?Puede Pok¨¦mon Go fomentar el desarrollo econ¨®mico urbano?
Al generar un mecanismo de incentivos que altera los patrones de desplazamiento, el juego es parte de una reconquista de la ciudad
Muchos de nosotros somos millennials pero no geeks. De hecho, nunca nos gustaron los videojuegos. Sin embargo, Pok¨¦mon Go deslumbra por c¨®mo influye en la conducta humana e impacta en sus patrones de movilidad. Present¨¢ndose como una soluci¨®n al sedentarismo, podr¨ªamos vislumbrar una gran oportunidad para el desarrollo econ¨®mico. Si puede marcar la ruta de sus jugadores, descomprimir¨ªamos el flujo peatonal en hora pico situando Pok¨¦mons en zonas tradicionalmente no concurridas. Pero, ?qu¨¦ m¨¢s podr¨ªamos hacer?
M¨¢s seguridad con Pok¨¦mons
Muchos de nuestros ciudadanos temen andar por algunos lugares cuando baja el sol. Una mejor iluminaci¨®n p¨²blica o mayor presencia policial no logran mitigar el miedo a ser asaltados. ?Qu¨¦ suceder¨ªa si adem¨¢s de polic¨ªas, hubiese Pok¨¦mons? Es esperable que los fans acudan a estos barrios, generando m¨¢s movimiento y animando a sus residentes a volver a las calles.
El 16 de julio, cientos de personas asistieron al Central Park en plena noche ¨Cincluso algunos viajaron hasta New York¨C para capturar a Vaporeon. Siendo vectores en un eje espacio-temporal, estas criaturas movilizan a las personas en una direcci¨®n y sentido determinado. Pese a su intangibilidad, los Pok¨¦mons operan simb¨®licamente al reportar estatus entre sus jugadores, constituyendo incentivos para que los geeks se desplacen entre ciertas zonas.
Gyms para revitalizar barrios
A estos bienes m¨®viles, se suman los bienes fijos como los gimnasios. ?Qu¨¦ suceder¨ªa si estos espacios virtuales fueran localizados en zonas abandonadas? Esperar¨ªamos que la mera concurrencia recupere estas zonas. Si antes era necesario extensas planificaciones y procesos para convencer al sector privado de invertir, la nueva afluencia de personas no har¨ªa dudar a la mayor cadena de caf¨¦ en abrir un local, gener¨¢ndose una transferencia de valor virtual al real.
Ha llegado el momento en que planificadores urbanos y programadores trabajen en conjunto para gestionar efectivamente estas dos convergentes realidades en las que los ciudadanos estamos viviendo
PokeStops: la ruta tur¨ªstica
Estos bienes intangibles m¨®viles y fijos podr¨ªan usarse a mayor escala. Si muchos viajaron a la Gran Manzana, ?qu¨¦ pasar¨ªa si algunos Pok¨¦mons s¨®lo habitasen en ciertas latitudes? Creo que ser¨ªa una oportunidad para que ciudades tradicionalmente no tur¨ªsticas inciten a nuevos viajeros a visitar sus PokeStops y capturar all¨ª a estas criaturas.
Las nuevas tecnolog¨ªas estar¨ªan redefiniendo la territorialidad, que comenz¨® con experiencias participativas como hackat¨®ns de programaci¨®n y mapeo comunitario. Mediante el an¨¢lisis de datos georreferenciados, las personas fueron cobrando mayor apropiaci¨®n del espacio. Si hasta aqu¨ª los ciudadanos actuaban sobre su entorno, posiblemente la realidad aumentada est¨¦ generando un fen¨®meno opuesto: el territorio emerge para operar sobre el sujeto. Al generar un mecanismo de incentivos que altera los patrones de desplazamiento, Pok¨¦mon Go es parte de esta reconfiguraci¨®n.
Con l¨ªmites cada vez m¨¢s difusos, Nintendo est¨¢ integrando las dimensiones virtual y real, impactando as¨ª en los procesos de planificaci¨®n. Esta hibridaci¨®n representa oportunidades como recuperar la apropiaci¨®n del espacio p¨²blico y traer m¨¢s vida a las calles. La capacidad de generar valor y capturar plusval¨ªa podr¨ªa redinamizar zonas, generar nuevas actividades econ¨®micas e incrementar la recaudaci¨®n fiscal. Quiz¨¢ lo m¨¢s atractivo ser¨ªa su costo (econ¨®mico y pol¨ªtico), pr¨¢cticamente nulo: si la localizaci¨®n de un bien no fuese efectiva, su virtualidad permitir¨ªa revertirla f¨¢cilmente.
Pero la situaci¨®n de las telecomunicaciones podr¨ªa socavar este potencial. En Latinoam¨¦rica hay 700 millones de l¨ªneas, pero s¨®lo 28,6% son smartphones y poco m¨¢s de la mitad usan 2G. Resta a¨²n instrumentar pol¨ªticas tendientes a la inclusi¨®n digital y a una conexi¨®n de mejor calidad. Adem¨¢s, los accidentes sufridos por algunas personas sugieren que se requieren regulaciones para jugar de forma segura.
Su potencial y la necesidad de regulaciones dejar¨ªa en claro s¨®lo una cosa: ha llegado el momento en que planificadores urbanos y programadores trabajen en conjunto para gestionar efectivamente estas dos convergentes realidades en las que los ciudadanos estamos viviendo.
Mart¨ªn Quiroga Barrera Oro es consultor en la Divisi¨®n de Vivienda y Desarrollo Urbano del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
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