Mujeres de la ¡®Ndrangheta
LA 'NDRANGUETA, la mafia de Calabria, solo existe judicialmente en Italia desde este verano. El Tribunal Supremo por fin concluy¨® en junio que existe y certific¨® c¨®mo funciona. Remata una primera sentencia que ya lo hizo el 6 de junio de 2014. Es el final de un tortuoso camino para desenterrar de la leyenda a esta mafia, que hoy es la m¨¢s poderosa. Aunque el mundo solo descubriera ese vocablo, ¡®Ndrangheta ¨Chombres valerosos, en dialecto calabr¨¦s de origen griego¨C, en 2007, con la matanza de Duisburgo, en Alemania: un ajuste de cuentas entre dos clanes que se sald¨® con seis muertos.
La lucha contra la mafia se mueve con ritmos geol¨®gicos. Legalmente, Cosa Nostra, la fracci¨®n siciliana, solo existe desde que se demostr¨® en otra fecha hist¨®rica, el 30 de enero de 1992, con la sentencia del c¨¦lebre maxiproceso de Palermo por los magistrados Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, que lo pagaron con la vida. Luego se ha avanzado mucho, sobre todo en el entorno social donde ha crecido esta organizaci¨®n criminal. Pero en Calabria queda mucho por hacer. La ¡®Ndrangheta es una organizaci¨®n sin apenas arrepentidos, porque est¨¢ compuesta por familias, y la estructura, las reglas y los genes aprisionan a sus miembros. Incluidas por supuesto las mujeres, a quienes la tradici¨®n asigna un papel silencioso y devoto al orden familiar, aunque con un gran peso en la custodia y transmisi¨®n de esos valores primitivos. Si es necesario, por arresto o muerte de los hombres, toman las riendas del clan. Tambi¨¦n la polic¨ªa las ha subestimado: en 1990 solo una mujer de la ¡®Ndrangheta hab¨ªa sido acusada de asociaci¨®n mafiosa, pero en 1995 ya eran 89. Aunque lo m¨¢s sorprendente es que algunas han protagonizado en los ¨²ltimos a?os los m¨¢s audaces arrebatos de rebeld¨ªa.
En la ¡®NDrangheta las reglas y los genes aprisionan a sus miembros. A las mujeres la tradici¨®n les asigna un papel silencioso y devoto.
Hay varias historias espantosas, porque muchas acaban mal. Una de las peores es la de Lea Garofalo. Naci¨® en Petilia Policastro, pueblo bizantino de 9.000 habitantes. Hija de un capo asesinado en 1975 cuando ella era un beb¨¦. Sin uso de raz¨®n ya estaba en guerra, por su apellido, con el clan enemigo de los Mirabelli. La cadena de venganzas dej¨® unos 40 muertos a lo largo de los a?os. Su hermano tambi¨¦n fue capo, estaba escrito, y muri¨® asesinado en 2005. Su novio, Carlo Cosco, era otro sicario. Ella se qued¨® embarazada con 16 a?os, tras la cl¨¢sica fuitina, otro ritual arcaico del sur. Es la huida de dos novios para colocar a las familias ante una relaci¨®n consumada, real o presunta, y hacer inevitable una boda restauradora del honor.
El ¡°matrimonio reparador¡±, que as¨ª se llamaba, no era infrecuente en Italia para resolver violaciones, pues el hombre evad¨ªa la pena si se hac¨ªa cargo de la mujer y le evitaba el deshonor y la condena cierta de no poder encontrar marido. Figur¨® en el c¨®digo penal italiano hasta 1981 y solo empez¨® a resquebrajarse con el famoso caso de Franca Viola, siciliana, la primera mujer de Italia que se neg¨® a casarse con su violador, en 1966. ?l era el sobrino de un capo mafioso, que la secuestr¨® con otros 12 hombres. Condenado a 10 a?os de c¨¢rcel, tras salir fue asesinado a tiros.
Volviendo a Lea Garofalo, se estableci¨® con su pareja en Mil¨¢n, en los c¨ªrculos criminales calabreses de la droga, pero cuando Carlo acab¨® en la c¨¢rcel en 1996, decidi¨® dejarle. Estaba harta de esa vida. Quer¨ªa darle a su hija Denise un futuro distinto. Para su ex, solo este gesto ya supon¨ªa una afrenta a su honor. Pero fue peor cuando Lea decidi¨® colaborar con la justicia y contar los secretos de la ¡®Ndrangheta. En 2002, cuando su hija ten¨ªa 10 a?os, entr¨® en el programa de protecci¨®n de arrepentidos, con identidad y residencia secretas. Sin embargo, lo dej¨® en 2009, se sent¨ªa abandonada y estaba cansada de esa vida solitaria. Envi¨® cartas a las autoridades pidiendo ayuda que no tuvieron respuesta. Los arrepentidos arrastran una condena a muerte, pero, por otro lado, el Estado no consigue a veces crearles una vida nueva. Ella prob¨® sola. Quiso creerse la ilusi¨®n de que era posible, restableci¨® la comunicaci¨®n con su expareja y comenz¨® una nueva vida en Campobasso, en el centro de Italia.
En mayo de ese a?o llam¨® a Carlo Cosco por un problema en la lavadora y ¨¦l vio la ocasi¨®n. Le mand¨® un falso fontanero, pero nada m¨¢s abrir la puerta Lea sospech¨® de ¨¦l y se liaron a pu?etazos: ¡°?Si quieres matarme hazlo ya, y, si no, vete!¡±. El sicario sali¨® por patas. Dej¨® una caja de herramientas con lo necesario para torturarla, para saber antes de matarla lo que hab¨ªa contado a los magistrados.
Lea, de 35 a?os, y Denise, de 17, se sent¨ªan acosadas y sin salida. Pensaban en mudarse a Australia y que la chica estudiara en la universidad. Al final decidieron vencer el miedo y aceptar un encuentro con Cosco para hablar de ello. ¡°Yo no tengo una lira, y ¨¦l es rico, est¨¢ construyendo un hotel en Madrid¡±, le dijo a una abogada cuatro d¨ªas antes. Se citaron en el centro de Mil¨¢n el 24 de noviembre de 2009. Una c¨¢mara de seguridad grab¨® el momento. Las im¨¢genes, desoladoras, muestran dos figuras peque?itas, una blanca y una negra, vagando por la calle hasta que Lea se mete en una furgoneta. Luego desapareci¨®. Un a?o despu¨¦s su ex y cinco c¨®mplices, entre ellos dos hermanos de ¨¦l, fueron detenidos. La torturaron, la estrangularon, metieron el cuerpo en un bid¨®n y le prendieron fuego. En 2012 fueron condenados a cadena perpetua, una pena que en Italia a¨²n existe.
Fue su hija, Denise, la que acus¨® a su padre. Sigui¨® los pasos de su madre y colabor¨® con los jueces. En el proceso descubri¨® que su propio novio estaba entre los asesinos, y que hab¨ªan iniciado su relaci¨®n a instancias de su padre, que quer¨ªa vigilarlas de cerca. Este tipo, que el d¨ªa del crimen ten¨ªa 31 a?os, acab¨® escribiendo una carta de arrepentimiento: ¡°Tuve que hacerlo, es la ley que rige en Calabria¡±. Est¨¢ fechada en 2012: este siglo.
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