Empresas brit¨¢nicas saqueando ?frica
A primera vista, la noticia no da la impresi¨®n de contener ninguna novedad, pero parece que el continente africano se enfrenta a una nueva invasi¨®n colonial, no menos devastadora, en t¨¦rminos de alcance e impacto, que la que sufri¨® durante el siglo XIX y no viene solo de la mano de China, como hasta ahora hab¨ªamos cre¨ªdo. Al menos as¨ª lo afirmaba a mediados de julio John Hilary, director ejecutivo de la organizaci¨®n brit¨¢nica War on Want, en la presentaci¨®n del informe The New Colonialism: Britain¡¯s scramble for Africa¡¯s energy and mineral resources.
El estudio ha sido realizado con la intenci¨®n de demostrar c¨®mo las grandes empresas brit¨¢nicas, ayudadas y respaldadas por el gobierno de Londres, est¨¢n a la cabeza de una nueva carrera por el reparto de ?frica con el objetivo de asegurar el control de las materias primas.
El informe revela hasta qu¨¦ grado las empresas brit¨¢nicas controlan ahora los principales recursos minerales de ?frica, en particular oro, platino, diamantes, cobre, petr¨®leo, gas y carb¨®n. Identifica 101 compa?¨ªas que cotizan en la Bolsa de valores de Londres (LSE), la mayor¨ªa de ellas brit¨¢nicas, que operan en 37 pa¨ªses de ?frica subsahariana. Juntas controlan algunos de los recursos m¨¢s valiosos de la regi¨®n, valorados en m¨¢s de 1 bill¨®n de d¨®lares.
Los beneficios obtenidos por las empresas brit¨¢nicas y sus accionistas a trav¨¦s de la explotaci¨®n de las materias primas africanas, no se distribuyen equitativamente con los pa¨ªses de origen, por lo que el gobierno brit¨¢nico estar¨ªa alentando una especie de neocolonialismo.
Seg¨²n el estudio, el gobierno de Londres ha utilizado su poder y su influencia para garantizar que las empresas mineras brit¨¢nicas tengan acceso a esos recursos naturales. As¨ª sucedi¨® durante el periodo colonial y vuelve a repetirse en nuestros d¨ªas.
Consecuentemente, el documento denuncia la participaci¨®n, desde hace tiempo, del gobierno brit¨¢nico (ya sea laborista o conservador) a trav¨¦s de sus pol¨ªticas comerciales y de inversi¨®n, para influir y controlar el acceso de las empresas brit¨¢nicas a las materias primas y la forma en que el comercio es llevado a cabo con ?frica. Las puertas giratorias entre miembros del gobierno y las compa?¨ªas mineras han servido para afianzar estas pol¨ªticas.
El control estricto y la influencia sobre los sistemas pol¨ªticos y econ¨®micos de los pa¨ªses africanos, ha permitido a una empresa como Glencore alcanzar ingresos 10 veces mayores que el Producto Interior Bruto de Zambia, por ejemplo.
En la ¨²ltima d¨¦cada se ha prestado mucha atenci¨®n a China y a la r¨¢pida expansi¨®n de su influencia en ?frica. Sin embargo, durante el mismo periodo el Reino Unido ha utilizado su autoridad para garantizar a las empresas brit¨¢nicas una parte creciente de las riquezas del continente.
Cada a?o, Reino Unido ha otorgado unos 134 millones de d¨®lares bajo la apariencia de ayuda al desarrollo a los pa¨ªses africanos, en las modalidades de pr¨¦stamos, inversiones directas y ayuda. Sin embargo, el gobierno brit¨¢nico ha ayudado e instigado a la extracci¨®n de 192 millones de d¨®lares anuales de materias primas de ?frica, principalmente a trav¨¦s de beneficios de las empresas, evasi¨®n fiscal y el llamado coste de adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico. Es decir, sale m¨¢s riqueza del continente que la ayuda que este recibe.
El informe tambi¨¦n pone de relieve que las empresas mineras brit¨¢nicas est¨¢n a la cabeza de la degradaci¨®n de medio ambiente en ?frica. Igualmente, muestra las operaciones mineras que est¨¢n asociadas a muertes en las minas o en zonas cercanas, reasentamientos forzados e injustos, abusos de derechos laborales y otros tipos de abusos.
Por ejemplo, la empresa Rio Tinto tiene un acuerdo con el gobierno de Madagascar para extraer ilmenita (¨®xido de titanio) en la regi¨®n de Fort Dauphin, situada en el extremo sureste de la isla. A trav¨¦s de su filial QIT Madagascar Minerals, la compa?¨ªa brit¨¢nica ha hecho de esa zona un ejemplo dram¨¢tico de la devastaci¨®n del medio ambiente, con graves impactos sobre la vida y el acceso a los recursos de las comunidades que habitan en ella.
Casi todas las empresas citadas en el informe afirman haber puesto en marcha pol¨ªticas de responsabilidad social en los lugares en los que operan, incluso antes del inicio efectivo de los proyectos para asegurar que las comunidades locales son consultadas de manera adecuada y el impacto medioambiental se reduce al m¨ªnimo. Tambi¨¦n recuerdan c¨®mo producen ingresos en los pa¨ªses en desarrollo, como alternativa a la ayuda exterior.
El informe refuta estas afirmaciones en su totalidad al observar la verdadera inversi¨®n de las empresas en estos campos.
War on Want cree que estas empresas deben ser consideradas responsables de su comportamiento en ?frica. Tambi¨¦n el gobierno del Reino Unido debe rendir cuentas por su complicidad en este saqueo. La organizaci¨®n trabaja con grupos de la sociedad civil de las zonas afectadas por esta miner¨ªa en ?frica Subsahariana y apoya sus peticiones de que los beneficios de esta actividad se queden en los pa¨ªses de extracci¨®n, que las materias primas sean procesadas en el pa¨ªs de origen y que los gobiernos act¨²en para proteger los derechos de las personas afectadas por la miner¨ªa, en lugar de proteger los m¨¢rgenes de beneficio de las empresas que las explotan.
Finalmente, la organizaci¨®n insta al p¨²blico del Reino Unido a participar en acciones solidarias en su pa¨ªs para obligar a las empresas y al gobierno brit¨¢nico a rendir cuentas de sus acciones.
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