De la depresi¨®n de la hamaca al s¨ªndrome posvacacional
Si persiste m¨¢s de 15 d¨ªas puede no tener que ver con las vacaciones sino con la naturaleza del empleo
Las vacaciones y la vuelta al trabajo pueden ser experiencias muy diferentes para diferentes personas. Incluso antag¨®nicas. No hay dos formas iguales de vivir las vacaciones, como no hay una ¨²nica manera de sentir la vuelta al trabajo, pero como tendemos a etiquetar todo lo que nos ocurre, toca ahora hablar del s¨ªndrome posvacacional. En realidad hay mucha gente, seguramente la mayor¨ªa, que espera con ilusi¨®n las vacaciones, disfruta de ellas y vuelve al trabajo sin mayores problemas, razonablemente recuperado y con las pilas cargadas. Pero tambi¨¦n es cierto que vivimos en una cultura crecientemente ciclot¨ªmica que nos hace m¨¢s vulnerables. Y que algunos de los problemas y las disfunciones sociales que condicionan nuestras vidas acaban cristalizando en torno a las vacaciones. El hecho de que un tercio de los divorcios que se producen en Espa?a se tramiten en septiembre es un signo de que las vacaciones son algo m¨¢s que un tiempo de descanso y desconexi¨®n. Marcan periodos vitales importantes.
En todo caso, tanto la depresi¨®n de la hamaca, como el s¨ªndrome posvacacional ¡ªque exisitir existen, otra cosa es su alcance¡ª deben ser tomados como s¨ªntomas de una realidad ¨ªntima insatisfactoria que se debe abordar. Est¨¢ demostrado que cuesta m¨¢s recuperarse del estr¨¦s psicol¨®gico que del cansancio f¨ªsico. Cuanto m¨¢s estresante es el trabajo, m¨¢s cuesta desconectar. Hasta el punto de que muchos empleados con sobrecarga laboral sufren problemas f¨ªsicos de salud, con s¨ªntomas nada imaginarios, justo los primeros d¨ªas de vacaciones. Es como si bajar la guardia a la que obliga el estr¨¦s fuera la ocasi¨®n esperada por virus y bacterias para atacar. Pasar de una agenda de infarto a una jornada vac¨ªa, o lo que para algunos es peor, repleta de demandas infantiles y familiares, puede suponer un shock. Esa falta de adaptaci¨®n, que se expresa con irritaci¨®n, desorientaci¨®n y sensaci¨®n de vac¨ªo, puede ser el primer s¨ªntoma de un desajuste mayor: la adicci¨®n al trabajo, algo cada vez m¨¢s frecuente en trabajos y personas altamente competitivos. A este trastorno contribuyen ahora las nuevas tecnolog¨ªas, porque permiten que las exigencias del trabajo se extiendan a todas las esferas de la vida.
Incluso cuando el descanso vacacional resulta gratificante y eficaz, volver al trabajo puede producir inadaptaci¨®n. Se estima que un 18% de la poblaci¨®n, incluidos los ni?os, padecen s¨ªntomas del llamado s¨ªndrome posvacacional, que no es otra cosa que la dificultad para adaptarse a las exigencias y rutinas del trabajo. Puede expresarse en forma de tristeza, falta de energ¨ªa y de motivaci¨®n, ansiedad y hasta insomnio. Por fortuna, no suele durar. Pero si persiste m¨¢s all¨¢ de los 15 d¨ªas, hay que tener cuidado, porque es posible que no tenga que ver con las vacaciones sino con la naturaleza del empleo. Si eso ocurre, hay que preguntarse si el trabajo es emocionalmente satisfactorio o se desarrolla en un ambiente t¨®xico. Porque en ese caso, puede dar lugar a algo peor: quedar emocional y psicol¨®gicamente chamuscado, el s¨ªndrome del burn out. As¨ª que, aunque hay mucho de construcci¨®n artificiosa en la etiqueta del s¨ªndrome posvacacional, conviene distinguir.
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