Ideas libres de aditivos
?Qu¨¦ tienen en com¨²n los aditivos alimentarios con las palabras y los mensajes recurrentes? Hojeando una revista, me top¨¦ con la imagen de una enorme hamburguesa junto a un titular que dec¨ªa The best burger in the world, la mejor hamburguesa del mundo. La publicidad se remataba con el listado de ciudades donde se pod¨ªa encontrar alguno de los 57 restaurantes de la compa?¨ªa, una rese?a de varios de los m¨¢s de 20 premios recibidos, la localizaci¨®n de pr¨®ximas aperturas y una imagen del chef al frente de la empresa, sobre un texto tan seleccionado como al parecer lo son los ingredientes de la carne que utilizan. El texto empezaba citando la frase de un conocido cocinero franc¨¦s que era toda una declaraci¨®n de intenciones: ¡°Lo dif¨ªcil es ser simple¡±, seguida de mensajes sobre la alta calidad y cuidada selecci¨®n de las materias primas, la satisfacci¨®n de los clientes y la mimada decoraci¨®n de los locales, hasta llegar a la frase del mill¨®n: ¡°No usamos conservantes o aromatizantes, hacemos nosotros mismos casi todo lo que servimos¡¡±/
Este reclamo tan repetido no deja de ser eso: una llamada reiterada hasta la extenuaci¨®n. El problema que subyace es que distorsiona una parte importante de la realidad. Empecemos se?alando que los conservantes y aromatizantes son aditivos, como tambi¨¦n lo son los emulgentes presentes en el chocolate, los correctores de acidez que se utilizan en las mermeladas, los antioxidantes que integra la leche infantil de inicio, los estabilizantes de la formulaci¨®n de los batidos, los acidulantes de la cerveza y los potenciadores de sabor que amplifican las propiedades de los pat¨¦s o las sopas precocinadas, que con toda seguridad se expenden en los locales de la famosa hamburguesa. Es importante se?alar que muchos aditivos son b¨¢sicamente derivados de algas y productos naturales, inocuos, aunque obviamente los hay tambi¨¦n que, consumidos en exceso, son potencialmente perjudiciales para la salud. Por ejemplo, los sulfitos presentes en el vino, el champ¨¢n y los embutidos, por muy peque?a que sea la producci¨®n de la que derivan y por muy maestro que sea el artesano.
Segundo problema: al demonizar los aditivos, se cae en el error de absolver a todo lo que carece de ellos. Y aqu¨ª est¨¢ el quid de la cuesti¨®n, porque consumir productos en cuya composici¨®n hay exceso de aditivos es demostradamente malo para la salud, pero tanto o m¨¢s lo es excederse en el consumo de az¨²cares, grasas o carnes rojas. Y, parad¨®jicamente, una hamburguesa cumple dos de estos requisitos, y si se acompa?a de un refresco industrial, quiz¨¢s hasta los tres. Debemos entender que no pasa nada por tomar una hamburguesa de vez en cuando, como tampoco es negativo ingerir elaboraciones que en su composici¨®n lleven alg¨²n aditivo, por ejemplo, unos aristocr¨¢ticos macaroons, o un helado artesano¡ ?Ah! ?No sab¨ªa que los macaroons est¨¢n te?idos con colorantes y que los premiados productos del heladero de su ciudad llevan estabilizantes? Bueno, no es grave si no abusa de ellos, como tampoco deber¨ªa de suceder nada si toma unas tradicionales aceitunas partidas tratadas con lej¨ªa ligera o una ancestral tortilla de ma¨ªz nixtamalizado con cal. Lo hemos repetido varias veces: lo importante es el patr¨®n alimentario, no la excepcionalidad. Por cierto, ?qu¨¦ tienen en com¨²n los aditivos alimentarios con las palabras y los mensajes recurrentes contra ellos? Que ambos, en exceso, alteran la realidad.
Albaricoques con crema de almendras
Ingredientes
- 300 gramos de almendras crudas peladas
- 500 gramos de agua
- 4 albaricoques
- Una copa de amaretto
- Una vaina de vainilla
- La crema de almendras
- Flores de acacia
Instrucciones
1. La crema de almendras
Introducir las almendras y el agua en una batidora de sobremesa y triturar hasta obtener una masa. Macerar la masa toda la noche en la nevera. Colar por un trapo, presionándolo con fuerza para obtener una leche de almendras. Servir la leche de almendras en un cazo y cocinarla a fuego suave sin dejar de remover con una espátula hasta obtener una crema lisa. Reservar en la nevera.
2. Los albaricoques macerados
Pelar y deshuesar los albaricoques. Raspar la vaina de vainilla y mezclarla con el amaretto. Macerar los albaricoques en el amaretto con vainilla toda la noche.
3. Acabado y presentaci¨®n
Extraer los albaricoques del macerado y escurrirlos. Untarlos con la crema de almendras. Terminar cubriéndolos con las flores de acacia y aliñándolos con un poco del macerado.
Calor¨ªa. El albaricoque presenta una elevada cantidad de agua y aporta 48 kilocalor¨ªas por cada 100 gramos.
Macronutrientes. Los hidratos de carbono son los macronutrientes que est¨¢n presentes en mayor proporci¨®n en esta fruta.
Vitaminas. Las principales son la C y la A. Destaca su contenido en betacaroteno, que le aporta su pigmentaci¨®n.
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