Mesi¨¢nicos

¡°Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia¡±, dec¨ªa Balzac.

Existe una clase de personas que creen estar en posesi¨®n de la verdad absoluta, lo cual les otorga autom¨¢ticamente la capacidad de utilizar todos los recursos pertinentes para iluminarnos al resto con esa verdad unipersonal. En el caso de Donald Trump, como en otros tantos en nuestro pa¨ªs, la ¡°trampa¡± se encuentra en deso¨ªr a todos aquellos que discrepen, convencidos de que sus fieles (los que culpan del paro a los emigrantes, los que regalan su libertad para protegerse de cualquier clase de terrorismo, o los que prefieren defender esa misma libertad que ya no tendr¨¢n con un arma envuelta en la Segunda Enmienda) le seguir¨¢n como a un mes¨ªas abriendo las aguas porque, simplemente, les dir¨¢ lo que quieren escuchar hasta alcanzar sus objetivos. Estos individuos tambi¨¦n tienen en com¨²n su adicci¨®n a desafiar las estad¨ªsticas; una, dos y hasta puede que tres veces, como si de ese casino con nombre de cuento de hadas, Taj Mahal, que casi arruina al se?or Trump en una mala jugada, se tratase.

Aunque todo cambie, si yo no cambio, nada cambia, digo yo.¡ª Antonio S¨¢nchez Varela. Vigo (Pontevedra).