Las criaturas de la doctora Frankenstein
Erase una vez una tostada que, como no pod¨ªa ser de otra manera, fue a parar de bruces al suelo. Por el lado de la mantequilla. Cualquiera la habr¨ªa dado por perdida. Cualquiera menos Sandra Arteaga. Porque all¨ª donde la mayor¨ªa ve un desperdicio, ella encuentra la inspiraci¨®n. Le pasa desde peque?a, cuando ten¨ªa cinco o seis a?os y daba vida a las migas de pan desperdigadas sobre el mantel en las sobremesas.
Hoy, Arteaga (Terrassa, Barcelona, 1980) puede decir que ha dado con la clave del ¨¦xito de la llamada jugueter¨ªa art¨ªstica (toy art). Y lo ha hecho sin formaci¨®n ni estudios art¨ªsticos, solo a golpe de tes¨®n y fantas¨ªa desbocada, una fuerza de la que ha surgido un impresionante imaginario. ¡°Me chifla agazaparme, con todos los sentidos bien alerta y afinados, para intentar descubrir la cara oculta de lo que parece mostrarse¡±, afirma.
Demasiado humilde para considerarse heredera de un Starewitch o un Svankmajer ¨Cfabulosos marionetistas de principios del siglo XX, padres de la animaci¨®n stop motion¨C, es m¨¢s una hija adoptiva del venerado Jim Henson: ¡°Fue uno de mis h¨¦roes de la infancia. En cierta manera, pel¨ªculas como Cristal oscuro o Dentro del laberinto y series como Los Fraggle fueron la llave que abri¨® de par en par el mundo de fantas¨ªa que tanto necesitaba encontrar y crear¡±.
Arteaga rara vez hace bocetos, por lo que sus criaturas, como ella las llama, toman directamente forma en su cabeza. ¡°Primero construyo un esqueleto de alambre que recubro de papel de aluminio y cinta carrocera. La ¨²ltima capa es de guata enrollada sobre el alambre a golpe de aguja e hilo¡±, explica sobre su proceso de trabajo, una labor artesana con la que consigue la movilidad deseada. A continuaci¨®n, esculpe con arcilla polim¨¦rica la cabeza, los pies y las manos. Dar forma a estas ¨²ltimas es lo que menos le apasiona, aunque, dice, poco a poco se va reconciliando con ellas. ¡°Las manos dotan de mucha expresividad, pero a m¨ª me resultan el paso m¨¢s aburrido. Claro que como hago infinidad de criaturas inclasificables, las manos no son muy est¨¢ndar¡¡±, argumenta. Por ¨²ltimo, las figuras pasan por peluquer¨ªa, vestuario y maquillaje para ser colocadas en un escenario ad hoc en el que ser¨¢n fotografiadas y subidas a su cuenta de Instagram y su tienda online.
pulsa en la fotoVarios momentos de la creaci¨®n y montaje de sus criaturas.Albert J¨®dar
Cualquier cosa es susceptible de transformaci¨®n en sus manos: un libro, una muela, un reloj, una ra¨ªz, una margarita marchita. Hasta esa desdichada tostada, que ahora vive una segunda oportunidad bajo el (ir¨®nico) apelativo de Butter Keaton. S¨ª, todas las criaturas de Arteaga tienen una historia detr¨¢s. Los personajes de su ¨²ltima serie homenajean a los Hitotsume-Kozo, los ni?os Yokai de un solo ojo del folclore fantasmag¨®rico japon¨¦s. ¡°Mis conceptos de belleza y de fealdad no suelen coincidir con los c¨¢nones. Aprecio la belleza en una cara preciosa o en un paisaje alucinante, pero tambi¨¦n encuentro algo especial en un chicle masticado y lleno de porquer¨ªa escondi¨¦ndose a los pies de una papelera. Me gusta pensar que mis trabajos aportan magia¡±, dice.
Una magia que ya ha trasladado al cine en La noria (2012), laureado cortometraje de animaci¨®n stop motion de la mexicana Karla Casta?eda para el que cre¨® los personajes. ?Y qu¨¦ har¨ªa Sandra Arteaga si Tim Burton le ofreciera un guion para rodar con sus ni?os? ¡°Me dar¨ªa un infarto porque tengo el coraz¨®n de un koala. Pero ser¨ªa un peque?o percance porque regresar¨ªa de entre los muertos para hacerlo. Seguro que a Tim no le importar¨ªa trabajar mano a mano con mi fantasma¡±.
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