El animal de los extra?os andares
El kiwi dej¨® los altos vuelos para poner los pies en la tierra. Desde entonces, su vida es m¨¢s parecida a la de un mam¨ªfero que a la de un ave
El kiwi es un ave rechoncha, con un plumaje que parece pelaje y unas alas diminutas. Este atuendo no le permite volar. Su aspecto lo ha convertido en el animal m¨¢s popular de Nueva Zelanda. Kiwi es el gentilicio coloquial y, parad¨®jicamente, la insignia de la Real Fuerza A¨¦rea. Es todo un s¨ªmbolo nacional y una rareza mundial de la naturaleza.
Antes de que los humanos y sus bestias se instalar¨¢n en Nueva Zelanda, no hab¨ªa mam¨ªferos terrestres que cazaran kiwis. Los depredadores eran otras aves. Con el peligro de arriba y sin carn¨ªvoros rastre¨¢ndolos, pod¨ªan alimentarse y anidar de forma segura en el suelo del bosque. En las islas, volar era un gasto de energ¨ªa innecesario. Por eso, Nueva Zelanda es el pa¨ªs que tiene m¨¢s especies de aves no voladoras, tanto vivas como extintas. Hoy en d¨ªa, aparte del kiwi, habita el calam¨®n takahe, hasta tres veces m¨¢s pesado que sus parientes europeos, y el kakapo, el ¨²nico loro no volador del mundo. Durante la colonizaci¨®n de los polinesios, las extintas moas a¨²n merodeaban por las islas, desde especies del tama?o de un pavo, hasta moas gigantes de m¨¢s de 3 metros, las aves m¨¢s altas que jam¨¢s hayan existido. Con tan solo algunos siglos, los seres humanos las exterminamos todas.
Sorprendentemente, la comparaci¨®n de secuencias de ADN indica que los kiwi est¨¢n m¨¢s relacionados con los emus y los casuarios que con las moas, sus exvecinas. Podr¨ªa ser que mientras las aves gigantes habitaban Nueva Zelanda - desde la separaci¨®n de Gondwana -, los antepasados de los kiwis llegaran, m¨¢s tarde, desde Australia. Apoyando esta hip¨®tesis, investigaciones recientes apuntan que Proapteryx, un kiwi extinto, probablemente pod¨ªa volar. Por contra, el g¨¦nero existente puso los pies en el suelo, y actualmente cinco especies corretean por el archipi¨¦lago. Tanto su nombre Apteryx (¡°sin alas¡±) como las primeras ilustraciones son desafortunadas. El kiwi fue bautizado cient¨ªficamente por el brit¨¢nico George Shaw. En un inicio, lo clasific¨® como una especie de ping¨¹ino y fue representado como tal, erguido y estirado en posici¨®n vertical. No resulta extra?o, ya que el zo¨®logo no hab¨ªa visto nunca un kiwi en vivo y en directo, solo su piel arrugada.
Si empatizamos con Shaw, las alas del kiwi son casi invisibles. Miden unos 3 cent¨ªmetros, permanecen pegadas a su cuerpo y no tienen d¨®nde anclar los m¨²sculos. Los vestigios son tan peque?os que se hunden bajo el denso plumaje. Un plumaje sin timoneras ni r¨¦miges, las plumas del vuelo. Adem¨¢s, la estructura individual tampoco es com¨²n. Las barbas no est¨¢n conectadas por ganchos que den rigidez y consistencia a la pluma. Por eso, el kiwi tiene un plumaje suave m¨¢s propio de un peludo mam¨ªfero. Al igual que se parecen tambi¨¦n los huesos, que en vez de ser huecos para ahorrar peso, tienen m¨¦dula.
El kiwi fue clasificado como una especie de ping¨¹ino y fue representado como tal, erguido y estirado en posici¨®n vertical
El comportamiento del kiwi tampoco dista de los mam¨ªferos¡ es como un tej¨®n. Son nocturnos, territoriales, construyen ¡°madrigueras¡± y tienen un visi¨®n pobre pero un gran olfato. Es la ¨²nica ave en el mundo con las fosas nasales en la punta del pico. Estas les sirven para husmear en busca de peque?os invertebrados, semillas, larvas, y todo tipo de gusanos bajo la hojarasca y la tierra. Recientemente, se ha descubierto que aparte de olfatear, el pico es muy sensible; puede percibir la m¨¢s m¨ªnima vibraci¨®n subterr¨¢nea. De hecho, los micromovimientos de la presa podr¨ªan llegar a ser m¨¢s determinantes que el propio olor. En cualquier caso, los habitantes del subsuelo lo tienen dif¨ªcil ante un pico tan sofisticado.
Sin alzar el vuelo y una vida ras de suelo, el kiwi se permite el lujo de tener unos huevos enormes. La hembra pone el m¨¢s grande - en proporci¨®n a su tama?o - de entre todas las aves. A pesar de que el kiwi es como una gallina, sus huevos son hasta unas seis veces m¨¢s grandes. Esto tiene una gran ventaja. Gracias a un mayor porcentaje de yema, los polluelos nacen como mini adultos. Eclosionan con todas las plumas y los ojos abiertos. Ahora les toca estar atentos y sobrevivir, paso a paso.
Oscar Cus¨® (@oscarcuso) es bi¨®logo, director y guionista de documentales de naturaleza, ciencia e historia. Ha trabajado en diferentes series y largometrajes para cadenas como la BBC, National Geographic o TVE.
Historias Naturales es una secci¨®n dedicada a las curiosidades cient¨ªficas de los seres vivos. Una serie de reportajes donde se narran las historias que rodean a la flora y la fauna, desde sus leyendas y lun¨¢ticas concepciones hasta los descubrimientos m¨¢s recientes. Un viaje del mito a la ciencia para descubrir las maravillas del mundo salvaje. El t¨ªtulo de la secci¨®n juega con el plural para convertir la Historia Natural - concepci¨®n cl¨¢sica de Biolog¨ªa - en cuentos, en relatos, en narraciones¡ en Historias Naturales.
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