Redes sociales, las peores enemigas del amor en el siglo XXI
Espiar los perfiles de nuestra pareja (o ex pareja), sufrir porque no nos da un 'like', malinterpretar sus estados... Facebok, Twitter o cualquier otra plataforma pueden ser el lugar perfecto para airear nuestro enamoramiento, pero tambi¨¦n para destruirlo
Las redes sociales se ofrecen como el Dorado de los contactos afectivos y sexuales. Pero son sus enemigas. Hay gente que tiene problemas con el doble check de WhatsApp y gente a la que los DM de Twitter le han dado la vida y la muerte. No he tenido ni que probar algo tan cantoso y desesperado como Tinder para caer en su trampa. Yo soy cl¨¢sica en el fondo, o cuando toco fondo: yo he tenido problemas muy serios con el carcam¨¢n de las redes, el que todav¨ªa usa el trasnochado nominalismo "amigos", el Facebook.
De repente, el muro que me serv¨ªa para presumir de mis art¨ªculos y mis hijos se convirti¨® en el muro de los lamentos sembrado con una tonelada de ANFO. Deb¨ª darme cuenta cuando comparti¨® un gif de la cara de Scarlett O'hara clamando con l¨¢grimas en los ojos: "Yo no quiero realismo, quiero magia". Ese mismo d¨ªa yo hab¨ªa posteado probablemente alguna noticia sobre alguna vieja encontrada en su piso dos a?os despu¨¦s de muerta.
En el Messenger, observas el punto verde de su actividad y piensas que late, anhela, desea otro punto verde que no eres t¨²
Claramente, est¨¢bamos en momentos diferentes y yo no quer¨ªa verlo, ni siquiera porque Facebook me lo estaba mostrando a m¨ª y al mundo. Y deb¨ª abrir definitivamente los ojos cuando comparti¨® ese gif del ni?o corriendo en la orilla del mar sin mirar atr¨¢s, pero tampoco lo hice. Y quise creer que el gif anunciaba el verano, cuando en realidad se acercaba el invierno.
Nos cont¨¢bamos todo, por sana y morbosa curiosidad; si foll¨¢bamos con otra gente nos lo cont¨¢bamos y nos pon¨ªa; compart¨ªamos todo, en serio, incluso nuestras contrase?as de Facebook. ?Por qu¨¦ me miran as¨ª? No es tan raro. Si lo sab¨ªamos todo... No nos vigil¨¢bamos, nos cuid¨¢bamos mutuamente. Hasta que un d¨ªa ocurre y hay algo que no te cuenta y no puede parar de mentirte; y cuando ya no te miente, es peor; y sigues la pista y, sin percatarte, te has convertido en un monstruo distinto al que eras.
En el Messenger, observas el punto verde de su actividad y piensas que late, anhela, desea otro punto verde que no eres t¨². Tardas un poco pero, finalmente, te das cuenta de que eres t¨² la que est¨¢ conectada desde su cuenta. Que te est¨¢s viendo a ti misma en ese punto verde. T¨² espi¨¢ndote espiando espiar. Eres la cracker del amor. Mareada, te duele todo, en el metro, por ejemplo, leyendo en tu m¨®vil su Facebook, en riguroso directo, siguiendo la conversaci¨®n er¨®tica del ser amado y otra persona, que el ser amado lee y borra casi al instante, en tiempo real, para no ser descubierto por ti, porque no sabe de qu¨¦ manera le pisas los talones, de qu¨¦ manera est¨¢s viviendo su romance en directo por Periscope o cualquier modernez. Y ya solo puedes ver est¨¢tica c¨®mo brotan y se esfuman las palabras que no son para ti y constatar tu derrota. Pero no la derrota de perder al amado, la derrota de perderte a ti mismo.
Mareada, te duele todo, en el metro, leyendo en tu m¨®vil su Facebook, siguiendo la conversaci¨®n er¨®tica del ser amado y otra persona
Cuando pienses en qu¨¦ han hecho las redes sociales por ti, piensa en esto. Y, sobre todo, no olvides que el principal agente destructor del amor se encuentra en el propio amor, por no hablar de la paja ajena y el tronco en mi ojete. Cuando pienses en qu¨¦ ha hecho el amor por ti, piensa en que no has perdido nada porque nada te pertenece, porque el amor tambi¨¦n es capitalista.
Y repite conmigo lo que escribi¨® Paul B. Preciado cuando Virginie Despentes se enamor¨® de otra: "El amor es un dron". Y ahora dispara. No lo hagas por Facebook.
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