"La tripa es sexy, las cartucheras no" y otros micromachismos
Publicidad en la que s¨®lo ellas cuidan a los hijos. Reivindicar la necesidad de un Orgullo heterosexual... El d¨ªa a d¨ªa est¨¢ plagado de actitudes que perpet¨²an los roles de siempre y de las que apenas nos damos cuenta
T¨² que crees que el lenguaje inclusivo es una chorrada innecesaria. Que consideras que lo de la paridad en el trabajo no es m¨¢s que una excusa para promocionar a gente que no lo vale. Que utilizas frases como 'las mujeres son las m¨¢s cr¨ªticas con las mujeres'. Que presumes de ayudar en casa porque es 'algo que nos toca hacer a todos'. Que calificas de padrazo a cualquier hombre que lleve al parque a sus hijos. Que consideras que un poco de tripa da personalidad pero que esas cartucheras son horribles. Que les compras pelotas de f¨²tbol a los ni?os y mu?ecas a las ni?as. Que le dices a tu pareja que se arregle un poco y se maquille 'que as¨ª est¨¢ m¨¢s guapa'. Que criticas el abuso del b¨®tox en las famosas. Que crees que las denuncias falsas por violencia de g¨¦nero est¨¢n a la orden del d¨ªa. Que reivindicas la necesidad de un Orgullo hetero. T¨², s¨ª, t¨² tambi¨¦n has elegido machismo. Igual va siendo hora de asumirlo.
El machismo de baja intensidad ¡ªesas actitudes aparentemente inofensivas que no hacen m¨¢s que perpetuar el estigma¡ª campa a sus anchas por la sociedad. Es el gran fracaso de nuestros ¨²ltimos cuarenta a?os de convivencia. No hemos sabido articular un engranaje educativo capaz de conseguir una nueva generaci¨®n de ciudadanos libres de discriminaci¨®n. Los j¨®venes salen de colegios e institutos con unos niveles de ingl¨¦s aceptables y una visi¨®n centrada en elegir la carrera universitaria con m¨¢s salidas. Pero, ?y los valores? Desterramos todo lo que huela a diversidad de los planes de estudios y nos sorprendemos cuando nos encontramos encuestas que alertan de un repunte del machismo en los menores de 16 a?os. ?Qu¨¦ esper¨¢bamos? ?Que el problema se solucionase cerr¨¢ndoles los ojos a la realidad? La censura no ha funcionado. Vaya chasco.
La dictadura del micromachismo se ha convertido en nuestro pan de cada d¨ªa. Est¨¢ ah¨ª esper¨¢ndonos, agazapada, confiando en nuestra naturaleza bondadosa. 'Las mam¨¢s no cogen bajas', rezaba hace poco el anuncio de un antigripal. Peque?as agujas que se clavan en nuestro cerebro y nos dicen que el cuidado de los ni?os es cosa de las mujeres ¡ªtuvieron que cambiarlo e incluir tambi¨¦n a 'los pap¨¢s'¡ª. Ahora a ver qui¨¦n es el guapo que le da la vuelta. La alcaldesa de Barcelona se sincera en un acto y narra una situaci¨®n de acoso que sufri¨® estando ya en el cargo. Al minuto, redes sociales llenas de cr¨ªticas hacia su actitud y, de paso, hacia su f¨ªsico. Programas de televisi¨®n de cocina que reprenden el comportamiento de un ni?o cuando dice que la limpieza es cosa de mujeres ¡ª?ejem! ?d¨®nde lo habr¨¢ escuchado?¡ª, pero realizan barridos de pies a cabeza a las concursantes que consideran sexis. Verbalizarlo est¨¢ mal. Mostrarlo, no tanto. Ser¨¢ que a alguien le har¨¢ gracia semejante chusquer¨ªa.
Legitimamos a los machistas como hacemos con la corrupci¨®n. Les re¨ªmos las gracias y dejamos que se envalentonen. ?Que Bert¨ªn Osborne se enfada en prime time porque no puede contar chistes de mariquitas y le pregunta a un futbolista que si su mujer cocina bien? No pasa nada. Dos millones de espectadores y l¨ªder de audiencia. ?C¨®mo vamos a concienciar a nadie si nosotros mismos terminamos cayendo en la trama! Vivimos en pleno siglo XXI y continuamos tropezando en las mismas piedras que en siglo XX ¡ªo XIX¡ª. Publicidades que se dirigen en femenino a sus clientes cuando hablan de productos adelgazantes y cambian al masculino cuando toca vender coches. Parece que no pasa nada, pero est¨¢ ah¨ª. Y todos somos c¨®mplices de tolerarlo.
Tal vez ha llegado el momento de mirarnos un poco el ombligo y quitarnos las pelusas. Erradicar estos comportamientos depende de nosotros. Basta con actuar en consecuencia y decirle no al machismo ¡ªtantas d¨¦cadas y seguimos con lo mismo, ?qu¨¦ cruz!¡ª. Se llama responsabilidad. Igual escuece un poco, pero no duele. Se lo garantizo.
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