Ra¨ªces en la tierra
DESDE QUE era chiquitina, Alicia Bas se escapaba a las monta?as que hab¨ªa cerca de la casa de sus padres en Premi¨¤ de Mar, Barcelona, a recoger barro para sus primeras creaciones. No sabe de d¨®nde le viene la afici¨®n, pero lo suyo es pura pasi¨®n por trabajar con las manos: ¡°Es un impulso¡±. Aunque a los 15 a?os ten¨ªa clara su vocaci¨®n y dirigi¨® sus pasos a la Escuela Massana de Artes y Dise?o de la capital catalana, lo hizo de forma intermitente y acab¨® los estudios a los 51 a?os en la Llotja, en la misma ciudad. ¡°He tenido cuatro hijos¡±, se excusa. X¨¨nia Garcia Bas hered¨® de su madre el amor por el oficio. Aunque antes de emprender juntas la aventura de Bas, su taller de macetas artesanales de dise?o, se dedic¨® a la joyer¨ªa y luego pas¨® a?os haciendo marionetas y viajando de gira con ellas. Pero un buen d¨ªa se cans¨® y lo dej¨®.
Ambas anhelaban un cambio. La cer¨¢mica, que siempre estuvo all¨ª como afici¨®n, pas¨® a un primer plano. ¡°Ya ten¨ªamos el horno, los hijos se hab¨ªan ido, ya estaba todo en marcha. Se trataba de aprovechar esa base¡±, explica Alicia con su voz tenue y dulce. Si la madre pone las manos, X¨¨nia, que tambi¨¦n la ayuda en el taller, se encarga de las ideas. ¡°Vimos que era vital la uni¨®n de la artesan¨ªa con el dise?o. Ten¨ªa que ser as¨ª¡±. Y es en esa tensi¨®n entre lo ancestral y la modernidad donde nace Bas, tiestos que acogen con dignidad a las plantas. ¡°?No se hacen macetas bonitas!¡±, reivindica X¨¨nia.
La cer¨¢mica no entiende de prisas. ¡°El tema de la paciencia es vital¡±, afirma la hija. Alicia asiente. ¡°S¨ª, lo es. Este es un proceso que no puedes forzar¡±. Entre que empiezan a hacer una pieza y la terminan pueden pasar 20 d¨ªas. Un laborioso proceso de repasado, pulido, secado y cocci¨®n que demanda espera y que se antoja contrario a los tiempos que vivimos: ¡°Aprendes a tener perseverancia. Tambi¨¦n a despegarte de los objetos, porque muchos se rompen¡±. Un choque en el horno o una peque?a mancha pueden dar al traste con 15 d¨ªas de trabajo.
Tras elaborar un plan de negocio, necesitaron algo m¨¢s de dos a?os para dar con los prototipos finales y con su nicho de mercado. ¡°Quer¨ªamos definir el producto muy bien. Ha sido un proceso largo, de muchas pruebas, hasta conseguir lo que quer¨ªamos¡±, explican. El resultado son macetas nido, como las llaman sus creadoras, ¡°no son solo un contenedor en el que colocamos una planta, sino algo que forma parte de nuestro entorno y que acoge a un ser vivo. No queremos crear solo piezas bonitas, tambi¨¦n hay una historia detr¨¢s de ellas¡±, detalla X¨¨nia, que defiende el m¨¦rito del trabajo manual. ¡°Al poder comprar a tan bajo coste, tan f¨¢cil y r¨¢pido, hemos perdido ese valor¡±, reflexiona. Elaboradas con mucho mimo usando arcillas de la zona de Esparraguera, que dan unos caracter¨ªsticos colores blancos y rojos, madre e hija devuelven a sus creaciones el lugar que les corresponde: ¡°Igual no tienes veinte, sino solo una o dos¡±.
Con un envoltorio cuidado, una web repleta de fotograf¨ªas inspiradoras y una narrativa que invita a so?ar, el producto al que dan forma ¨Ccon precios entre los 30 y los 80 euros¨C se entiende m¨¢s all¨¢ del mero objeto. Son estrategias que rompen con una tendencia que reclu¨ªa al artesano en su taller. ¡°Nos dimos cuenta de que esto es un trabajo en equipo, que necesitamos de los dem¨¢s¡±, apunta X¨¨nia. Con el Premio Nacional de Artesan¨ªa a la mejor marca de 2016 de la Generalitat de Catalu?a bajo el brazo, esta alianza entre generaciones demuestra que con las carreras de fondo tambi¨¦n se obtienen recompensas.
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