Fatiga secesionista

Con acierto narrativo, el presidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Jordi S¨¢nchez, ha descrito el momento emocional del movimiento secesionista, del que su organismo forma parte destacada, como de ¡°desorientaci¨®n¡± y ¡°fatiga¡±.

Pero no ha extra¨ªdo de ese diagn¨®stico otra conclusi¨®n acertada que la configuraci¨®n de la pr¨®xima Diada del 11 de septiembre como una movilizaci¨®n modesta, descentralizada, por temor a que la convocatoria desentone demasiado evidentemente de los ¨¦xitos de asistencia que caracterizaron a las precedentes ediciones.

En el nivel m¨¢s pol¨ªtico, la inanidad intelectual es sorprendente, pues pretende combatir la aparente baja forma del independentismo ¡ªalgo que siempre puede arreglarse con oportunas provocaciones centralistas¡ª mediante la apuesta por un giro m¨¢s extremista, la convocatoria de otra cita ilegal, el Refer¨¦ndum Unilateral de Independencia (RUI).

Se trata de una aventura sin sentido (salvo para quien pretenda una suerte de revoluci¨®n), patrocinada por la radical Candidatura d¡¯Unitat Popular (CUP), hacia la que se muestran inclinados bastantes sectores de Junts pel S¨ª, el heter¨®clito conglomerado de Esquerra y los pujolistas de la antigua Converg¨¨ncia. Pero contra la que han levantado duramente su voz los sectores m¨¢s sensatos, como el encabezado por el consejero Santi Vila, y alguna significativa organizaci¨®n de base

La movida resulta sorprendente porque el decaimiento del ¨¢nimo secesionista se debe precisamente a la combinaci¨®n de estrategias radicales para un futuro de ficci¨®n y cosechas iguales a cero en las reivindicaciones catalanistas m¨¢s razonables, de la lengua y la cultura a la financiaci¨®n y las inversiones. De modo que radicalizaci¨®n acaba equivaliendo a ineficacia, y resultando en frustraci¨®n.

Avanzar por esa est¨¦ril senda alegrar¨¢ a los crecientes rivales del proc¨¦s, pero en nada satisfar¨¢ los anhelos de quienes lo sustentan. A excepci¨®n de aquellos que pretendan alcanzar un peligroso momento de ruptura, desobediencia ¡ªy quiz¨¢ desorden callejero¡ª destinado a la derrota, pero tambi¨¦n adecuado para aumentar el desconsuelo de los propicios al victimismo.

El RUI carece tambi¨¦n de sentido pues ya hubo una consulta unilateral, la famosa del 9-N de 2014, coronada por el fracaso por cuanto moviliz¨® casi en exclusiva a los partidarios de la secesi¨®n. Insistir en esa l¨ªnea no solo supone reconocer la irrelevancia de aquella gesta que, seg¨²n Artur Mas, roz¨® lo heroico, sino tambi¨¦n renunciar a sumar al movimiento indepe a otros sectores susceptibles de sintonizar con ¨¦l, sobre todo si desde el (futuro) Gobierno central no se apuntase ninguna salida al estancamiento actual de la cuesti¨®n catalana.

Atenci¨®n a los pr¨®ximos d¨ªas. La cuesti¨®n de confianza parlamentaria del president de la Generalitat, los presupuestos, la discusi¨®n del ruinoso RUI y la definici¨®n de grupos sociales ¡ªcomo parte del movimiento que sigue a Ada Colau, muy contrario en este asunto a la cl¨¢sica Iniciativa¡ª, todas ellas entrelazadas, indicar¨¢n si la Catalu?a oficial deriva definitivamente hacia la aceptaci¨®n del liderazgo de la antisistema CUP o intenta recuperar cierto af¨¢n de centralidad pol¨ªtica y social.