Tacha otro d¨ªa
Albert Rivera es el m¨¢s perjudicado si al final nos dejamos llevar a otra repetici¨®n de elecciones
Si hoy es martes, los pol¨ªticos espa?oles estar¨¢n tachando un d¨ªa m¨¢s en su calendario particular. Ya queda menos para la nada. La designaci¨®n del exministro Soria para el Banco Mundial y la posterior rectificaci¨®n del Gobierno han acabado con la posibilidad de acuerdo. Un ministro que dej¨® el Gobierno en funciones por el insoportable hedor de sus mentiras es elegido para desempe?ar un cargo relevante en una instituci¨®n fundamental. Pero adem¨¢s es designado minutos despu¨¦s de que el partido en el Gobierno se comprometiera con su socio de investidura a un dec¨¢logo anticorrupci¨®n escrito con humo y eco. Y por si fuera poco, en los dos d¨ªas siguientes, el propio Gobierno quema a sus pocos representantes con alguna credibilidad oblig¨¢ndolos a soltar una retah¨ªla de mentiras que van desde afirmar que la elecci¨®n no es pol¨ªtica hasta que poco menos que el tal Soria pas¨® una oposici¨®n dur¨ªsima para hacerse con el bien remunerado cargo. El error, que tuvo la cualidad de ser inoportuno y grotesco, desmontaba el pacto de investidura y volv¨ªa todas las miradas sobre Albert Rivera.
El joven l¨ªder hipernegociador, capaz de llegar a un acuerdo hasta con la m¨¢quina expendedora de tabaco del bar de abajo de casa, no se merec¨ªa este dislate propinado por Rajoy. Le ha obligado a rebajar su exigencia de compromisos a los socialistas y a soportar otra ronda negociadora cargada de vetos, tontuna y malas intenciones. Con lo bien que se viv¨ªa colocando a Pedro S¨¢nchez como doctor No, ¨²nico culpable de que Espa?a siga sin Gobierno. El desprecio a los espa?oles, intr¨ªnseco al nombramiento de Soria, puede quedar impune si los populares ganan por mayor¨ªa absoluta en Galicia y se convierten en relevantes en la formaci¨®n de Gobierno en Euskadi. As¨ª que a estas alturas, en la pol¨ªtica espa?ola solo queda ir tachando d¨ªas. Mientras tanto, rellenamos un sudoku bobo en el que nos tienen enfangados desde diciembre por la sencilla raz¨®n de que ning¨²n l¨ªder se siente con suficiente fuerza para proponer algo que se salga de lo obvio y considerarse capaz de exponerlo a sus votantes para convencerles de que es oportuno y razonable.
Pero es tambi¨¦n Albert Rivera el m¨¢s perjudicado si al final nos dejamos llevar a otra repetici¨®n de elecciones. Perdi¨® un tercio de sus diputados en la segunda vuelta y podr¨ªa perder otra buena parte de los que le quedan en la tercera, porque el voto ¨²til es as¨ª de villano. A¨²n disfruta de un margen escueto para demostrar que es capaz de negociar hasta con Podemos o liderar el est¨ªmulo conservador para prescindir de Rajoy y la guardia fiel de la corrupci¨®n institucionalizada.
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