Europa envejece

Las evidencias acerca del envejecimiento de la poblaci¨®n mundial son contundentes. Mucho m¨¢s en las econom¨ªas avanzadas y, dentro de ellas, las europeas. En ausencia de respuestas de pol¨ªtica econ¨®mica a esa amenaza, las p¨¦rdidas de bienestar ser¨¢n importantes, consecuencia de la acentuaci¨®n de las ya visibles se?ales de estancamiento del crecimiento, especialmente en la eurozona. De los diversos impactos ¡ªecon¨®micos, sociales, pol¨ªticos¡ª que tendr¨¢ el creciente peso relativo de la poblaci¨®n entre 50 y 64 a?os, ahora el FMI destaca el descenso de la productividad. A la mayor experiencia de los trabajadores mayores contraponen los m¨¢s frecuentes problemas de salud y las resistencias adaptativas a las nuevas tecnolog¨ªas, con un balance negativo en ese componente esencial para que las econom¨ªas aumenten su potencial de crecimiento.

Esa amenaza se a?ade a la que se cierne sobre el sistema p¨²blico de pensiones, especialmente en pa¨ªses del sur de Europa, en los que el creciente envejecimiento coexiste con una muy baja productividad, elevada deuda p¨²blica y sin holgura en las finanzas p¨²blicas para reducir esas amenazas.

Frente a ello, no basta ¨²nicamente con ampliar la edad de jubilaci¨®n. Es necesario actuar sobre la capacidad de los mayores. La mayor esperanza y calidad de vida es un hecho en pa¨ªses como Espa?a. Pero no lo es la capacidad de adaptaci¨®n a los cambios en m¨¦todos de trabajo y organizaci¨®n en las empresas de las personas mayores dispuestas a seguir manteniendo una actividad laboral, en la que poner en valor ese atributo b¨¢sico, la experiencia. Sobre la base de la flexibilidad para prolongar la vida laboral a partir de una edad, adem¨¢s de mejorar los sistemas de salud, es necesario mantener programas de formaci¨®n continua que permitan la adaptaci¨®n a las nuevas tecnolog¨ªas de las personas mayores, que garanticen que la voluntad de permanecer parcial o totalmente activo no encuentra obst¨¢culos sobrevenidos.