Frenar el avance del populismo
Las clases pol¨ªticas no han atendido de manera suficiente las necesidades de los ciudadanos
Los populismos, con sus autoproclamadas victorias sobre las ¨¦lites, coinciden en se?alar a la globalizaci¨®n como la causa de los problemas que sufren los ciudadanos. Sus discursos est¨¢n especialmente dirigidos a quienes, en los ¨²ltimos a?os, han visto descender su nivel de vida y se han sentido ajenos a los procesos globales, de los que otros parec¨ªan beneficiarse. Es cierto que estos agravios no han sido la ¨²nica chispa que ha encendido el movimiento antiglobalizaci¨®n, y prueba de ello es que tambi¨¦n ha calado en pa¨ªses con bajas tasas de desempleo y salarios crecientes, pero el debate ocupa la actualidad y no debemos ignorarlo.
En primer lugar, porque no hay duda de que el apoyo a estos partidos sigue creciendo y, de no hacer nada, podemos encontrarnos con importantes retrocesos en nuestras sociedades. En segundo lugar, porque debemos dar una respuesta a quienes se han sentido abandonados por las clases pol¨ªticas. La estupefacci¨®n que nos provoca pensar que Donald Trump o Marine Le Pen puedan gobernar debe ser la llamada de atenci¨®n ante una cuesti¨®n pendiente: la creciente desigualdad en nuestras sociedades.
La globalizaci¨®n ha supuesto la salida de muchos de la pobreza y la reducci¨®n de la desigualdad a nivel global, es decir, entre pa¨ªses. Como se?ala Branko Milanovic, estamos ante el primer descenso de la desigualdad global de los ¨²ltimos 200 a?os y en el momento de mayor restructuraci¨®n de la renta personal desde la Revoluci¨®n Industrial. En este per¨ªodo, quienes han visto aumentar sus ingresos han sido las clases medias y altas de los pa¨ªses asi¨¢ticos y las clases m¨¢s altas, a nivel global. Esto ha llevado el aumento de la desigualdad dentro de los pa¨ªses. El ejemplo m¨¢s evidente es el de Estados Unidos, donde el coeficiente de Gini (el ¨ªndice que mide los niveles de igualdad) subi¨® cinco puntos entre los a?os 1990 y 2013, pero tambi¨¦n ha ocurrido en menor medida en China, India y en la mayor¨ªa de pa¨ªses europeos.
La globalizaci¨®n requiere Gobiernos nacionales s¨®lidos y capaces de atender las necesidades sociales
Para los ciudadanos de muchos pa¨ªses desarrollados el hecho de que millones de personas que viven a miles de kil¨®metros de distancia hayan salido de la pobreza, es una realidad muy lejana. En cambio, han visto durante estos a?os c¨®mo sus salarios se han estancado y han aumentado las desigualdades entre ellos y sus vecinos m¨¢s ricos. Esto ha causado una desvinculaci¨®n con las llamadas ¡°¨¦lites¡±, aunque esta categor¨ªa sea muy difusa, y un rechazo a la apertura, tanto de las econom¨ªas como de las sociedades. Sin duda, las transformaciones econ¨®micas tienen efectos en la pol¨ªtica.
Debemos dar una respuesta a la realidad de tantos ciudadanos que buscan su salvaci¨®n en quienes ofrecen volver a un mundo, que nunca existi¨®, en el que los Estados son autosuficientes, igualitarios e inmunes a las circunstancias externas. El auge del populismo demuestra que las clases pol¨ªticas no han atendido de manera suficiente estas necesidades y ha faltado conexi¨®n con los ciudadanos ante los que tienen que responder. Es, adem¨¢s, importante considerar sinceramente la desigualdad de nuestras sociedades ante el impacto que las nuevas tecnolog¨ªas y la inteligencia artificial tendr¨¢n en el mercado laboral. Seg¨²n la OCDE, la automatizaci¨®n de las tareas manuales y repetitivas impactar¨¢ fundamentalmente en aquellos que no han accedido a estudios superiores, lo que previsiblemente intensificar¨¢ la polarizaci¨®n de la sociedad.
Para lograr soluciones efectivas, la cuesti¨®n debe considerarse a todos los niveles, incluyendo sin duda el nacional. La globalizaci¨®n requiere gobiernos nacionales s¨®lidos y capaces de atender las necesidades sociales. Una de las grandes quejas de estas clases medias occidentales es el abandono por parte de sus clases dirigentes, que han centrado su labor en las grandes cumbres internacionales descuidando el devenir de las peque?as localidades. Son los Gobiernos nacionales quienes deben mantener el contacto y el v¨ªnculo con los ciudadanos, defendiendo sus intereses y buscando su beneficio. Nada tiene que ver con darle la espalda a la globalizaci¨®n, ni con introducir medidas proteccionistas, sino con fomentar el equilibrio social que sostiene los sistemas democr¨¢ticos. Para ello, no basta con aplicar soluciones paliativas de la desigualdad actual sino que se deben dise?ar medidas preventivas. Son particularmente relevantes las pol¨ªticas de educaci¨®n y formaci¨®n continuada adecuadas al mundo presente y al que viene, en el que la creatividad, la capacidad para resolver problemas o las aptitudes interpersonales son irreemplazables.
El resultado del refer¨¦ndum brit¨¢nico nos ha despertado de una ilusi¨®n en la que ve¨ªamos acercarse los riesgos
Los Gobiernos nacionales son, a la vez, los componentes b¨¢sicos de la gobernanza global y sus arquitectos. A¨²n queda mucho por construir en el sistema de gobernanza global, que se ha demostrado insuficiente para gobernar la compleja econom¨ªa global, especialmente en ¨¢mbitos como la fiscalidad o el empleo. Asimismo, los foros internacionales deben incluir estos debates y convenir acciones globales. En una reciente cumbre del G20 ya se introdujo la cuesti¨®n de la creciente desigualdad en muchos pa¨ªses, como un riesgo para el crecimiento inclusivo y la cohesi¨®n social.
Es el momento de dar pasos reales. En los pr¨®ximos meses hay elecciones cruciales. Permitir la victoria del populismo pondr¨ªa en peligro muchas conquistas sociales y ser¨ªa el mayor fallo a los ciudadanos. El resultado del refer¨¦ndum brit¨¢nico nos ha despertado de una ilusi¨®n en la que ve¨ªamos acercarse los riesgos, confiando en que nunca llegar¨ªan a materializarse. Ahora sabemos que lo impensable puede ocurrir. Hay un n¨²mero significativo de ciudadanos que apoyan las propuestas antiglobalizaci¨®n y sus mensajes calan r¨¢pidamente en quienes no han disfrutado de las ventajas de la globalizaci¨®n y se han sentido olvidados en la toma de decisiones. La conexi¨®n con ellos y la apuesta por su futuro ser¨¢n cruciales para las pr¨®ximas elecciones y para la estabilidad de nuestras sociedades.
Javier Solana es distinguished fellow en la Brookings Institution y presidente de ESADEgeo, el Centro de Econom¨ªa y Geopol¨ªtica Global de ESADE.
Copyright: Project Syndicate, 2016.
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