Los j¨®venes agricultores, la piedra angular de los ODS
Que las nuevas generaciones vean un futuro en el campo es clave para la Agenda 2030
El pasado mes de mayo, el presidente del Fondo Internacional para el Desarrollo Agr¨ªcola (FIDA), Kanayo F. Nwanze, mantuvo una charla con estudiantes de la Universidad de Ciencias Gastron¨®micas de Pollenzo (Italia). Nwanze insist¨ªa en que uno de los resortes clave para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) es impulsar la agricultura de peque?a escala y recuperar el inter¨¦s de los j¨®venes por el campo. Las granjas familiares son una fuente de ingresos y comida para muchos hogares e impulsan el crecimiento econ¨®mico en el mundo rural, afirm¨® el dirigente del organismo internacional.? Y mantuvo tambi¨¦n que para garantizar suficientes alimentos, empleos decentes y abordar la emigraci¨®n creciente en las pr¨®ximas d¨¦cadas se necesitar¨¢n inversiones dirigidas a que las personas j¨®venes vuelvan a ver en el campo una oportunidad y un medio de vida atractivo. Y lleva raz¨®n.
En el Fondo de Naciones Unidas para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (FODS; o SDG-F, por sus siglas en ingl¨¦s) compartimos esta visi¨®n y trabajamos decididamente por la promoci¨®n de la agricultura sostenible de peque?a escala. No solo como un factor esencial para reducir la pobreza y mejorar la seguridad alimentaria mundial (objetivos 1 y 2 de la Agenda 2030), sino por su enorme influencia en el resto de metas: desde el crecimiento econ¨®mico inclusivo, la reducci¨®n de la desigualdad, el fomento del consumo responsable y la igualdad de g¨¦nero o la resistencia a los efectos del cambio clim¨¢tico. En las ¨²ltimas d¨¦cadas, la agricultura ha sido fundamental para impulsar el desarrollo en el mundo y todos los datos indican que debemos seguir por este camino.
Sin embargo, la inversi¨®n en el campo sigue siendo deficiente. Es precisamente en las ¨¢reas rurales de los pa¨ªses de ingresos bajos donde se concentra hoy la mayor parte de la pobreza mundial ¡ªun 78% del total, seg¨²n el Banco Mundial¡ª, ralentizando su progreso econ¨®mico y social. El ¨²ltimo informe de la FAO sobre El estado mundial de la agricultura y la alimentaci¨®n se?ala que en regiones como Asia meridional y el ?frica subsahariana ¡ªdonde los medios de vida de la mayor parte de los habitantes dependen de la agricultura¡ª las explotaciones familiares est¨¢n reduciendo su tama?o cada vez m¨¢s. Por si fuera poco, el capital de inversi¨®n por trabajador se ha estancado o disminuido durante en los ¨²ltimos 30 a?os y los servicios de asesoramiento y apoyo para la producci¨®n agr¨ªcola y la diversificaci¨®n son inadecuados.
Por otra parte, el acceso limitado a la tierra, al cr¨¦dito y a los avances tecnol¨®gicos frena las oportunidades laborales en el sector agr¨ªcola para las personas j¨®venes, que adem¨¢s cuentan con menos formaci¨®n y conocimientos b¨¢sicos, y las normas sociales de la comunidad los suelen excluir de los procesos de decisi¨®n, en manos de generaciones mayores. Por ejemplo, el informe Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil de 2013, elaborado por la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT), muestra que cada joven en el ?frica subsahariana tiene el doble de probabilidades que un adulto de encontrarse sin trabajo.
A todo ello se a?aden las diferencias entre hombres y mujeres en el sector agr¨ªcola. En algunos pa¨ªses, las mujeres tienen un acceso limitado a la propiedad de la tierra; los servicios de extensi¨®n agr¨ªcola han sido designados principalmente para hombres y en otros casos, las mujeres necesitan legalmente la aprobaci¨®n de sus maridos para conseguir financiaci¨®n. Por ejemplo, en Etiop¨ªa ¡ªdonde el FODS trabaja¡ª a pesar de que el 75% del trabajo agr¨ªcola lo realizan las mujeres, solo en el 18,7% de los casos ellas son propietarias de la tierra que cultivan.
En las ¨¢reas rurales de los pa¨ªses de ingresos bajos se concentra el 78% de la pobreza mundial
Para contribuir a revertir esta tendencia, el FODS ha impulsado ya hasta 14 programas en Am¨¦rica Latina, Asia y el ?frica subsahariana para promover pr¨¢cticas agr¨ªcolas sostenibles. Nos hemos enfocado en el acceso igualitario a tierra tecnolog¨ªa y mercados, especialmente para j¨®venes, y en particular, mujeres j¨®venes. Tambi¨¦n, fomentamos la participaci¨®n de todos los actores para asegurar que las inversiones para mejorar la producci¨®n agr¨ªcola puedan sostenerse y ampliarse en el tiempo.
Un buen ejemplo son nuestros nuevos programas en Fiji, Samoa y Vanuatu, tres peque?os Estados insulares en desarrollo en el Pac¨ªfico que afrontan severas dificultades de seguridad alimentaria, crecimiento econ¨®mico y desempleo juvenil, acrecentadas por el cambio clim¨¢tico que amenaza seriamente sus delicados ecosistemas. En colaboraci¨®n con los respectivos gobiernos, estamos activando la participaci¨®n de los j¨®venes en la agricultura ecol¨®gica, creando oportunidades de empleo mediante su capacitaci¨®n e incorporaci¨®n a la cadena de valor, y apoy¨¢ndonos en alianzas p¨²blico-privadas en sectores clave como el turismo. Estos programas beneficiar¨¢n directamente a unos 1.500 j¨®venes ¡ªal menos la mitad ser¨¢n mujeres¡ª aport¨¢ndoles destrezas, conocimiento y experiencia en agricultura sostenible.
En s¨ªntesis, el desarrollo rural es fundamental en la seguridad alimentaria y la nutrici¨®n, el crecimiento econ¨®mico inclusivo y la erradicaci¨®n de la pobreza a todos los niveles del desarrollo. Si se aplican las inversiones correctas, la participaci¨®n de mujeres y hombres j¨®venes en la agricultura sostenible ser¨¢ un motor poderoso que lograr¨¢ m¨²ltiples beneficios en todas las dimensiones del desarrollo ¡ªecon¨®mica, social y ambiental¡ª para todas las personas, sin importar donde vivan. No es solo un objetivo en s¨ª, sino un verdadero nexo para el desarrollo sostenible e inclusivo.
Paloma Dur¨¢n es la directora del Fondo de Naciones Unidas para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDG-F).
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