Pol¨ªticas de Estado
Hay estrategias que no pueden dejar de adoptarse independientemente de quien gobierne
Pase lo que pase con la pol¨ªtica espa?ola los pr¨®ximos ¡°decisivos¡± d¨ªas, cualquier camino que se inicie, o cualquier bloqueo que prosiga, tienen que dar origen a una nueva forma de hacer pol¨ªtica, que significa hacer de cualquier decisi¨®n que tenga trascendencia un ejemplo de pol¨ªtica de Estado. En cierta manera, aunque no tenga los tintes dram¨¢ticos que el nombre designa, nos vamos a encontrar frente a un Estado de excepci¨®n.
Desde luego, ante Europa. Espa?a tiene un compromiso ineludible de reducir su d¨¦ficit de manera muy considerable. No estamos en la situaci¨®n griega, ni portuguesa, pero nos acercamos de manera muy peligrosa a que Europa nos saque una tarjeta amarilla que sea el preludio de una multa de la que este a?o nos hemos librado por la campana, y que empeorar¨ªa el d¨¦ficit. Gobierne quien gobierne, va a tener que llegar a alg¨²n acuerdo con el resto de fuerzas pol¨ªticas que garantice el apoyo a las pol¨ªticas concretas que aseguran que esas cifras de d¨¦ficit se cumplen.
En cuanto a los n¨²meros, hay un frente interior que es obligatorio abordar de inmediato: las pensiones. El gobierno actual, que est¨¢ ¡°en funciones¡± pero en todas las funciones, ha seguido echando mano de la hucha de la Seguridad Social, cuya construcci¨®n se debe a un pacto de Estado, el Pacto de Toledo. El uso excesivo del Fondo de Reserva no es il¨ªcito porque est¨¢ para eso. Pero lo que no parece decente es que no se aborde un problema que es de ingresos. Si se convierte en un problema de gasto, el asunto puede llevarse al sistema por delante. Gastamos, como es l¨®gico, cada vez m¨¢s en pensiones, y no hemos construido la f¨®rmula que resuelva c¨®mo conseguir los recursos necesarios para pagar a las clases pasivas. Este problema no permite, es m¨¢s, est¨¢ claramente enfrentado a la idea mezquina de hacer politiqueo con ello. Las pensiones, gobierne quien gobierne, hay que dotarlas de mecanismos fiables. Eso se llama pol¨ªtica de Estado.
Y vamos a un tercer aspecto de la pol¨ªtica que exige acuerdo, gobierne quien gobierne. La pol¨ªtica internacional, que tiene algunos polos que exigen el acuerdo fuera o dentro del parlamento. Venezuela y Turqu¨ªa son ejemplos muy claros de la beligerancia que debe tener nuestro pa¨ªs en la pol¨ªtica exterior. Es preciso que Espa?a sea flexible en muchas cosas, pero nuestra pol¨ªtica debe ser inflexible cuando est¨¦n en juego los Derechos Humanos y la democracia. En Venezuela tenemos un reto de primera divisi¨®n, y no nos podemos esconder detr¨¢s de Europa, porque all¨ª tenemos que estar delante. En Turqu¨ªa, porque somos europeos. Volvemos a lo mismo: gobierne quien gobierne se debe hacer una pol¨ªtica exterior que sea de Estado en estos puntos.
Cuba ha pasado repentinamente de ser un problema a parecer algo que no tiene ninguna trascendencia. Nada m¨¢s incierto. Es verdad que el r¨¦gimen autoritario de los Castro se est¨¢ desmoronando. Pero es igual de verdad que la libertad del pueblo cubano, de quienes habitan la isla, no est¨¢ todav¨ªa garantizada, y sobre las cabezas de los cubanos penden todav¨ªa los riesgos monumentales, como lo es el de la futura descomposici¨®n del Partido Comunista, que intentar¨¢ hasta el final dejar una herencia asegurada a su nomenclatura y a su simple militancia. No es el ¨²nico de los riesgos de Cuba, pero s¨ª el principal, en un pa¨ªs que se enfrenta maniatado a la previsible invasi¨®n del capital norteamericano. La isla dej¨® de ser la propiedad privada y compartida de Fulgencio Batista y de la mafia en 1959. Hay actores de sobra en Estados Unidos y en la propia Cuba que estar¨ªan interesados que se repita la historia. Espa?a puede ayudar al pueblo cubano a evitar eso con su experiencia, pero tambi¨¦n con su conocimiento en algunos sectores productivos. El turismo es el ejemplo inmediato, pero no el ¨²nico. Vendamos a Cuba todo lo que podamos menos corrupci¨®n.
Estamos lejos en kil¨®metros del centro del problema de los refugiados sirios y afganos. Pero tan cerca como los griegos de los que se ahogan en el Mediterr¨¢neo. Espa?a se ha comprometido a hacerse cargo de una cantidad exigua de migrantes. Y est¨¢ por ver que cumpla el compromiso. Que eso no sea un problema sino una pol¨ªtica justa es tambi¨¦n pol¨ªtica de Estado.
Urge aplicar pol¨ªticas de Estado. Gobierne quien gobierne.
Jorge M. Reverte es escritor y periodista.
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