La fiebre de los zapatos
El nuevo reto de los famosos es crear sus propias l¨ªneas de calzado junto a reconocidas firmas de moda
¡°Me gusta mi dinero justo d¨®nde pueda verlo: colgado en mi armario¡±. Esta frase, pronunciada por Carrie Bradshaw, el personaje interpretado por Sarah Jessica Parker en Sexo en Nueva York, fue una de otras tantas con las que se puso de manifiesto que el amor y la demencia por la moda no era una filia que esconder sino un sentimiento que mostrar en cuanto la ocasi¨®n lo requer¨ªa. Bradshaw, enamorada de los zapatos y devota de su vestidor, sent¨ªa especial debilidad por los ¡°manolos¡±, sobrenombre por el que se conoce cari?osamente a las creaciones del dise?ador espa?ol Manolo Blahnik. Tras las seis temporadas de la serie, la querencia por los zapatos se col¨® en la vida de Parker dando como resultado SJP: una firma de calzado producida a mano en Italia, y creada de la mano de Nordstrom, en la que hasta uno de sus modelos est¨¢ bautizado como Carrie. Los dise?os de la actriz, como cab¨ªa esperar, tienen un aire a esos manolos por los que Bradshaw casi prefer¨ªa quedarse sin comer para poder comprarlos.
Colonizado el terreno de las colecciones c¨¢psula pr¨ºt-¨¤-porter (v¨¦ase Kanye West para Adidas con la l¨ªnea Yeezy, por ejemplo) el calzado, como elemento fetichista, se erige como nuevo reto para los famosos a los que se les otorga la oportunidad de convertirse en ocasionales dise?adores. Pero tambi¨¦n, este es un objeto de culto para los consumidores tal y como se demostr¨® en el documental de 2005 Locos por las zapas. Un furor que se ha hecho visible en las ferias comerciales y las kilom¨¦tricas colas que se forman a las puertas de tiendas especializadas de medio mundo para conseguir ediciones limitadas y exclusivas de algunos pares de zapatillas.
La pen¨²ltima en sumarse a esta tendencia ha sido Katy Perry. De la mano de Global Brands Group la cantante promete calzado a precios para todos los bolsillos (desde 52 euros) que podr¨¢n comprarse a partir de la primavera de 2017. M¨¢s all¨¢ de lo delicioso del asunto (calzar los zapatos que uno dise?a tiene que dar gusto), est¨¢n los n¨²meros. La rentabilidad de las estrellas a prop¨®sito de su uni¨®n con cabeceras de moda y firmas de diversa ¨ªndole comenz¨® a ser m¨¢s evidente cuando Anna Wintour, editora de la edici¨®n estadounidense de Vogue, puso en sus portadas a actrices, cantantes, deportistas y primeras damas desde finales de los a?os ochenta.
Aunque el dise?ador Dries Van Noten piense que ¡°las celebrities han matado la moda¡±, tal y como declar¨® en una entrevista para Smoda, lo cierto es que las marcas encuentran en los famosos sus gallinas de los huevos de oro. El ejemplo m¨¢s claro de esto es el informe que el pasado mes de enero publicaba la consultor¨ªa de marketing NPD Group. En ¨¦l se daba a conocer los personajes conocidos m¨¢s rentables para marcas relacionadas con el sector de la moda, la belleza o la automoci¨®n. La encuesta se centra en los famosos que acumulan 10 millones de seguidores (no especifican si en una o varias redes sociales) y se realiz¨® entre 92.000 personas. En el n¨²mero uno del ranking, con 367 puntos, est¨¢ Rihanna. Esto significa que la artista de Barbados hace aumentar, aproximadamente, un 3,7% los ingresos de una firma cada vez que colabora con ella si al menos el 50% de los fans de la cantante son consumidores de dicha marca.
Uno de los ejemplos de la rentabilidad de Rihanna esla colecci¨®n de seis modelos que ha creado junto a Blahnik, Denim desserts. El furor por la colaboraci¨®n entre ambos fue tal en la Red que la web de la marca se colaps¨® el d¨ªa de su salida a la venta, el pasado 5 de mayo. Unos resultados que seguro querr¨ªan tener Jennifer L¨®pez y Zayn Malik a prop¨®sito de su recientemente anunciada contribuci¨®n a la marca Giuseppe Zanotti para el pr¨®ximo a?o.
Los zapatos, como prolongaci¨®n de la personalidad, constituyen otra rama de la comunicaci¨®n no verbal en la que se representan las preferencias ¨¦ticas y est¨¦ticas. Porque, como dec¨ªa Walter Benjamin: ¡°En el fetichismo, el sexo echa abajo las barreras entre los mundos org¨¢nico e inorg¨¢nico. Vestidos y adornos establecen con ¨¦l sus alianzas¡±.
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