Borr¨®n sin cuenta nueva
Nace en Brasil un nuevo Gobierno que no tiene la legitimidad de las urnas
Un consenso parece haberse instalado entre la ¨¦lite pol¨ªtica y empresarial de Brasil. Esta semana marca un antes y un despu¨¦s en la historia del pa¨ªs. Con Dilma Rousseff fuera del Gobierno de forma definitiva, la crisis pol¨ªtica se solucionar¨¢, creando las condiciones propicias para una mejora econ¨®mica que detendr¨¢ la escalada de inflaci¨®n y desempleo. Muy pocos se atreven a cuestionar p¨²blicamente que los problemas vayan a acabar con la ratificaci¨®n en su puesto del presidente interino Michel Temer y su legi¨®n ministerial de 22 hombres blancos de mediana edad.
Durante dos a?os, desde que consigui¨® la reelecci¨®n con 54,5 millones de votos, Rousseff se ha convertido a ojos de la opini¨®n p¨²blica en la causa de todos los males de los que aqueja Brasil. No importa qu¨¦ crisis nacional se considere, la presidenta ha sido responsabilizada de pr¨¢cticamente todas, desde la corrupci¨®n de ministros y partidos pol¨ªticos a la galopante crisis econ¨®mica o la epidemia del virus del zika.
Las concentraciones de detractores de la presidenta, con su lema de ¡®chao, querida¡¯, se han convertido en un elemento fijo en Sao Paulo, sus tiendas de campa?a tan presentes como los rascacielos y las antenas de la avenida Paulista. Y lo han logrado. Despu¨¦s de tantas marchas, caceroladas y sesiones maratonianas en el Congreso, por fin, Rousseff est¨¢ al borde de dejar la presidencia, algo que ella parece haber asumido a pesar de todo. Ya se comenta en Brasilia que est¨¢ considerando un viaje privado a Europa cuando su deposici¨®n sea definitiva.
Lo que suceda el primer d¨ªa de la presidencia definitiva de Michel Temer ya no podr¨¢ quedar en el plano de los deseos. Su partido est¨¢ acorralado por los mismos esc¨¢ndalos de corrupci¨®n que el Partido de los Trabajadores de Rousseff. Tres ministros de su gabinete ¨Ccreado en mayo¨C han dimitido al verse relacionados con el caso de corrupci¨®n Petrobras. Al propio Temer se le ha mencionado en la investigaci¨®n. ?Una nueva era en Brasil? Que pregunten a la mitad de legisladores en ejercicio, que tienen causas pendientes con la justicia.
No, en la nueva presidencia definitiva de Temer no habr¨¢ desaparecido m¨¢gicamente la corrupci¨®n; ni la falta de demanda internacional de las materias primas; ni la enorme deuda p¨²blica y privada de empresas y familias. Es m¨¢s, me atrever¨ªa a predecir que tampoco se habr¨¢n esfumado los votantes tradicionales del PT en sus feudos del nordeste del pa¨ªs, o los 40 millones de personas a las que ese partido sac¨® de la pobreza extrema en sus 13 a?os en el poder. Es probable que todos esos electores, en un pa¨ªs en el que el voto es obligatorio, tengan algo que decir dentro de dos a?os, cuando Temer tenga que someterse no al juicio de las protestas en las calles, sino al de la verdadera legitimidad, que en este caso s¨®lo dan las urnas.
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