Ana Bel¨¦n
Se ha escrito tanto de ella que ya no se sabe qu¨¦ decir, sin que todo, esto incluido, huela a palabras recalentadas
En las navidades de 1970, cuando me empezaba a enterar de qu¨¦ iban las pel¨ªculas y las charlas de mis padres, descubr¨ª a Ana Bel¨¦n. Fue en La peque?a Dorrit, la serie de Pilar Mir¨® sobre el relato de Dickens. Ana se met¨ªa en mi vida cada noche, antes del telediario. Me qued¨¦ con su cara de ni?a buena. En 1974, el cura que nos daba religi¨®n nos cont¨® que hab¨ªa visto El amor del capit¨¢n Brando,una pel¨ªcula prohibida para nosotros porque Ana ense?aba las tetas. Hay cosas que escuchas en la ni?ez y te persiguen siempre.
Es la artista m¨¢s completa de la historia de Espa?a. Su relaci¨®n de embelesados, en cualquier ¨¦poca, es inagotable. Bobby Deglan¨¦, en Radio Madrid, no le hizo una presentaci¨®n cualquiera, a sus 13 a?os: ¡°M¨ªrenla, hija de una portera y parece que su madre fuera la Duquesa de Alba¡±. Paco Umbral, al que Ana hipnotizaba, me susurr¨® en una cena, con ella enfrente: ¡°Yo lo hubiera dejado todo por Ana Bel¨¦n¡±.
Se ha escrito y hablado tanto de Ana que ya no se sabe qu¨¦ decir, sin que todo, esto incluido, huela a palabras recalentadas. Pero ella no deja de dar motivos para celebrar su caso incre¨ªble. En noviembre le concedieron el premio de honor en los Grammy Latinos y, ahora, la Academia del Cine la ha distinguido con el Goya de Honor, mientras arrasa con El gusto es nuestro, 20 a?os despu¨¦s, ha terminado una gira teatral y va a estrenar La reina de Espa?a, de Fernando Trueba, en el papel de una mujer con dos maridos.
Tiene 65 a?os. Pero m¨ªrenla. Si parece la hermana mayor de la peque?a Dorrit.
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