Trampas en el f¨²tbol electoral
En todo el mundo hay pa¨ªses que falsean de alguna manera las elecciones
Las elecciones, como el f¨²tbol, son un fen¨®meno global: tan solo cinco pa¨ªses ¡ªChina, Brunei, Qatar, Emiratos ?rabes Unidos y Arabia Saud¨ª¡ª no establecen por ley comicios de ¨¢mbito nacional para elegir a sus dirigentes. Las elecciones, como el f¨²tbol, se pueden ganar limpiamente: en estos casos, cobran todo su sentido como espect¨¢culo democr¨¢tico. Pero igual que hay otras formas de ganar un partido, por ejemplo, ama?ando el resultado, las elecciones tambi¨¦n se pueden falsear. La forma m¨¢s burda es hacer que se llene la urna apoyando a un determinado partido o candidato. Ese enga?o, sin embargo, ya no es lo que era. Sigue habiendo elecciones ama?adas ¡ªlas elecciones legislativas rusas de 2007 y de 2011 ser¨ªan dos ejemplos¡ª, pero quienes quieren condicionar (cuando no trampear) la elecci¨®n utilizan varios m¨¦todos diversos, algunos muy sofisticados.
Una primera estrategia es evitar que ciertos candidatos siquiera lleguen a presentarse a la elecci¨®n, como si prohibi¨¦ramos a los mejores jugadores del otro equipo saltar al campo. En Ir¨¢n, en las elecciones de febrero, el Consejo de los Guardianes solo permiti¨® que se presentaran 166 candidatos de los 801 que lo hab¨ªan solicitado, entre ellos 16 mujeres, a los 88 esca?os de la Asamblea de Expertos. Pero hay formas m¨¢s expeditivas. En Rusia, el opositor Alexei Navalni est¨¢ procesado mientras que en Venezuela, Leopoldo L¨®pez permanece en prisi¨®n con una causa fabricada por el Gobierno de Nicol¨¢s Maduro. Y en Gambia, Ousainou Darboe, l¨ªder del Partido de la Uni¨®n Democr¨¢tica y candidato a las presidenciales que se celebrar¨¢n en diciembre, fue condenado en el mes de julio a tres a?os por participar en una manifestaci¨®n no autorizada.
Una segunda posibilidad es poner a un ¨¢rbitro muy casero, esto es, controlar la comisi¨®n electoral, como es el caso del Consejo Nacional Electoral de Venezuela. Pero si no hay confianza en el ¨¢rbitro, las elecciones pueden no resultar cre¨ªbles, como ha pasado en Rusia, donde el Gobierno se ha visto obligado a cambiar al presidente de la comisi¨®n electoral. Como con los ¨¢rbitros, lo mejor es que las comisiones electorales pasen desapercibidas.
Una tercera posibilidad ser¨ªa la de limitar el aforo del estadio o, incluso, no permitir la entrada a los aficionados del equipo rival. Por ejemplo, en Kenia, donde hay elecciones presidenciales y parlamentarias en agosto del pr¨®ximo a?o, hay 23,6 millones con derecho a voto, pero solo 14 millones est¨¢n registrados pese a los intentos, tard¨ªos y no eficientes, de las autoridades en registrar votantes.
Otra opci¨®n puede ser variar el tama?o del terreno de juego: reducir el tama?o de la porter¨ªa de un equipo, ampliar el ¨¢rea rival, reducir la propia, achicar la banda derecha... Aunque pueda parecer sorprendente, esto sucede a la hora de votar en algunos pa¨ªses. Por ejemplo, en las elecciones generales malayas de 2013, el partido Barisan Nasional consigui¨® el 60% de los esca?os (222), con un 47% de los votos. En cambio, la coalici¨®n de la oposici¨®n, Pakatan Rakyat, tan solo obtuvo el 40% de los esca?os, a pesar de haber obtenido el 51% de los votos.
En el f¨²tbol, como en todo deporte, se lucha contra el doping. Cuando se descubre a un jugador o un equipo dopado, se le descalifica y se le retiran los reconocimientos obtenidos. No hace falta dar nombres. ?C¨®mo se va dopado a una elecci¨®n? Con m¨¢s dinero del que se declara. El dinero es clave porque las campa?as electorales son caras. Sabemos que, en muchas ocasiones, los gastos son superiores a los ingresos. Y, por tanto, debemos hacernos varias preguntas: ?qui¨¦n paga los gastos extras? Y ?a cambio de qu¨¦? Una pregunta dif¨ªcil de responder, pero a¨²n m¨¢s importante para la integridad de la elecci¨®n es averiguar cu¨¢n condicionado est¨¢ el resultado debido a esa ayudita que era ilegal. Lamentablemente, tenemos demasiados casos en todo el mundo: desde Australia a Espa?a, desde Indonesia a M¨¦xico.
Como se ve en los ejemplos mencionados, hay muchas formas de condicionar el juego. Por ello, los comit¨¦s de competici¨®n, preocupados por la limpieza de los partidos, empiezan a analizar otros factores que antes no se contemplaban, como los mercados de apuestas. Lo mismo sucede con las elecciones, cada vez hay m¨¢s y mejores m¨¦todos para detectar a los tramposos. Pero a¨²n no son perfectos y por eso debemos seguir vigilantes y continuar investigando. A diferencia del f¨²tbol, en las elecciones nos jugamos demasiado.
Ferran Mart¨ªnez i Coma es investigador del Electoral Integrity Project en la Universidad de Sydney (Australia).
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