Organizaciones de mujeres encaran la crisis en L¨ªbano tras la guerra con Israel: ¡°La gesti¨®n y el trabajo social son asuntos muy feminizados¡±
Ante instituciones inoperantes, los colectivos civiles femeninos proveen asistencia legal y atenci¨®n psicosocial a la poblaci¨®n vulnerable
Sin parar, encarando y adapt¨¢ndose a las necesidades que identifican en el terreno. As¨ª trabajan organizaciones de mujeres en L¨ªbano tras la guerra con Israel para procurar por el bienestar de la poblaci¨®n general, azotada por un conflicto que en poco m¨¢s de un a?o mat¨® a casi 4.000 personas y desplaz¨® a m¨¢s de un mill¨®n, seg¨²n datos del Gobierno liban¨¦s. Ante instituciones ineficaces y debilitadas por este y otros episodios de crisis recientes (una profunda debacle econ¨®mica, intensificada por la pandemia y la explosi¨®n del puerto de Beirut en 2020), las mujeres y las organizaciones civiles que encabezan han dado la cara y han prove¨ªdo a la ciudadan¨ªa de cantidad de servicios que de otra manera no tendr¨ªan, asumiendo un rol crucial en la protecci¨®n social de la poblaci¨®n.
As¨ª lo asegura la ONU, que sostiene que las organizaciones lideradas por mujeres ¡°desempe?an un papel distintivo en los esfuerzos humanitarios. Se distinguen por su enfoque tanto en las necesidades inmediatas, como en el apoyo comunitario a largo plazo, as¨ª como por su compromiso de servir a los grupos m¨¢s afectados y marginados¡±. Myriam Sfeir, directora del Instituto ?rabe para las Mujeres de la Universidad Americana de L¨ªbano, coincide y argumenta: ¡°Siempre han sido las primeras en responder y reaccionar, desde la primera Guerra de L¨ªbano ¡ªen 1982¡ª, hasta hoy¡±. Para ella, son las mujeres quienes mejor conocen las vulnerabilidades a las que se enfrenta la poblaci¨®n. ¡°Ellas son quienes m¨¢s han sentido la violencia y el estr¨¦s de las crisis; las que han tenido que abandonar sus hogares¡±, enfatiza, ¡°est¨¢n siempre al frente, trabajando en el terreno y con las comunidades de base encarando las emergencias¡±.
Para noviembre de 2024, se?ala la ONU, el 51% de los desplazados internos por la guerra eran mujeres. Aunque alrededor del 80% de la poblaci¨®n desplazada ha retornado a sus hogares ¡ª despu¨¦s de la entrada en vigor de un cese al fuego, el 27 de noviembre¡ª m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n que contin¨²a desplazada es mujer. Con la guerra, las desigualdades preexistentes se intensifican y resultan en p¨¦rdidas de bienes e ingresos y una mayor exposici¨®n a la violencia sexual y de g¨¦nero. De 114 mujeres encuestadas por ONU Mujeres en noviembre de 2024, tres cuartos necesitaban asistencia monetaria, m¨¢s del 80% aument¨® el trabajo de cuidado no remunerado en el hogar y dos tercios dijeron estar comiendo menos.
¡°El desplazamiento forzado por el asalto de Israel ocurri¨® muy r¨¢pido¡±, recuerda Vanessa Zammar, directora y fundadora del colectivo feminista Jeyetna, que trabaja para erradicar la pobreza menstrual en L¨ªbano. Antes de la guerra, su organizaci¨®n distribu¨ªa compresas reutilizables y bolsas de agua para los c¨®licos en comunidades vulnerables, donde tambi¨¦n realizaban talleres de concienciaci¨®n para ¡°sacar la regla del ¨¢mbito privado y elevarla a una discusi¨®n abierta, p¨²blica y pol¨ªtica¡±, explica Zammar.
Sin embargo, durante el conflicto, su colectivo cambi¨® su enfoque de trabajo y pas¨® a distribuir toallas higi¨¦nicas desechables de manera masiva en el pa¨ªs. En siete semanas recaudaron 20.000 d¨®lares (unos 19.500 euros) con una campa?a en redes sociales ¡ªel equivalente al presupuesto anual del colectivo¡ª y repartieron compresas a 22.000 mujeres. ¡°Nosotras no somos una ONG, somos un colectivo feminista con personal a tiempo parcial y voluntarios. Pero en una emergencia como esta, no nos queda m¨¢s que intervenir de la mano de otras organizaciones de base¡±, asegura Zammar. Y agrega: ¡°La gesti¨®n de crisis y el trabajo social en L¨ªbano son asuntos muy feminizados¡±.
¡°Nosotras no paramos¡±
Como en todas las crisis, las personas vulnerables son las m¨¢s afectadas. As¨ª lo explica Nadia Badran, directora de la Sociedad para el Desarrollo y la Inclusi¨®n de Comunidades (SIDC): la mayor¨ªa de albergues impidieron la entrada de migrantes o expulsaron a personas por ser de la comunidad LGBTIQ+ o por tener sida y las mujeres eran constantemente acosadas. Por ello, SIDC elabor¨® gu¨ªas de convivencia que repartieron en los refugios para ense?ar c¨®mo tratar a una persona vulnerable y ¡°para que ellas aprendieran a defenderse de las discriminaciones¡±. Para Badran, las mujeres juegan un rol fundamental de apoyo y presi¨®n a las instituciones gubernamentales para que ¡°hagan su trabajo¡±. Dice: ¡°Si tenemos la posibilidad de dar un servicio lo damos, si no, abogamos para que exista. Nosotras no paramos, no suspendemos nunca nuestros servicios¡±.
La cl¨ªnica de salud sexual y reproductiva con la que cuenta su organizaci¨®n no cerr¨® ni un d¨ªa durante la guerra, y brind¨® sin falta chequeos, tratamientos y medicinas a pacientes con sida o problemas de consumo de drogas. Tampoco dej¨® de funcionar la l¨ªnea de atenci¨®n de salud mental que inauguraron durante la pandemia, que se transform¨® en una herramienta de acompa?amiento a desplazados. ¡°Acudimos a los albergues para dar talleres sobre c¨®mo prevenir el acoso, sobre salud mental, explicamos c¨®mo tener acceso a servicios de atenci¨®n y a qu¨¦ instituciones acudir¡±, dice Badran.
Brigitte Chelebian, abogada y fundadora de Justicia sin Fronteras, una ONG principalmente dedicada a proveer asistencia y acompa?amiento legal a mujeres y ni?as v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero, cuenta: ¡°Con la guerra, nuestro enfoque de trabajo se ampli¨®¡±. Ahora tambi¨¦n reciben casos que van desde comunidades campesinas cuyo terreno fue bombardeado por Israel con f¨®sforo blanco ¡ªun qu¨ªmico incendiario prohibido como arma por su afectaci¨®n indiscriminada a la poblaci¨®n civil¡ª y dej¨® el suelo inutilizable para los cultivos, hasta casos de personas que perdieron sus documentos de identidad o de propiedad de su residencia en bombardeos.
Justicia sin Fronteras contin¨²a acompa?ando a las v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero que, seg¨²n la ONU, increment¨® durante la guerra. En 2024 atendieron 600 casos de ese tipo y, a partir de este mes y durante febrero, tendr¨¢n un servicio de asistencia legal m¨®vil por todo el pa¨ªs. En un mes y medio esperan alcanzar a 2.000 mujeres y 1.000 ni?as, realizando sesiones de ¡°concienciaci¨®n legal y jur¨ªdica¡± en las que las instruyen sobre sus derechos y las leyes que las protegen. ¡°Muchas mujeres terminan normalizando su situaci¨®n y no se dan cuenta de que est¨¢n bajo condiciones de abuso y peligro¡±, asegura Chelebian.
¡°El reto es llevar a las mujeres a los espacios de toma de decisi¨®n"
No basta, sin embargo, con atender a la poblaci¨®n en tiempos de crisis y emergencia. Las organizaciones lideradas por mujeres buscan soluciones estructurales y permanentes. ¡°El reto es llevar a las mujeres a los espacios de toma de decisi¨®n cuando se discuten asuntos como el alto el fuego, la paz en L¨ªbano, la participaci¨®n en la escena pol¨ªtica, que es muy baja¡±, manifiesta Chelebian.
Para ella, el trabajo que hist¨®ricamente han realizado las mujeres tampoco cuenta con reconocimiento social, ni es retribuido de manera justa econ¨®micamente. Explica que eso tiene que ver con que L¨ªbano es un Estado confesional, en el que la religi¨®n juega un papel fundamental en c¨®mo est¨¢n configuradas y c¨®mo funcionan las instituciones. Eso, seg¨²n Chelebian, limita las posibilidades econ¨®micas, sociales y culturales de las mujeres, como tambi¨¦n evidencia un informe de Human Rights Watch, y las circunscribe en un contexto donde ¡°el hombre es el centro de todo¡±.
¡°Todo el mundo asume que hacen este trabajo porque es lo que les corresponde, porque es lo natural, pero no entendemos que se ponen en riesgo para apoyar a otros, y nadie habla de eso¡±, agrega Nadia Badran. A pesar de ello, insiste en que las mujeres en L¨ªbano son ¡°robustas¡±. ¡°Muchas han perdido familiares por la guerra o por la enfermedad, mucha tuvieron que casarse de manera forzosa y hacerse cargo de su hogar desde muy j¨®venes, pero somos robustas, nos quedamos y luchamos¡±. No es la primera vez que L¨ªbano se enfrenta a una crisis semejante, dice Myriam Sfeir, y no ser¨¢ la ¨²ltima: ¡°Las que siempre van a estar ah¨ª para atender a la gente, son las mujeres, que est¨¢n en la calle, en el terreno, trabajando¡±.
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