internacional verifica el cumplimiento de las normas internacionales.
El acuerdo sobre justicia transicional (justicia y paz) es sofisticado. Al contrario que en Sud¨¢frica, se cre¨® un marco jur¨ªdico para la paz que se ocupar¨¢ de las investigaciones, enjuiciamientos y sentencias. Si los perpetradores de violaciones de derechos humanos asumen su responsabilidad se beneficiar¨¢n de sentencias reducidas.
El desaf¨ªo inmediato es el apoyo ciudadano en el plebiscito para legitimar el acuerdo. Har¨¢ falta un gran esfuerzo de pedagog¨ªa de paz para contrarrestar la propaganda opositora al acuerdo liderada por el ex presidente ?lvaro Uribe. Las declaraciones y los gestos de las FARC ser¨¢n clave para convencer a los sectores esc¨¦pticos de la poblaci¨®n sobre el compromiso de la guerrilla con la paz.
El proceso de paz durar¨¢ d¨¦cadas. Los problemas estructurales son inmensos ante los retos de construir un pa¨ªs m¨¢s incluyente y equitativo, atender a los derechos de millones de v¨ªctimas, y lograr en el largo plazo la reconciliaci¨®n nacional.
El acuerdo puede ayudar a que se inicien negociaciones con la otra guerrilla, el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (ELN) y facilitar¨¢ nuevos tipos de relaciones entre Colombia y sus vecinos, particularmente con Venezuela, e indirectamente ha ayudado a mejor los v¨ªnculos entre Cuba y Estados Unidos.
El impacto ser¨¢ profundo debido a la desmovilizaci¨®n de m¨¢s de 20.000 combatientes y la implementaci¨®n pactada para reformar el sector rural, combatir el narcotr¨¢fico, e incorporar a la vida pol¨ªtica a los que trataban de cambiar el orden pol¨ªtico mediante la violencia.
Mariano Aguirre es director del Norwegian Centre for Conflict Resolution (NOREF).?
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