La nostalgia de los grandes relatos y las haza?as ¨¦picas
Putin rescata a Stalin porque los rusos, hartos de la miseria, est¨¢n idealizando un pasado cargado de resonancias ¨¦picas
Hay asuntos peque?os que suelen pasar desapercibidos, pero que son muy reveladores de lo que pasa y de lo que nos est¨¢ pasando. Hace unos d¨ªas, el ¨²ltimo domingo, se publicaba en este peri¨®dico una excelente entrevista a Svetlana Alexi¨¦vich, la escritora que ha obtenido el ¨²ltimo Nobel de Literatura. Contaba all¨ª, como de pasada, que en una ciudad del norte de Rusia, Perm, exist¨ªa hasta hace poco un museo dedicado a las v¨ªctimas del periodo estalinista que terminaron en el Gulag. Cuando lleg¨® Putin al poder, cambiaron los responsables de la instituci¨®n y ahora su tarea es radicalmente distinta: el museo se ha consagrado a los trabajadores de aquellos inmensos campos de concentraci¨®n, a los carceleros, a los responsables de que se cumplieran las p¨¦rfidas ¨®rdenes que llegaban de Mosc¨².
Stalin est¨¢ de moda, explica Svetlana Alexi¨¦vich. Lo adelant¨® en El fin del Homo sovieticus, el libro que public¨® en 2013 y en el que se propuso contar qu¨¦ hab¨ªa pasado con todas aquellas personas que creyeron en los ideales del comunismo y que entregaron su vida y sus ilusiones y esperanzas al inmenso desaf¨ªo de construir el hombre nuevo. ¡°?Quiere que le diga por qu¨¦ no juzgamos a Stalin?¡±, le preguntaba uno de los descendientes de aquellos hombres y mujeres que terminaron por darlo todo (y por perderlo). ¡°Se lo dir¨¦¡ Juzgar a Stalin implicaba juzgar tambi¨¦n a nuestra familia, a nuestros conocidos¡±.
Por eso, seguramente, Putin pretende rescatar al tirano, no necesariamente porque reivindique sus logros y su figura. Rescata a Stalin porque Stalin forma parte de las vidas ¡ªbuenas, malas o regulares¡ª de los padres y de los abuelos de quienes habitan la Rusia desangelada de hoy y que, hartos de la miseria de su presente, est¨¢n idealizando un pasado cargado de resonancias ¨¦picas y de gestas colosales. Lo explicaba as¨ª Svetlana Alexi¨¦vich: ¡°Han aprobado una ley que autoriza la persecuci¨®n penal de personas que cuestionen la victoria de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en la II?Guerra Mundial¡±.
Muchos de los discursos de nuestro presente inmediato van por ah¨ª. Como las cosas andan rotas y desastradas, pues volvamos la vista atr¨¢s hacia aquella antigua gloria de los viejos h¨¦roes. Los brit¨¢nicos han votado salirse de la Uni¨®n Europea porque se han acordado de su viejo imperio. Erdogan tiene a los suyos encantados con las resonancias del Otomano. Trump va soltando aqu¨ª y all¨ª que ha llegado la hora de volver a hacer grande a Estados Unidos. Y el Estado Isl¨¢mico, en fin, clama por los tiempos esplendorosos de los remotos califatos. M¨¢s modestamente, quienes no tienen un pasado de enorme poder¨ªo, se entretienen en levantar un altar a los tiempos en que aguantaban sin que se les moviera un pelo las acometidas de los guardianes de la dictadura.
Lo malo es que los grandes relatos y esas imponentes poses de poco sirven frente a las urgencias de un mundo cada vez m¨¢s complejo. En vez de reconstruir los embelecos del ayer, como hacen los populismos, toca demolerlos. Y ocuparse de una vez de este endiablado presente.
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