"Yo tomo LSD para ir a trabajar"
Pese a ser una sustancia ilegal y dif¨ªcil de encontrar, el ¨¢cido lis¨¦rgico es utilizado en forma de microdosis por algunas personas para mejorar su rendimiento laboral. Hablamos con sus consumidores y con expertos sobre sus efectos a largo plazo
El psicotr¨®pico m¨¢s famoso de los a?os 60 se consume ahora en un lugar al que pocos imaginaron que llegar¨ªa: los despachos de algunas empresas. El motivo, sin embargo, no tiene que ver con fines l¨²dicos o contraculturales como los de los hippies de aquella ¨¦poca, sino con la promesa de aumentar el rendimiento y la eficacia a la hora de trabajar. Cuando?Albert Hofmann sintetiz¨® por primera vez LSD en 1938, seguramente nunca pens¨® que la sustancia con la que experiment¨® a lo largo de toda su carrera vivir¨ªa una segunda vida gracias a los profesionales de las compa?ias de m¨¢s alto nivel del mundo. Y, probablemente, tampoco imaginar¨ªa que la forma de consumirlo hoy evolucionar¨ªa hasta tomarse en peque?¨ªsimas dosis. Tan peque?as que se conocen como microdosis.
Harold Alexander Abramson lo utiliz¨® en el tratamiento del alcoholismo o neurosis: comprob¨® que por encima de los 100 microgramos la percepci¨®n se mejoraba
Desde que Hofmann lo tom¨® por primera vez en 1943 los usos que se le han dado al LSD han ido mucho m¨¢s all¨¢ de los viajes lis¨¦rgicos. En 1967 Harold Alexander Abramson lo utiliz¨® en el tratamiento del alcoholismo, la neurosis y los des¨®rdenes psicosom¨¢ticos. Por encima de los 100 microgramos comprob¨® que la percepci¨®n psicosensorial se mejoraba y engrandec¨ªa. Para hacernos a la idea, era como pasar de tener un televisor de tubo cat¨®dico a uno en full HD. Fue en los 90 cuando organizaciones que abogaban por la investigaci¨®n con esta sustancia, como la Asociaci¨®n Multidisciplinaria de Estudios Psicod¨¦licos o el Heffter Research Institute, comenzaron a sugerir que podr¨ªa tratar el estr¨¦s postraum¨¢tico, el autismo o algunos trastornos alimenticios. Ahora, veinte a?os despu¨¦s, la experimentaci¨®n con los 'tripis' contin¨²a por los mismos derroteros y los consumidores de las microdosis aseguran aumentar la concentraci¨®n y multiplicar los resultados.
¡°Las microdosis me est¨¢n ayudando a encontrar nuevos enfoques a la hora de desarrollar procesos y me noto mucho m¨¢s minucioso y detallista"
As¨ª al menos lo asegura Pedro (nos pide que no pongamos su verdadero nombre), un dise?ador gr¨¢fico de 40 a?os que trabaja en Madrid: ¡°Las microdosis me est¨¢n ayudando a encontrar nuevos enfoques a la hora de desarrollar procesos y me noto mucho m¨¢s minucioso y detallista. Tambi¨¦n me funciona como anti-procastinador, desde el primer d¨ªa me descubro haciendo esas cosas que hab¨ªa dejado para otro momento y que no me apetec¨ªa hacer en absoluto¡±. Dos son los meses que lleva inmerso en la experiencia, algo por detr¨¢s de los cuatro que lleva Miguel (de 42 a?os) un editor de v¨ªdeo que comenz¨® su experiencia por curiosidad: ¡°Me llegaron varias ondas del uso de microdosis de LSD y de psilocibina para m¨²ltiples beneficios, as¨ª que me decid¨ª a tomarlas. Curiosamente, al poco de hacerlo me surgi¨® un curro de ocho horas al d¨ªa cinco d¨ªas a la semana, y claro, se podr¨ªa decir que los dos ¨²ltimos meses lo estoy tomando solo 'para trabajar', aunque no sea as¨ª exactamente¡±.
Pedro y Miguel no son novatos en esto del consumo de sustancias psicoactivas a la hora de desempe?ar las funciones que requieren sus trabajos. Ambos ya hab¨ªan probado con anterioridad y con regularidad sustancias como el Modafinilo, un medicamento que se extiende con receta y est¨¢ formulado para combatir el cansancio de pacientes con narcolepsia o apnea del sue?o. ¡°Uno puede tener un mal d¨ªa e ir a trabajar sin ning¨²n tipo de apoyo qu¨ªmico, aunque es raro. Todos tomamos caf¨¦, coca cola, t¨¦ o algo del estilo. La cosa es que si te ves bajo de ¨¢nimo te apoyes en alg¨²n f¨¢rmaco que sea eficaz¡±, nos cuenta Miguel.
¡°Noto que hago menos caso a la voz interior que me dice que no gaste o no coma m¨¢s. A¨²n as¨ª he adelgazado desde que consumo las microdosis¡±
Al LSD se le han atribuido propiedades casi milagrosas como la de no tener realmente efectos secundarios (del vulgo resaca), menos a¨²n si se consume en dosis tan peque?as. A largo plazo, los estudios todav¨ªa tratan de entender las consecuencias de su uso controlado durante tanto tiempo, pero no ha habido resultados concluyentes. Miguel y Pedro coinciden en se?alar que la desinhibici¨®n asociada a este principio les ha llevado a gastar m¨¢s dinero y tambi¨¦n a comer m¨¢s. ¡°Me corto menos a la hora de gastar dinero o de comer como un cerdo. Me pongo menos l¨ªmites y eso a la larga podr¨ªa ser un efecto no deseado¡±, se?ala Pedro. ¡°Noto que hago menos caso a la voz interior que me dice que no gaste o no coma m¨¢s. A¨²n as¨ª he adelgazado desde que consumo las microdosis¡±, a?ade Miguel.
No hay que olvidar que el LSD es una sustancia ilegal que en Espa?a s¨®lo es posible de encontrar por medio del mercado negro. La cantidad tan peque?a que se consume, adem¨¢s, hace que muchos de los camellos que podr¨ªan proveerlo casi ni est¨¦n interesados en ello por el ¨ªnfimo margen de beneficio que deja. ¡°No es algo f¨¢cil de encontrar, ya que su coste es m¨ªnimo (unos 10 € el tratamiento mensual), y por lo tanto no interesa en el mercado negro. A¨²n as¨ª, hay personas que se arriesgan a consegu¨ªrtelo casi por altruismo¡±, confiesa Miguel.
¡°Sustancias como el LSD o las psilocibinas en continuidad presentan tolerancia al consumo", se?alan desde Energy Control.
A pesar de las bondades que algunos de sus consumidores le atribuyen a las microdosis, las administraciones p¨²blicas no tienen la misma opini¨®n. Algunas, como la Administraci¨®n para el Control de Drogas de los EE UU, la DEA, siguen clasificando el LSD como una sustancia que debe ser controlada y no le aportan, en ninguna de sus revisiones, ning¨²n valor medicinal, considerando cualquier uso como abuso de drogas. Organizaciones anti-droga americanas, donde m¨¢s se ha investigado y experimentado con el ¨¢cido lis¨¦rgico, tampoco son muy partidarias de su uso. Por ejemplo, desde la American Addiction Centers aseguran que? "en cualquier cantidad, incluyendo la microdosis", su consumo puede provocar flashbacks en la mente "d¨ªas, meses o incluso a?os despu¨¦s de suspender el uso del medicamento" y ser causa de la aparici¨®n del trastorno perceptivo persistente por alucin¨®genos (HPPD), un desorden psiqui¨¢trico que provoca perturbaciones visuales en la vida cotidiana.?
"Efectos psicol¨®gicos se pueden dar a partir de una dosis psicoactiva (25 ug), sobre todo en personas con alg¨²n tipo de trastorno psicol¨®gico previo"
En nuestro pa¨ªs, desde el Plan Nacional sobre Drogas, adscrito al Ministerio de Sanidad, se?alan que no hay estudios suficientes al respecto para poder emitir un veredicto acerca del consumo de microdosis de LSD. Seg¨²n Iv¨¢n Forn¨ªs, responsable del servicio de an¨¢lisis del colectivo de reducci¨®n de riesgos asociados al consumo recreativo de drogas Energy Control, "las dosis de LSD que se ingieren en forma de microdosis, de unos 20 microgramos, son inferiores a las psicoactivas". "Con el ¨¢cido lis¨¦rgico 150 microgramos es la dosis 'standard' para tener un viaje intenso. Es dif¨ªcil que se den efectos f¨ªsicos, pero psicol¨®gicos se pueden dar a partir de una dosis psicoactiva (25 ug), sobre todo en personas con alg¨²n tipo de trastorno psicol¨®gico previo", resalta. Adem¨¢s, seg¨²n advierte, ¡°sustancias como el LSD o las psilocibinas en continuidad presentan tolerancia al consumo". ?Qu¨¦ significa esto? "Una necesidad de cantidades cada vez mayores para obtener los mismos efectos¡±. La posibilidad, quiz¨¢s, de que las llamadas microdosis pasen a ser una dosis que s¨ª podr¨ªa resultar nociva.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.